"La imagen típica es la de Franz Beckenbauer", respondió Carlos Maldonado al explicarle el tema central de la charla. Jugar a pesar del dolor es rutina para el futbolista, pero seguir en un partido tras sufrir una grave lesión no es tan común. Por eso el gesto de Beckenbauer de jugar con un cabestrillo puesto en pleno Mundial no se olvida.
En Venezuela hay muchos casos también, pero la relación entre la gravedad de la lesión y la importancia del momento es proporcional a la huella que deja en la memoria colectiva.
La mandíbula fracturada de Gilberto Angelucci y el golazo que marcó Giancarlo Maldonado a pesar de un golpe que lo hizo desmayarse horas después son dos de los incidentes más recordados de la historia reciente de la Vinotinto. Y fueron incidentes serios, no en vano ninguno de los dos pudo jugar el siguiente partido, días después.
"El venezolano se acostumbró a los obstáculos, a tener todo en contra, así que mentalmente nos fuimos haciendo fuertes. Todo nos ha costado, así que los jugadores reflejan eso también en la cancha. Muchos no querían salir por lesiones", contó Richard Páez, ex seleccionador nacional.
En la Copa América Argentina 2011, por mencionar algunos de los casos más recientes, José Manuel Rey culminó lesionado el partido por el tercer puesto y Juan Arango soportó una fuerte lesión de tobillo y varias recaídas. Sin embargo, la sola mención de los casos de Angelucci y Maldonado produce escalofríos en los consultados e inspira elogios al carácter particular del venezolano en esos momentos de emergencia.
Sin poder hablar. Venezuela le ganaba 3-1 a Paraguay en el cierre de la eliminatoria para Corea-Japón 2002 en San Cristóbal. Era el cuarto triunfo consecutivo de la Vinotinto en ese glorioso despertar de 2001 con una seguidilla que aún no se ha podido emular.
Ese 8 de noviembre, al minuto 80, Páez realizó el tercer cambio al entrar Giovanny Pérez por Ruberth Morán, y tres minutos después, Gilberto Angelucci sufrió una fractura de mandíbula en un fuerte encontronazo con un atacante paraguayo.
Fue un momento de tensión y drama. "Tenía fractura del maxilar inferior. Cuando hablé con el médico nos preparamos para jugar con 10 hombres, porque así no podía seguir en el campo. Pero él se negó, dijo que por eso no lo iban a sacar. Ni podía hablar", relató Páez, actual entrenador de Millonarios de Bogotá.
"El loco ese no podía jugar, el médico nos dijo que tenía que salir, así que yo me ofrecí para ir a portear. Pero él dijo que quería seguir. Bueno, casi lo dijo, porque realmente tartamudeaba. Le eché broma por eso", confesó el volante Miguel Mea Vitali.
"Ah es cierto, Miky se quería poner los guantes", recordó Angelucci. "No, pero yo vi la cara de Pájaro (Vera) y de los demás. No me lo dijeron, pero yo sabía. No iba a salir y se lo dije a Horacio Elizondo (el reconocido árbitro argentino, principal en ese partido). Él me dijo `pero si estás sangrando’, pero le aseguré que no importaba, que yo comería hielo y así podía seguir. Lo hice, con todo el dolor me lo comí y al menos paré un poco la sangre".
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lunes, 26 de marzo de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
La fórmula para barrer en la temporada
"Si ganar un torneo es difícil, imagínate dos seguidos", afirmó el entrenador Noel Sanvicente. "Si siguen así como van, va a ser imposible ganarles. Espero que no lo logren, pero no por envidia, sino porque nosotros también tenemos objetivos y queremos ser campeones", dijo con sinceridad Carlos Maldonado, técnico de Mineros.
Sanvicente y Maldonado tienen muchas cosas en común. Una de ellas los autoriza a opinar sobre lo que debe tener un equipo para lograr barrer en una temporada, algo que el Lara que maneja Eduardo Saragó amenaza con conseguir en esta campaña -por vez primera en el formato de 18 equipos-, después de conquistar el título del Apertura y ubicarse en el primer puesto del actual Clausura.
Desde que se reorganizó la primera división en 2001, Caracas y Unión Atlético Maracaibo son los únicos equipos en hacer tal cosa. El cuadro rojo, dirigido por Sanvicente, ganó los dos torneos de la campaña 2003-04. En la siguiente zafra, Maldonado le imitó con Maracaibo. Y desde que se implementó el formato de dos torneos en 1996, sólo hay otro equipo para sumar a esta lista: Deportivo Táchira, que en la 1999-00 no sólo ganó el Apertura y el Clausura, sino que por un grave e incomprensible error en las normas de campeonato en las que no se preveía tal situación- tuvieron que ganar además un cuadrangular final para conseguir la estrella. Maldonado era asistente de ese equipo, que dirigió Walter Cata Roque.
Equipos benditos. Para Maldonado, aquellas versiones de Táchira y Maracaibo tenían un elemento en común que considera necesario para tal proeza: jugadores de experiencia. "Ellos ayudan a manejar el equilibrio en el vestuario. Cuando todo es triunfo, no es fácil hacerlo. Es lindo, se disfruta, pero no es fácil manejarlo. Tiene que estar la exigencia de parte de uno, pero también la capacidad de los jugadores de controlarlo", dijo.
Con ese elemento, Maldonado afirmó que no se necesita motivar tanto al grupo después de ganar un torneo para buscar el otro "porque le agarras el gusto a ganar, es lo único que después tienes en mente. Eso resulta cómodo para el técnico. Y cuando tienes un vestuario ganador, aprendes a hacerlo en cualquier circunstancia".
Agregó: "Uno pone todo lo demás, planificas, cuidas los detalles, aportas claridad, pero cuando los jugadores tienen eso y le agregan esa malicia al ganar, no es fácil derrotarlos y eso es lo que pasa hoy con Lara".
Sanvicente y Maldonado tienen muchas cosas en común. Una de ellas los autoriza a opinar sobre lo que debe tener un equipo para lograr barrer en una temporada, algo que el Lara que maneja Eduardo Saragó amenaza con conseguir en esta campaña -por vez primera en el formato de 18 equipos-, después de conquistar el título del Apertura y ubicarse en el primer puesto del actual Clausura.
Desde que se reorganizó la primera división en 2001, Caracas y Unión Atlético Maracaibo son los únicos equipos en hacer tal cosa. El cuadro rojo, dirigido por Sanvicente, ganó los dos torneos de la campaña 2003-04. En la siguiente zafra, Maldonado le imitó con Maracaibo. Y desde que se implementó el formato de dos torneos en 1996, sólo hay otro equipo para sumar a esta lista: Deportivo Táchira, que en la 1999-00 no sólo ganó el Apertura y el Clausura, sino que por un grave e incomprensible error en las normas de campeonato en las que no se preveía tal situación- tuvieron que ganar además un cuadrangular final para conseguir la estrella. Maldonado era asistente de ese equipo, que dirigió Walter Cata Roque.
Equipos benditos. Para Maldonado, aquellas versiones de Táchira y Maracaibo tenían un elemento en común que considera necesario para tal proeza: jugadores de experiencia. "Ellos ayudan a manejar el equilibrio en el vestuario. Cuando todo es triunfo, no es fácil hacerlo. Es lindo, se disfruta, pero no es fácil manejarlo. Tiene que estar la exigencia de parte de uno, pero también la capacidad de los jugadores de controlarlo", dijo.
Con ese elemento, Maldonado afirmó que no se necesita motivar tanto al grupo después de ganar un torneo para buscar el otro "porque le agarras el gusto a ganar, es lo único que después tienes en mente. Eso resulta cómodo para el técnico. Y cuando tienes un vestuario ganador, aprendes a hacerlo en cualquier circunstancia".
Agregó: "Uno pone todo lo demás, planificas, cuidas los detalles, aportas claridad, pero cuando los jugadores tienen eso y le agregan esa malicia al ganar, no es fácil derrotarlos y eso es lo que pasa hoy con Lara".
domingo, 15 de enero de 2012
Las palabras que definen los otros 45 minutos
"Les toca limpiar la basura que han hecho en el primer tiempo. Es una pena que no pueda hacer las once sustituciones porque habría cambiado a los once". Esas palabras de José Mourinho a los jugadores del Real Madrid en el entretiempo del partido de ida contra Málaga en la Copa del Rey surtieron efecto. Los blancos convirtieron un 0-2 en un 3-2.
En el fútbol, el entrenador vive de la planificación que hace en la semana. Pero en el día del partido, aparte de las decisiones que debe tomar, cuenta con un momento especial para tratar de incidir en el juego: la charla del entretiempo. Y cada técnico tiene un estilo muy particular para usar esos preciados minutos.
"A mí me ha tocado escuchar una versión similar de esa frase de Mourinho alguna vez. Pero me ha pasado con otros que, mientras el jugador esperaba un regaño, les ha dado por reírse de lo que pasó", confesó Cristian Cásseres, que recuerda otra anécdota: "Una vez con Raúl Cavalleri jugábamos contra Trujillanos. Fallé un penal en el primer tiempo y entramos a los vestuarios perdiendo 1-0. Raúl me dijo de todo, que si mi madre, que esto no era un partido del barrio. Y eso porque me conoce bien. En el segundo tiempo lo volteamos y ganamos 2-1. Con dos goles que yo hice".
Pero no a todos les funciona el papel de villano. Luis "Pájaro" Vera y Gilberto Angelucci coinciden en una historia de sus días en Minervén en la Copa Libertadores. "Jugamos octavos de final contra Emelec en Guayaquil, con Víctor Pignanelli como técnico. Habíamos ganado 2-0 en la ida en Puerto Ordaz. Empezamos y fue un bombardeo", recordó Vera. "Perdíamos 3-1 en el entretiempo, pero como en esa época no había regla de gol de visitante, estaba la serie igualada", acotó Angelucci.
"Entramos decaídos al camerino. Yo llegué con la cabeza gacha, porque pensaba que si el primer tiempo había sido ese baile, no quería imaginarme el segundo. Pero Pignanelli entró con una calma impresionante. Se desabotonó la camisa y se la quitó. Se sentó, nos vio y nos dijo: `¿Por qué tienen todos esas caras? Empieza un partido nuevo en el segundo tiempo’", relató Vera.
Angelucci agregó: "No permitimos más goles y llegamos a la definición por penales. Antes de ir a los cobros, Pignanelli me dijo que disfrutara, que el trabajo ya estaba hecho, que lo habíamos logrado. Y pasamos. Así era él".
En la selección también hay historias de cómo unas palabras pueden ayudar a torcer una historia. Franklin Lucena recuerda bien el choque contra Ecuador en Puerto La Cruz en el que César Farías pudo enderezar el rumbo en la pasada eliminatoria.
"Estábamos jugando mal y Farías entró muy molesto. Nos dijo que esto no podía ser, que estábamos jugando con nuestra ilusión de ir al Mundial, que teníamos una responsabilidad con el país, y el resto no lo recuerdo bien, no tengo las palabras exactas. Pero fue un regaño impresionante, eso sí lo recuerdo bien. Y el segundo tiempo fue otra cosa", contó.
A otros técnicos no les alcanzó la paciencia para esperar a entrar a los vestuarios. "Cata Roque era fregado", recordó Angelucci. "Una vez en Valera, teníamos que ganar y estábamos empatando 0-0 en el entretiempo. Cata no esperó en el vestuario sino que entró ahí mismo a la cancha y nos empezó a gritar: "¿Cómo no pueden pasar a este borracho? Si este es un botiquín". El jugador era Leo Gonzalez y estaba ahí al lado, entonces se le fue encima al viejo Cata y nos metimos a defenderlo. Salió cortado Laureano Jaimes, creo. Y al final del juego, ¿sabes lo que pasó? Terminaron Leo y Cata abrazados. "Oye vale, Cata nos puso a pelear", nos dijo Leo". Agregó el ex portero: "De Cata tomé el amor por esta profesión. Hacer las cosas con ganas".
Lucena aportó otra historia del reconocido entrenador y su peculiar manera de impulsar al futbolista: "En Táchira, Cata a veces le tiraba piedras cerca a los jugadores que no corrían durante el juego (risas). A mí no me pasó, pero a otros sí. Cada quien tiene su forma".
domingo, 24 de abril de 2011
Con el fresco recuerdo del UAM
Hoy, sus aficionados intentan revivirlo. Unión Atlético Maracaibo marcó una época entre 2003 y 2008, incluyendo una estrella y cinco títulos de torneos, tres de ellos consecutivos. Y aunque el conjunto quedó marginado de la actividad, luego de ser relegado y no reconocer deudas con jugadores que terminaron en reclamos en la FIFA, muchos de los que hicieron grande al UAM guardan bonitos recuerdos de su paso por el club. "Ojalá volvieran esos tiempos", dijo en broma Cristian Cásseres, aunque con un dejo de nostalgia.
Así que luego de una práctica del Real Esppor, a Cásseres, Darío Figueroa y Rafael Castellín se les extendió eso: una invitación al recuerdo.
- ¿Qué es lo que más aprecian de aquella etapa en el Maracaibo?
DF: Los momentos lindos, los campeonatos que se ganaron ahí. Se había armado un grupo bárbaro y esa continuidad hizo que tuviésemos varios años de éxitos. Estábamos en una ciudad en la que nos sentíamos a gusto y el crecimiento de la fanaticada hizo que el equipo trascendiera. En su momento, mientras estuvo activo, el UAM fue considerado un grande.
RC: Fue una etapa muy buena para mí, porque hice una gran amistad con gente como Darío o el profe Carlos Maldonado y el "Lobo" Caraballo, que fueron quienes me llevaron. Quedaron momentos bonitos, el título que ganamos en diciembre, la manera de festejar, el trato de la afición y también los encuentros de Copa Libertadores que jugamos fueron muy emocionantes. Todo eso me queda para el recuerdo. Ojalá vuelva a existir un equipo así, con un presidente como (Gian Carlo) Di Martino, quedé muy agradecido con él. Además, la afición allá creció. Claro, fue con entrada gratis, pero luego se valoró ese apoyo.
CC: Se dieron cosas muy importantes: tantos títulos en poco tiempo, la afición, la ciudad. Yo pensé durante un tiempo en quedarme a vivir allá. También la gran persona que era Di Martino, como dice "Castelo". Él se entregó al equipo y a la ciudad. No sólo estaba dedicado al fútbol, sino que te podía ayudar en cualquier cosa que necesitaras. Fue importante para todos, ojalá hubiese cinco personas más como él en el país, porque el fútbol estaría en otro nivel. La gente piensa que los jugadores fuimos solo por la plata, pero la verdad es que también deben ver que así como uno pone esmero porque quiere ganar partidos y títulos, también lo hace porque espera ganar cierto dinero en eso. Es lamentable que el equipo haya desaparecido, porque incluso después de haberme ido, me habría gustado que siguiera existiendo. UAM tenía una cancha propia, La Granja, y eso es algo que muchos no tienen. Petare o Esppor, por ejemplo, deben trabajar en canchas públicas. En Venezuela se sufre mucho para tener las cosas y luego las perdemos muy pronto.
- A Di Martino se le conoció por ser un apasionado por el fútbol, tanto que se fracturó jugando una vez. ¿Cómo era el trato con ustedes?
CC: Di Martino era así, todos los días jugaba fútbol. En las noches, armaba partidos con el cuerpo técnico y sus amigos. Cuando se fracturó el tobillo fue jugando contra la selección Sub 17. Siempre estuvo entregado al fútbol.
DF: Es muy humano, ama el fútbol. También ayudó a que se valorizara el trabajo de los futbolistas.
- Por esa razón también se le culpó luego de "inflar" los sueldos
DF: Bueno, muchos se quejaron porque parecía que pagaba sueldos exorbitantes, pero lo que pasa es que en ese momento fue cuando el jugador empezó a poder vivir realmente del fútbol. Antes no creo que se podía. Sé que muchos lo criticaron, pero hizo bien, porque esto es un trabajo y si te dedicas a esto, te debe alcanzar para vivir y para poder ir creando un futuro para ti y eso lo dejó también él.
- Tenía por costumbre ofrecer premios sorpresa en algunos partidos. ¿Recuerdan alguno en especial?
RC: En México contra Pumas. Fue especial para mí porque además anoté un gol y se ganó. Antes del partido bajó al camerino, dio palabras de motivación y dijo: "Tienen tanto por ganar hoy". Esa era una manera de motivar que tenía.
- ¿Alguna cantidad que se pueda mencionar?
RC: No me acuerdo.
DF: (risas) Yo tampoco.
CC: Pero no era el único, otros equipos también lo hacen. Di Martino lo hacía en partidos clave. En San Cristóbal lo hizo para ganar un título. A veces eran 2 o 3 millones (miles de bolívares fuertes) más para cada uno por ganar un partido. Y ojo, está bien, muchos dicen que cobrábamos buenos sueldos, pero también es que había muchos jugadores importantes. Yo venía de jugar en México, y a jugadores así, hoy en día, en otros equipos los valoran igual.
RC: El premio por el juego ese del título en San Cristóbal, creo que fueron 10 palos.
DF: Ese día ganamos el campeonato, tres fechas antes de terminar. Es que ese chiste siempre le salía mal a Di Martino, porque bajaba y ofrecía el premio y nosotros ganábamos, así que tenía que pagar. Pero era parte de sus ganas de motivar.
CC: Era su manera de vivir el fútbol. A la selección también la ayudó. En Maracaibo una vez, no se iba a jugar por un dinero que debían y él dio la cara.
DF: Contra Colombia (marzo de 2006). Iba a ser un grave problema si no jugaban ese partido.
CC: Él era el dueño del Maracaibo, no tenía nada que ver con la FVF. Y cumplió.
- También hay un cuento de una camioneta que le regaló a Giancarlo Maldonado como premio. ¿Cómo fue eso?
DF: (risas) No te digo que le salía mal siempre. A Giancarlo le ofreció una camioneta que era propiedad suya si le hacía un gol a Uruguay en la eliminatoria. Y resulta que Giancarlo no tocó la pelota en todo el partido, pero cuando tuvo una la metió en el ángulo. Y Di Martino cumplió con su palabra, le dio la camioneta.
- ¿No le echaron broma a Giancarlo Maldonado con eso?
DF: A Giancarlo no, a Di Martino sí. Después de eso, todos le decíamos que si hacíamos un gol, nos tenía que regalar un carro (risas) RC: Él era bueno con el grupo, compartía, estaba con uno. Hacíamos parrillas y él venía.
CC: Siempre que hables del Maracaibo con alguien que estuvo ahí, va a recordar cosas como éstas, te va a hablar bien de Di Martino y de Carlos (Maldonado) y de lo bien que la pasamos.
- ¿Cómo eran esas parrillas?
CC: Eran con la familia.
RC: Esas parrillas nos unieron. Es difícil juntar tantos jugadores de experiencia, pero por cosas así siempre nos llevábamos bien. Era un grupo sano, todos teníamos formas distintas de manejar las cosas, pero por esa unión seguimos ganando. Se cumplieron muchos objetivos.
DF: Es así, no era sólo el dinero.
- También eran muy unidos a Carlos Maldonado. ¿Se mantienen en contacto con él todavía?
CC: Sí, yo constantemente hablo con él, somos amigos. Mantengo una muy buena relación con él y con Giancarlo también, es casi familiar.
DF: Yo también, hablamos mucho. Hay respeto y admiración hacia alguien que supo llevar muy bien a un grupo. Más allá de lo que ganó como jugador y como entrenador, es un tipo muy sencillo y tranquilo.
- ¿Quiénes eran los más alegres del grupo?
DF: Lo que pasa es que era un grupo complicado (risas). Eran "Patón" González, Diony Guerra, Gregory Luzardo, "Borolo" Yori. Crearon un ambiente y una alegría importantísima. Eso ayudaba a mantenernos unidos.
CC: Yo también era uno, le echaba broma a todo el mundo.
DF: Eran super conocidos bromistas del fútbol y tener a todos en el mismo equipo no era fácil (risas). Lo recordamos con alegría y hasta nostalgia, eso llevó a una amistad que todavía perdura. Cuando nos enfrentamos hoy en día o cuando nos volvemos a ver, recordamos estas cosas.
- ¿Se reúnen en ocasiones o se llaman?
DF: Sí. Yo lo hago, sobre todo con los argentinos, aunque no sea tan frecuente. Y aquí en la liga mantengo el contacto con los que siguen jugando. Hay otros que se acercan a los partidos. Cuando estamos en Puerto La Cruz, Diony siempre va a saludar.
- ¿Una característica del equipo?
CC: Como ganábamos los partidos, siempre por un gol y muchas veces remontando. Eso nos motivó luego, porque en todos lados peleábamos y ganábamos. Recuerdo esa etapa en la que pasamos torneo y medio sin perder (27 encuentros, a uno del récord de 28 del Deportivo Portugués).
DF: Ese equipo tenía una gran confianza en el compañero. Uno sentía esa mística, sabíamos que le íbamos a dar vuelta a los partidos, siempre. Eso se reflejaba en la unión del grupo.
- ¿Dejaron cosas en Maracaibo? ¿Propiedades, negocios, amigos?
CC: Amigos.
DF: Amigos, muchos. Deudas... (risas) ¿Pero son deudas en las que te deben a ti, no? DF: Sí, claro (risas). Por suerte, yo puedo seguir mirando a la cara a la gente allá.
(Nota escrita para la edición 24/4 de El Nacional)
Así que luego de una práctica del Real Esppor, a Cásseres, Darío Figueroa y Rafael Castellín se les extendió eso: una invitación al recuerdo.
- ¿Qué es lo que más aprecian de aquella etapa en el Maracaibo?
DF: Los momentos lindos, los campeonatos que se ganaron ahí. Se había armado un grupo bárbaro y esa continuidad hizo que tuviésemos varios años de éxitos. Estábamos en una ciudad en la que nos sentíamos a gusto y el crecimiento de la fanaticada hizo que el equipo trascendiera. En su momento, mientras estuvo activo, el UAM fue considerado un grande.
RC: Fue una etapa muy buena para mí, porque hice una gran amistad con gente como Darío o el profe Carlos Maldonado y el "Lobo" Caraballo, que fueron quienes me llevaron. Quedaron momentos bonitos, el título que ganamos en diciembre, la manera de festejar, el trato de la afición y también los encuentros de Copa Libertadores que jugamos fueron muy emocionantes. Todo eso me queda para el recuerdo. Ojalá vuelva a existir un equipo así, con un presidente como (Gian Carlo) Di Martino, quedé muy agradecido con él. Además, la afición allá creció. Claro, fue con entrada gratis, pero luego se valoró ese apoyo.
CC: Se dieron cosas muy importantes: tantos títulos en poco tiempo, la afición, la ciudad. Yo pensé durante un tiempo en quedarme a vivir allá. También la gran persona que era Di Martino, como dice "Castelo". Él se entregó al equipo y a la ciudad. No sólo estaba dedicado al fútbol, sino que te podía ayudar en cualquier cosa que necesitaras. Fue importante para todos, ojalá hubiese cinco personas más como él en el país, porque el fútbol estaría en otro nivel. La gente piensa que los jugadores fuimos solo por la plata, pero la verdad es que también deben ver que así como uno pone esmero porque quiere ganar partidos y títulos, también lo hace porque espera ganar cierto dinero en eso. Es lamentable que el equipo haya desaparecido, porque incluso después de haberme ido, me habría gustado que siguiera existiendo. UAM tenía una cancha propia, La Granja, y eso es algo que muchos no tienen. Petare o Esppor, por ejemplo, deben trabajar en canchas públicas. En Venezuela se sufre mucho para tener las cosas y luego las perdemos muy pronto.
- A Di Martino se le conoció por ser un apasionado por el fútbol, tanto que se fracturó jugando una vez. ¿Cómo era el trato con ustedes?
CC: Di Martino era así, todos los días jugaba fútbol. En las noches, armaba partidos con el cuerpo técnico y sus amigos. Cuando se fracturó el tobillo fue jugando contra la selección Sub 17. Siempre estuvo entregado al fútbol.
DF: Es muy humano, ama el fútbol. También ayudó a que se valorizara el trabajo de los futbolistas.
- Por esa razón también se le culpó luego de "inflar" los sueldos
DF: Bueno, muchos se quejaron porque parecía que pagaba sueldos exorbitantes, pero lo que pasa es que en ese momento fue cuando el jugador empezó a poder vivir realmente del fútbol. Antes no creo que se podía. Sé que muchos lo criticaron, pero hizo bien, porque esto es un trabajo y si te dedicas a esto, te debe alcanzar para vivir y para poder ir creando un futuro para ti y eso lo dejó también él.
- Tenía por costumbre ofrecer premios sorpresa en algunos partidos. ¿Recuerdan alguno en especial?
RC: En México contra Pumas. Fue especial para mí porque además anoté un gol y se ganó. Antes del partido bajó al camerino, dio palabras de motivación y dijo: "Tienen tanto por ganar hoy". Esa era una manera de motivar que tenía.
- ¿Alguna cantidad que se pueda mencionar?
RC: No me acuerdo.
DF: (risas) Yo tampoco.
CC: Pero no era el único, otros equipos también lo hacen. Di Martino lo hacía en partidos clave. En San Cristóbal lo hizo para ganar un título. A veces eran 2 o 3 millones (miles de bolívares fuertes) más para cada uno por ganar un partido. Y ojo, está bien, muchos dicen que cobrábamos buenos sueldos, pero también es que había muchos jugadores importantes. Yo venía de jugar en México, y a jugadores así, hoy en día, en otros equipos los valoran igual.
RC: El premio por el juego ese del título en San Cristóbal, creo que fueron 10 palos.
DF: Ese día ganamos el campeonato, tres fechas antes de terminar. Es que ese chiste siempre le salía mal a Di Martino, porque bajaba y ofrecía el premio y nosotros ganábamos, así que tenía que pagar. Pero era parte de sus ganas de motivar.
CC: Era su manera de vivir el fútbol. A la selección también la ayudó. En Maracaibo una vez, no se iba a jugar por un dinero que debían y él dio la cara.
DF: Contra Colombia (marzo de 2006). Iba a ser un grave problema si no jugaban ese partido.
CC: Él era el dueño del Maracaibo, no tenía nada que ver con la FVF. Y cumplió.
- También hay un cuento de una camioneta que le regaló a Giancarlo Maldonado como premio. ¿Cómo fue eso?
DF: (risas) No te digo que le salía mal siempre. A Giancarlo le ofreció una camioneta que era propiedad suya si le hacía un gol a Uruguay en la eliminatoria. Y resulta que Giancarlo no tocó la pelota en todo el partido, pero cuando tuvo una la metió en el ángulo. Y Di Martino cumplió con su palabra, le dio la camioneta.
- ¿No le echaron broma a Giancarlo Maldonado con eso?
DF: A Giancarlo no, a Di Martino sí. Después de eso, todos le decíamos que si hacíamos un gol, nos tenía que regalar un carro (risas) RC: Él era bueno con el grupo, compartía, estaba con uno. Hacíamos parrillas y él venía.
CC: Siempre que hables del Maracaibo con alguien que estuvo ahí, va a recordar cosas como éstas, te va a hablar bien de Di Martino y de Carlos (Maldonado) y de lo bien que la pasamos.
- ¿Cómo eran esas parrillas?
CC: Eran con la familia.
RC: Esas parrillas nos unieron. Es difícil juntar tantos jugadores de experiencia, pero por cosas así siempre nos llevábamos bien. Era un grupo sano, todos teníamos formas distintas de manejar las cosas, pero por esa unión seguimos ganando. Se cumplieron muchos objetivos.
DF: Es así, no era sólo el dinero.
- También eran muy unidos a Carlos Maldonado. ¿Se mantienen en contacto con él todavía?
CC: Sí, yo constantemente hablo con él, somos amigos. Mantengo una muy buena relación con él y con Giancarlo también, es casi familiar.
DF: Yo también, hablamos mucho. Hay respeto y admiración hacia alguien que supo llevar muy bien a un grupo. Más allá de lo que ganó como jugador y como entrenador, es un tipo muy sencillo y tranquilo.
- ¿Quiénes eran los más alegres del grupo?
DF: Lo que pasa es que era un grupo complicado (risas). Eran "Patón" González, Diony Guerra, Gregory Luzardo, "Borolo" Yori. Crearon un ambiente y una alegría importantísima. Eso ayudaba a mantenernos unidos.
CC: Yo también era uno, le echaba broma a todo el mundo.
DF: Eran super conocidos bromistas del fútbol y tener a todos en el mismo equipo no era fácil (risas). Lo recordamos con alegría y hasta nostalgia, eso llevó a una amistad que todavía perdura. Cuando nos enfrentamos hoy en día o cuando nos volvemos a ver, recordamos estas cosas.
- ¿Se reúnen en ocasiones o se llaman?
DF: Sí. Yo lo hago, sobre todo con los argentinos, aunque no sea tan frecuente. Y aquí en la liga mantengo el contacto con los que siguen jugando. Hay otros que se acercan a los partidos. Cuando estamos en Puerto La Cruz, Diony siempre va a saludar.
- ¿Una característica del equipo?
CC: Como ganábamos los partidos, siempre por un gol y muchas veces remontando. Eso nos motivó luego, porque en todos lados peleábamos y ganábamos. Recuerdo esa etapa en la que pasamos torneo y medio sin perder (27 encuentros, a uno del récord de 28 del Deportivo Portugués).
DF: Ese equipo tenía una gran confianza en el compañero. Uno sentía esa mística, sabíamos que le íbamos a dar vuelta a los partidos, siempre. Eso se reflejaba en la unión del grupo.
- ¿Dejaron cosas en Maracaibo? ¿Propiedades, negocios, amigos?
CC: Amigos.
DF: Amigos, muchos. Deudas... (risas) ¿Pero son deudas en las que te deben a ti, no? DF: Sí, claro (risas). Por suerte, yo puedo seguir mirando a la cara a la gente allá.
(Nota escrita para la edición 24/4 de El Nacional)
jueves, 20 de enero de 2011
Carlos Maldonado lamentó el error arbitral contra Mineros
Carlos Maldonado tiene sentimientos encontrados por el debut de Mineros en el Clausura, un revés 3-2 contra el Esppor. “Si tomamos en cuenta que jugamos contra el Real Esppor, que casi ganó el Apertura y lleva ocho meses trabajando, mientras que nosotros estamos armando el equipo, estoy satisfecho con parte del trabajo que hicimos, con el manejo del balón y las oportunidades que creamos, por ejemplo”, dijo el DT de Mineros.
“Pero si pensamos en ser campeones, este era un partido en el que debíamos sumar y lo habríamos hecho, de no ser por un error arbitral”, agregó. Maldonado se refiere al gol anulado a Orlando Cordero, cuando el portero Javier Toyo soltó el balón. El árbitro principal, Rafael Guarín, sentenció falta, pero nunca se observó contacto. “El juez de línea estaba de frente y no levantó la bandera. Se equivocó y ese gol ponía el 2-0 a favor de Mineros y entonces era otro juego, así era muy difícil perder. Entiendo cuando fallan con un fuera de juego o un penal, pero no cuando te quitan un gol”, dijo.
“En un par de semanas debemos estar en la forma ideal, pero hay que mejorar pronto, porque los partidos que vienen también son bravísimos”, afirmó.
(Nota escrita para la edición 18/1 de El Nacional)
“Pero si pensamos en ser campeones, este era un partido en el que debíamos sumar y lo habríamos hecho, de no ser por un error arbitral”, agregó. Maldonado se refiere al gol anulado a Orlando Cordero, cuando el portero Javier Toyo soltó el balón. El árbitro principal, Rafael Guarín, sentenció falta, pero nunca se observó contacto. “El juez de línea estaba de frente y no levantó la bandera. Se equivocó y ese gol ponía el 2-0 a favor de Mineros y entonces era otro juego, así era muy difícil perder. Entiendo cuando fallan con un fuera de juego o un penal, pero no cuando te quitan un gol”, dijo.
“En un par de semanas debemos estar en la forma ideal, pero hay que mejorar pronto, porque los partidos que vienen también son bravísimos”, afirmó.
(Nota escrita para la edición 18/1 de El Nacional)
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viernes, 14 de enero de 2011
Vallenilla aprecia el reencuentro en Guayana de un gran cuarteto vinotinto
Luis Vallenilla, José Manuel Rey, Jorge Rojas, Ricardo David Páez. Leer esos cuatro nombres es recordar la era dorada de la Vinotinto. Pero en este momento, es recitar la alineación de Mineros.
Para los involucrados, esta reunión en el sur del país es una experiencia rayana en lo surrealista, como admite Vallenilla: “Me ha pasado en los entrenamientos. Cuando estamos los cuatro juntos, pienso que estamos de nuevo con la selección”, dijo el lateral derecho entre risas. Vallenilla y Páez recibieron en Mineros a Rey y Rojas para formar en este semestre ese cuarteto que, aunque origine cierta nostalgia vinotinto, todavía tiene mucho qué ofrecer.
“Estoy contentísimo con que hayan venido. Uno compartió casi una vida con ellos en la selección, donde pasé mis momentos más hermosos del fútbol. Tenemos muchas anécdotas. ‘Zurdo’ era mi compañero de cuarto muchas veces en la selección, compartimos cosas importantes. Al verlo nada más recordé todas esas vivencias felices de la Vinotinto. Espero que así como nos fue bien en la selección, también sea igual aquí en Mineros”, dijo Vallenilla.
“Son recuerdos inolvidables, ojalá que también logremos cosas en Mineros, porque esta afición pide a gritos títulos y copas internacionales”, afirmó.
Este cuarteto fue parte esencial en la identificación del país con su equipo y su camiseta. De aquellos episodios triunfales, Vallenilla tiene grandes recuerdos: “El partido contra Uruguay en Maracaibo (2-0, agosto 2001), en el que se inició todo. Sabíamos que si no ganábamos, el cuerpo técnico de Richard (Páez) se iba. Fue uno de los momentos más emotivos y ese partido fue clave para que la Vinotinto se elevara y despegara, comenzamos aquella racha (de cuatro triunfos). En el camerino, al terminar, creo que todos lloramos, por la importancia que le habíamos dado al juego”.
Agregó: “También hubo otros que los cuatro vivimos con mucha emoción, como el que le ganamos a Bolivia en el descuento (2-1, noviembre 2003). Y el ‘Centenariazo’ ni te cuento (3-0 contra Uruguay, marzo 2004). Fueron muchas cosas, éramos una familia”.
Con Rey compartirá en la defensa. Será como recordar cómo montar bicicleta: “Sí, ya hemos jugado tres amistosos juntos. Nos conocemos muy bien y el sistema que maneja Carlos (Maldonado, su DT) es muy parecido a lo que quería Richard en la parte defensiva, así que no va a haber problema”.
Añadió: “Todavía no hemos tenido chance de hacer una reunión todos nosotros, solo en los entrenamientos. Pero así como tenemos anécdotas con la selección, esperamos crear nuevas en este Mineros".
(Nota escrita para la edición 14/1 de El Nacional)
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domingo, 9 de enero de 2011
Noel Sanvicente: "Ahora tenemos más figuras de liderazgo"
Noel Sanvicente estuvo muy cerca de conseguir su primer título con un equipo diferente al Caracas, en apenas su primer semestre con el Real Esppor. Pero en lugar de sentarse a lamentar la gloria que se le escapó, el técnico se propone una meta: repetir los 36 puntos que sumó el equipo. Con esa renta, está seguro de que muchas cosas buenas vendrán en su camino.
Para intentarlo tendrá más ayuda en este Clausura. Dos viejos conocidos, Luis “Pájaro” Vera y Darío Figueroa, llegaron al cuadro blanco desde el Caracas. Y el reto comenzará contra el equipo reforzado de un gran rival en los banquillos: Carlos Maldonado.
- ¿Cómo ve al equipo con las nuevas piezas?
- Todavía es muy temprano para decirlo, esperemos que sea mejor. Estamos trabajando duro, hay bastante exigencia para llegar al inicio del torneo de la mejor manera. Sabemos el compromiso que tenemos y la nómina no ha cambiado, un jugador nuevo por cada línea. Eso no va a modificar nuestra manera de jugar, pero sí hay más herramientas para que tengamos liderazgo a la hora de hacer pequeñas cosas.
- De los tres jugadores del Caracas que pretendía, pudo firmar a dos (Vera y Figueroa), apenas se escapó José Manuel Rey que fue a Mineros. ¿Está satisfecho?
- Estoy contento con el esfuerzo que ha hecho la gente que está a cargo del Esppor, el gerente (José Ramón López) y el presidente (Ricardo González), porque había un presupuesto y una manera de pensar. No es como la gente dice, que somos un equipo millonario. Si fuese así, incorporaríamos más jugadores. Teníamos claro que, bajo un presupuesto, ellos estaban en los planes y se llegó a un acuerdo con dos de ellos, porque salieron del Caracas. No fueron atractivos para las aspiraciones de ese equipo, pero para uno sí, sobre todo teniendo en cuenta las piezas que podía haber en el mercado. Conociéndolos no lo pensé dos veces, y estoy muy contento porque los conozco, sé lo que pueden dar. Los que llegaron tienen la manera de jugar que yo quiero y solo queda esperar que se adapten rápidamente y explotarlos para que le den el máximo rendimiento al equipo.
- ¿Cuesta pasar la página del torneo Apertura, luego de haber estado tan cerca de ganarlo, o ya se olvidó eso?
- No, al contrario, quiero que sigan pensando en lo que se hizo. Un equipo que había terminado en el puesto 15, peleó el título hasta la última fecha. Han existido campeones con 34 y 35 puntos, y nosotros hicimos 36 y no logramos el primer lugar por apenas un gol. Yo prefiero que sigan así, fue un cambio abismal, fue una buena campaña y ojalá la repitan ahora que estamos en cero otra vez. Con otros 36 puntos, seguro entramos al menos a la Copa Suramericana o podemos ser campeones también. Ojalá se pueda repetir.
- Aparte de los candidatos que pelearon el Apertura como Caracas, Táchira y Petare, ahora parece sumarse Mineros con grandes refuerzos y es justo el primer rival que enfrentarán. ¿Qué le parece?
- Es mejor. En el Clausura los equipos siempre se refuerzan, se hacen más difíciles. Para mí es mejor así, los venezolanos cuando no subestimamos nos salen bien las cosas. Cuando empezamos a subestimar es que nos complicamos. Cuando hay respeto por los equipos, entonces nos preocupamos por ganarles, por eso veo bien que comencemos contra Mineros, un rival que quiere ser protagonista y que simplemente nos tocó en la primera fecha. Debemos empezar con el pie derecho.
- En esta lucha se suma un rival conocido como Carlos Maldonado, con quien peleó títulos cuando él estaba en Maracaibo y Táchira. ¿Una nueva lucha?
- No pienso en rivalidad con Carlos, y me imagino que él tampoco, porque primero debe pensar en acomodar las piezas a su equipo. Además, hay otros técnicos también, que vienen con buenos equipos, como Caracas, Táchira, Petare o Trujillanos. Creo que habrá más rivales fuertes y este torneo va a ser duro para todos. Esperamos acumular una buena cantidad de puntos para poder pelear arriba.
- ¿Está tranquilo con la nómina que tiene o espera más fichajes?
- Por ahora, están todos los que necesitamos, pero las puertas están abiertas, puede que llegue alguno más. Tenemos 18 jugadores más juveniles, es un plantel corto, solo que ahora tenemos más calidad y experiencia en esas piezas, y puedo rotar más.
- Trajeron entre los refuerzos a un Sub 20, Alexander Osorio. ¿Qué espera de él?
- A Osorio lo vimos con Yaracuyanos. Aquí lo vio también el cuerpo técnico Sub 20 y creo que nos puede dar una mano como juvenil. Puede jugar por todas las posiciones del perfil derecho, por toda esa banda.
- Ha probado en las prácticas con Javi Campos como medio de primera línea en lugar de estar en la creación y también ha podido devolver a Cristian Cásseres a su puesto original como delantero. ¿Es producto de la flexibilidad que le dan los nuevos fichajes?
- Me dan variantes para jugar. A Javi lo puedo emplear ahí cuando quiera más manejo, lo ha hecho antes, y también se le da responsabilidad para quitar y sacrificio. Igualmente Cásseres, Ángel Chourio y Charlis Ortiz pueden alternar posiciones. Me gusta tener jugadores así, porque de lo contrario no tienes variantes y entonces tienes que ajustarte a lo que tienes.
(Nota escrita para la edición 9/1 de El Nacional)
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miércoles, 29 de diciembre de 2010
Carlos Maldonado: "Queríamos conseguir jugadores mediáticos, que aún pueden dar muchísimo"
Carlos Maldonado está acostumbrado al éxito. Entre él y Noel Sanvicente acapararon las estrellas del fútbol venezolano desde 2002 hasta este año, cuando Ceferino Bencomo reemplazó a “Chita” en el Caracas.
Pero después de un duro primer torneo con Mineros de Guayana, Maldonado asumió el golpe y se dispuso a cambiar las cosas de inmediato. Su club ha sido la sensación del mercado de fichajes decembrino y ahora tendrá a su disposición las armas para volver a ganar títulos, como lo hizo con Nacional Táchira, Unión Atlético Maracaibo y Deportivo Táchira.
Con la sinceridad que lo caracteriza, el técnico analizó a este nuevo Mineros.
-Con tantos fichajes, parece que emprende un nuevo proyecto, a pesar de tener 6 meses en el equipo.
Sí, es más o menos así, porque cuando llegué tuve que tener calma y confianza en que podríamos rearmar el equipo en diciembre.
-Fueron agresivos en el mercado.
Quisimos conseguir jugadores mediáticos, que todavía pueden dar muchísimo. Nos van a ayudar a pelear arriba.
-¿Qué le dejó este Apertura tan complicado?
Me costo muchísimo, fue toda una experiencia nueva para mí, nunca había estado tan lejos de la punta. Soporté por la gente. Ya me tocaba algo malo, hasta ahora en mi carrera todo había sido muy dulce. Planificamos mal la Copa Venezuela. Al tener un plantel corto, se desgastaron los jugadores. Con esto pisé tierra y sumé una experiencia.
-Es curioso que mencionara la palabra mediático en sus fichajes. ¿Era esa una característica importante?
Claro, porque si metíamos 12 mil personas en un semestre en el que no nos fue tan bien, ahora con Rey, “Zurdo”, Ponzo y otros, imagínate lo que será ese estadio. Ya antes de este descanso navideño, cuando se anunció lo de Rey, se empezó a respirar algo de esa ilusión de la gente.
-Con Rey, Rojas, Vallenilla y Ricardo Páez, Mineros parece la Vinotinto de hace algunos años.
Sí, nada más falta Richard Páez para que venga a dirigir (risas). La verdad es que con todos ellos hay un agradecimiento por todo lo que hicieron por nuestro fútbol, pero no los pedí por eso sino porque todavía tienen mucho que dar. Ahora debemos trabajar juntos para conseguir lo que queremos.
-Con estos fichajes, ¿se modifica su idea de juego?
No cambia mucho. Me tengo que adaptar a los jugadores que tengo ahora, es lógico, pero la idea del equipo en general no va a variar.
-¿Rojas sería volante ofensivo junto a Ricardo David?
Sí, al “Zurdo” lo quiero poner de la mitad para arriba. Ricardo David fue uno de los mejores que tuvimos en el Apertura y no tendré problemas en combinarlos, aún siendo los dos zurdos. Uno irá por la derecha y el otro por la izquierda.
-Tiene plantel para lograr el título. ¿Se lo pedirá así a sus jugadores?
Sí, se los diré así. Tenemos que pelear ese título y si no lo ganamos, al menos tenemos que dejarle algo a la gente.
Contra Chita y otros más. Maldonado forjó una rivalidad con el Caracas de Sanvicente, al luchar por todos los honores cuando dirigió al Maracaibo y al Táchira. Desde esta campaña, los dos técnicos tomaron nuevos equipos, y ahora Maldonado puede pelear de nuevo por la cima contra su conocido enemigo.
“Es así, aunque ya no es lo mismo que antes para ninguno de los dos. Esppor tiene un gran equipo y nosotros nos reforzamos. Pero habrá otros candidatos. Táchira, con ese equipazo que tiene, va a volver a pelear el título. El destino quiso que “Chita” y yo nos enfrentemos apenas en el inicio del Clausura, así que iremos a Caracas por esos puntos”. La lucha empieza pronto.
(Nota escrita para la edición 29/12 de El Nacional)
viernes, 10 de octubre de 2008
Carlos Maldonado: “Cuando la Vinotinto juega, me pongo la camiseta de Giancarlo”
Falta media hora para comenzar la práctica matutina del Táchira, y Carlos Maldonado sale de su oficina a saludar con su amabilidad característica. Ofrece café, entra al campo y se toma con humor cada foto que se le hace. Su sonrisa pronto se agiganta al sentarse a charlar sobre un tema que lo hace feliz: su hijo Giancarlo Maldonado y la selección. Cuando el goleador juega, son días especiales para el padre, todo un ídolo de San Cristóbal.
- Giancarlo confiesa que usted prefiere no ir al estadio cuando juega con la selección. ¿Por qué?
- Siempre fui hasta que Giancarlo anotó su primer gol en Maracaibo contra Estonia. Me aceleré mucho cuando lo marcó. Ahí me di cuenta de que sí se me sale lo del padre, porque como técnico siempre mantuve el equilibrio al tenerlo como jugador, pero al verlo en la selección se me salió el papá. Entonces es mejor quedarse tranquilito en casa, analizas solo y nadie escucha las palabras que uno tiene que decir. Disfruto al máximo estos años de Giancarlo en el equipo. Es un orgullo y me veo reflejado en él por el tiempo que estuve en la selección.
- ¿Y cómo fue esa reacción en el primer gol de Giancarlo?
- Abracé a Di Martino (alcalde de Maracaibo y dueño del Unión), que estaba al lado. No, no, no. No ando ya para esas cosas, la gente se me quedó viendo y además pegué un par de gritos. No, el reflejo de un padre y un técnico es el equilibrio y tengo que mostrarme así para que él lo sea también.
- ¿Cómo es su relación?
- Hablamos todos los días. Ahora que está casado no es como antes y está en México. Pero casado o no casado, me importa un carajo, igual vamos a hablar todos los días que se pueda (risas). Igual no es como antes, por ejemplo, teníamos cuatro meses sin vernos. Ahora pudimos, pero por un segundito, porque tuvo que ir al odontólogo y me coleé ahí para acompañarlo. La unión sigue, porque dependemos muchísimo uno del otro, pero ahora es con el celular.
- ¿Le habla como técnico también?
- Claro, trato de ayudarlo con la experiencia que he tenido, siempre hay algo que comentarle. Pero también son consejos de padre, lo haré hasta que me muera, porque el fútbol es hermoso, es su profesión, pero lo más importante es el ser humano.
- ¿Cuántos padres e hijos pueden decir que le hicieron gol a Brasil?
- (Risas) Sabes que estaba en el estadio (en Boston) ese día y me llenó de felicidad. Creo que de todos los que ha hecho Giancarlo, ese fue el que me llenó más de orgullo, porque además fue de los más bonitos. Yo también tuve la fortuna de marcarle a Brasil (en Copa América 1989) y que él también lo haya hecho este año es una satisfacción inmensa. Ojalá este domingo, no por mí sino por el país, marque otro golcito, porque Venezuela lo necesita para que baje un poquito la presión que tienen.
- Acaba de confesar que rompió su norma de no ir al estadio.
- (Risas) Es cierto. Y fue la primera vez que viajé para un partido de la selección. Giancarlo siempre insiste, pero no lo hago. Esa vez sí, porque habíamos sido campeones con Táchira, necesitaba un par de días de vacaciones y quería ir al exterior. Entonces ese partido fue la mejor excusa, pude pasar un rato con él y qué mejor encuentro que ese, que terminó siendo histórico por el triunfo ante Brasil, y lo pude ver.
- Debería romper esa regla, porque según esa cuenta, cuando va al estadio Giancarlo anota
- No, no, (risas). Igual él sabe que siempre estoy con él. La amistad que tenemos no la rompe nadie.
- ¿Recuerda bien el gol que le hizo a Brasil?
- Fue un pase de Laureano (Jaimes) al fondo. Agaché la cabeza y empecé a encarar hasta que vi a Taffarel, lo pude regatear y hasta ahí había tenido tranquilidad para driblar, pero luego quedaba un defensa y entonces sí cerré los ojos y le di durísimo al medio, le pegué con la vida. Fui a buscar el balón, pero mi amigo Robi Cavallo me abrazó primero con gran felicidad. En el momento no lo entendía, pero luego sí me quedó la alegría de haberle marcado a Brasil. Y en ese partido erré un segundo tanto, imagínate.
- ¿Qué tan importante fue esa Copa? Hizo cuatro goles y luego jugaría en Brasil
- Esa fue una semana extraordinaria para mí. Gracias a Dios tenía como amigos a Bernardo Añor y Pedro Febles, que me aconsejaron. Porque no sólo fueron los cuatro goles, sino que estaba la RAI, Televisión Española pendientes, sonaba para ir al Verona, América puso dos millones de dólares para ver si compraba el pase. Tuve buenas posibilidades, pero era una lucha con grandes figuras del continente. Fíjate que en el América quedó la escogencia entre Romerito y yo, y fue él. Luego salió mi nombre en el Fluminense y tuve la fortuna de ir a ese bonito club.
- ¿Fanático de la selección desde que dejó de jugar?
- Sí, lo disfruto porque siempre hay alguien dentro que es amigo de uno. Pastoriza llevaba a cinco o seis jugadores del Táchira y en ese tiempo tuve un acercamiento que me hizo el primer fanático de la selección. Tengo muchas cosas en la cabeza siempre, pero cuando juega Venezuela me pongo hasta la franela. En esos días ando con la camiseta vinotinto de mi hijo. A veces no comparto el manejo del equipo, pero siempre estoy ligando que ganen. A todos nos interesa que les vaya bien, no entiendo como hay personas que ligan reveses por pleitos personales.
- ¿Sale en público con la camiseta de Giancarlo?
- Sí, cómo no, en la calle, en reuniones y cuando veo el partido en casa. Y no se la robé a Coquito (utilero de la Vinotinto), me la dio Giancarlo (risas). Es un orgullo, cómo no me la voy a poner si es la de uno de mis mejores amigos.
(Nota escrita para la edición 10/10 de El Nacional)
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