domingo, 23 de enero de 2011

El arte de escoger bien

Antes que el dinero, antes que el nombre del club o de la liga, antes de creer que si no se aprovecha esta oportunidad, quizás no habrá otra, hay que pensar en el jugador. ¿Real Madrid o Twente? ¿Boca Juniors o Santa Fe? ¿Arsenal o Brujas?
No siempre la escogencia tiene que la ser opción más modesta, no es una fórmula, pero sí hay que velar por las posibilidades de verdadero desarrollo que el joven pueda tener. Porque cada día que pasa, el caso de Salomón Rondón parece más un milagro, cuando no debería ser así.
Todos sus compañeros de la selección Sub 20 que clasificó a Venezuela a su primer Mundial han tenido inconvenientes para conseguir su internacionalización. José Manuel Velázquez (Villarreal, España), Rafael Romo (Udinese, Italia), Angelo Peña (Braga, Portugal) y Henri Pernía (Kerkyra, Grecia) regresaron en este semestre a Venezuela después de no poder consolidarse en el exterior. En el caso de los primeros tres se trata de un préstamo, por lo que luego habrá que esperar que el segundo intento de establecerse sea finalmente exitoso.
A esta lista hay que agregar también los problemas que tuvieron Pablo Camacho, Yonathan Del Valle y Francisco Flores. Camacho firmó con el Espanyol de Barcelona justo antes del Mundial de Egipto y su participación en ese torneo llevó al club catalán a dejarlo fuera de las competencias de su filial en ese semestre. Tuvo que regresar al Caracas. A Del Valle lo llevaron a Huracán para tener que volver casi de inmediato. Lara anunció a Flores como fichaje de Independiente, y pronto se supo que en realidad terminó haciendo pruebas para varios equipos sin tener seguridad alguna, por lo que también debió retornar.
¿Qué hace tan diferente el caso de Salomón Rondón? Si de talento se trata, varios de los mencionados eran también parte de la columna vertebral de un equipo que permitía augurar mejores cosas para todos. En realidad, tiene que ver con las opciones que se escojan para el jugador. Salomón tuvo grandes problemas para firmar con Las Palmas porque Aragua se negaba a dejarlo ir, y la disputa sobre la verdadera condición de su contrato con el cuadro venezolano fue ganada por el club español para poder obtenerlo. Rondón tuvo que pelear a pulso su lugar en el once, pero una vez que lo logró, empezó a marcar goles y ya se sabe lo que ha logrado en Málaga en poco tiempo. Pero su primer paso afuera lo dio con un modesto equipo de la segunda división española.
Lo principal es la elección. Puede que en alguna ocasión sea cuestión de paciencia o en otras tenga que ver con el extra que ponga el jugador para lograrlo. Una figura de una generación anterior, Tomás Rincón, tuvo todas las complicaciones para salir del Táchira al Hamburgo, y luego tuvo que tolerar la inactividad hasta que las lesiones de algunos compañeros le dieron una oportunidad que no desaprovechó. Ha podido ser otro ejemplo negativo más. Por fortuna no fue así.
Para un venezolano, por más que la Vinotinto obtenga éxitos, la labor en Europa siempre va a ser más complicada que para otros suramericanos. Ojalá Brasil 2014 cambie eso. Pero también es cierto que en el trabajo de los agentes, y la conciencia de los propios clubes en Venezuela, recae gran parte de la responsabilidad. César Farías no estuvo de acuerdo con algunos casos de la anterior Sub 20 y tenía razones. Prefería que estuvieran en ligas suramericanas, que los pasos fueran más cortos. Ahora, Yohandry Orozco (tentado en Suiza hace un año) y algunos de sus compañeros de la nueva Sub 20 probablemente tendrán que lidiar con esas decisiones cruciales. Escojan bien.
(Columna escrita para la edición 23/1 de El Nacional)