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domingo, 8 de diciembre de 2013

Escoja una identidad


La escogencia del nuevo seleccionador de Venezuela se verá influenciada por muchos factores. Pero si algo marcó la elección anterior fue la ruptura de la continuidad en el estilo e identidad futbolística.Nada tuvo que ver, tácticamente, lo que hizo César Farías con lo que propuso Richard Páez en los añosanteriores.

Ahora, la situación es similar, debido al perfil de los candidatos. Ni Noel Sanvicente, ni Eduardo Saragó y obviamente tampoco Páez, manejan propuestas cercanas a Farías. Sin embargo, esta vez convendría mantener los puntos positivos que dejó el sucrense y mejorar sobre esa base, con una clara idea propia de cómo debería jugar la Vinotinto.

En cuanto a planificación, exigencias, método de trabajo, Farías resultaba prácticamente incuestionable, y los tres candidatos también son reconocidos por ser metódicos; Sanvicente y Saragó por ser parte de una generación reciente que lo ha entendido como una necesidad para triunfar, y Páez, aunque perteneciente a una generación anterior, como un estratega siempre interesado en actualizarse y con la experiencia de haber dirigido en Perú y Colombia.
Es claro: la Vinotinto contará con un entrenador obsesivo, organizado y exigente.A estas alturas, y después del progreso logrado con el propio Páez y Farías, la selección no demandará menos de quien la conduzca.

El momento parece pedir que la Vinotinto, después de un cambio brusco de estilo entre los dos últimos procesos y varias modificaciones más durante la era Farías, asuma otra vez una identidad futbolística más allá de la entrega y el esfuerzo constante. Y eso no tiene por qué convertirse en una negación de lo hecho en los últimos seis años.

La intensidad defensiva, el orden y la agresividad que Venezuela demostró durante la Copa América Argentina 2011 y parte de la eliminatoria pasada no deberían desaparecer.

Al contrario, deberían tomarse estos y otros puntos altos del rendimiento con Farías e integrarlos a un modelo e identidad que le den un mejor funcionamiento a la futura Vinotinto.

Páez, Saragó y Sanvicente pueden aportar eso desde diferentes perspectivas. El estilo e identidad que Páez forjó en la Vinotinto es algo que todavía perdura en la mente de la afición. Con nuevos jugadores, mayor juventud, feroz competencia interna y mejor forma física individual de piezas claveen el equipo, el experimentado estratega podría darle un giro más a su conocida propuesta.

lunes, 19 de agosto de 2013

El esquema como punto de partida

Para el aficionado y los medios de comunicación, una de las primeras referencias para saber qué desea hacer un equipo antes de un partido es el esquema. A la pregunta "¿cómo va a jugar tal conjunto?", la respuesta obligatoria suele involucrar la conocida fórmula que a pesar de las variaciones suma siempre 10 en total (porque el portero siempre es uno).
No obstante, este número es siempre un punto de partida, nunca una solución. "El fútbol es ocupar zonas. Más que los números, lo que vale son los movimientos. Porque los esquemas no son estáticos. Es principalmente una referencia para los técnicos, para los jugadores, y también para la prensa y los aficionados", explicó el estratega Carlos Horacio Moreno.

Luego de su estreno con el Caracas, el técnico Eduardo Saragó comentó que su dibujo táctico admitía muchas variaciones: "Contra Trujillanos cambiamos de esquema 3 o 4 veces durante el partido. Y eso puede pasar por el planteamiento del rival también. Si Trujillanos mete 8-9 jugadores cerca del área, eso cambia el plan y tengo que usar los laterales, mover jugadores, buscar la manera de romper eso".

Esto no significa, sin embargo, que no haya orden en el método. Por eso acotó Saragó: "Sí tenemos una formación base para el Caracas, pero cambia". En su filosofía de juego hay una idea fija, pero diferentes formas de aplicarla.

Moreno simplifica el asunto para quién crea que hay grandes misterios: "El fútbol es y será siempre el mismo en su esencia: cómo atacar, cómo defender, cómo pasar de la defensa al ataque y cómo pasar del ataque a la defensa".
En esas cuatro fases, el dibujo táctico puede tener una mayor importancia en algunos aspectos más que en otros como principio del orden necesario de un equipo. "Estoy de acuerdo que para defender y recuperar sí te centras más en los números, en el esquema, que para atacar. Es por esa razón de ocupar zonas, pero igual es flexible y cambiante. Al atacar pasa que si ves que te bloquean más al lateral izquierdo, sacas al derecho entonces, y así con otros jugadores también. Pero si tienes cuatro defensas, tienes cuatro defensas, eso es así", argumentó Moreno.

De la pizarra al campo. Para un equipo, el inicio de la aplicación de una idea puede ser el esquema. Pero cada situación del partido demandará un movimiento y una solución que a los ojos de quienes observan el choque "desordena" ese dibujo.
Muchas de las situaciones son previstas por el entrenador, coordinadas con sus pupilos y guardan relación con el movimiento de otros compañeros. Pero también hay otras circunstancias que requieren que sea el jugador el que encuentre soluciones.

El Barcelona es un equipo que a Moreno le parece útil para analizar como ejemplo, por sus variaciones. "Barcelona juega con un 4-3-3 como esquema base, pero Lionel Messi, por ejemplo, muchas veces baja al medio y se convierte en un enganche o un organizador de juego cuando se necesita. Pero al defender y ejercer presión arriba, Messi es el primero que presiona a los defensas y ahí entonces sí ocupa la posición del 9, del centro delantero".

martes, 29 de enero de 2013

Rafael Esquivel habla sobre la Vinotinto y las polémicas del fútbol venezolano

Nunca el boleto a un Mundial había estado tan cerca a estas alturas en una eliminatoria. Por eso la expectativa en el país es inmensa y aún así, quizás todavía no se alcanza a comprender la magnitud del impacto que tendría tal hazaña.
Sin embargo, después de tantos años de sinsabores, el presidente de la FVF, Rafael Esquivel, sí puede imaginarlo. "Estamos a las puertas de poder clasificar, depende de nosotros llegar al Mundial 2014. Sería el logro más importante de cualquier dirigente en todos los años que llevo en la FVF después de tanto tiempo en el que no contábamos para nada. Ya no es así y por supuesto que también es un año significativo para mí y para la gente que ha estado conmigo durante tantos años", afirmó.

"Este país se va adaptando fácilmente a cada cosa que sucede, lo vimos con el crecimiento de la Vinotinto, empezamos a llenar los estadios. El fútbol profesional fue creciendo con sus clubes que son el tractor, el empuje del deporte en el país. El venezolano siempre ha manifestado sus alegrías con devoción y lealtad. Si nosotros clasificamos al Mundial creo que va a ser un gran giro altamente positivo, pero no para generar trauma. Creo que sí estamos preparados y será un crecimiento satisfactorio, esperando que los clubes tengan también una plataforma definitiva para mantenerse en el tiempo", explicó.

Obligaciones y vivencias. La exigencia que puede sentir el seleccionador nacional César Farías y su cuerpo técnico también tiene que ver con el respaldo que pueda recibir de la FVF, algo que durante este ciclo que suma cinco años se ha incrementado.
"Clasificar al Mundial es nuestro reto y nuestra lucha de hoy y por eso estamos listos para darle todo a esta selección. Pero también con las otras categorías. Creíamos que se podía lograr con la Sub 20; lamentablemente no se dio, pero tampoco se puede poner una lápida sobre esa selección. Se hizo un largo proceso de trabajo y ahora se verá el informe del técnico Marcos Mathías. También está el apoyo para la preparación de la Sub 17 y el fútbol playa. Y es que en 2012 tuvimos que tomar decisiones significativas en el orden económico para poder tener la disposición de apoyar a todas las selecciones", resumió.

Para Esquivel, la exigencia y la presión son también parte de la emoción que vive. "Sufro muchísimo con cada partido. Aunque a veces no se nota, siempre viajo con el cuerpo técnico en las eliminatorias, estoy en el mismo hotel, muchas veces en el mismo piso del director técnico. Cuando hay otros dirigentes estoy con ellos y así le doy espacio también al grupo, pero igual los veo siempre en el camerino y luego subo al palco durante el partido. En los amistosos también intento estar y si no voy, está alguien de la federación".
En las concentraciones, su política es no interrumpir. "Comparto un abrazo con los jugadores o el rezo antes de salir al estadio y después de llegar, ganando o perdiendo, tengo esa costumbre. Pero a los técnicos se les respeta su espacio, por eso doy pocas charlas, apenas cuando están distendidos. Pasó en Dallas y en Margarita. En el camerino a veces saludo o les doy una arenga, pero ninguna charla. Los técnicos se sienten fortalecidos con la presencia del presidente ahí, pero también se incomodan con eso cuando quieren hacer algún reclamo o hablar de su estrategia, y ese espacio hay que dejárselo".

En los partidos, a diferencia del resto del país, debe contener sus emociones en un palco: "Si ganamos, grito internamente. Si perdemos, lloro internamente. Soy pasivo".
Pero al igual que todos, tendrá que ligar en este año crucial: "Y espero que se dé ese logro tan importante".


César Farías y su posible sucesor

Esquivel no se apura a la hora de pensar en el posible sucesor de César Farías luego de 2014, el año escogido por el técnico para finalizar su ciclo con la selección, como así lo expresó.
Tampoco cree que sea posible cambiar su opinión para renovar. "César es joven, después de la Copa América quisieron llevárselo y él decidió seguir al frente pero no fue fácil. Aquí cuando alguien tiene éxito se lo llevan, así pasa con los jugadores, y al técnico los resultados lo mantienen", dijo.

Aunque luego puedan sonar nombres (¿Eduardo Saragó? ¿Daniel Farías? ¿Noel Sanvicente? ¿Rafael Dudamel?), es lógico pensar que Esquivel y la FVF consultarán la opinión del actual seleccionador antes de tomar una decisión. "Respetamos los espacios. Está contratado hasta el Mundial de 2014 y cuando termine ese acuerdo o mejor dicho, un poco antes, pensaremos sobre lo que se hará. Aquí en la FVF hay un cuerpo colegiado que toma decisiones sin apresurarse. Hay gente que hasta nos ha preguntado qué vamos a hacer con Marcos Mathías, y la respuesta es que esperamos informes y luego se habla en el comité de selecciones. Lo principal es la programación en sí. Y claro que consultamos siempre con el técnico, por ejemplo, está contractualmente establecido que el seleccionador tiene injerencia en el nombramiento de los cuerpos técnicos menores. Con Richard Páez también se hizo en su momento".

domingo, 18 de noviembre de 2012

Una liga de fantasía

La crisis del Lara no ha terminado. Una desbandada es previsible y también justificable. Ver a sus principales jugadores y al técnico Eduardo Saragó en otros conjuntos en el torneo Clausura se presenta como el escenario más lógico.
En cierto modo, la situación se asemeja a una que puede ocurrir en una liga de fantasía. Quien haya jugado alguna de estas simulaciones, especialmente las de beisbol, puede conocer el ejemplo: un dueño de equipo deja de preocuparse por su conjunto virtual, no realiza movimientos, pierde el interés y el resto de los participantes le reclama que si no va a continuar, debe liberar a sus jugadores para que el resto pueda aprovechar ese talento. Si accede, entonces se presenta una gran rebatiña.

En diciembre, Lara podría ser ese equipo que provoque una subasta. Muchos otros podrían reforzarse con esas figuras que anhelarán estabilidad. Pero esta serie de acontecimientos, aunque lógicos en estas circunstancias, son un absurdo para cualquier liga que pretenda ser respetable.
Durante la huelga del Lara, los demás conjuntos parecieron más preocupados en criticar o quedarse en un costado, observando el espectáculo. Es obvio y repetitivo, pero los planteles del fútbol venezolano no se perciben como socios. Son rivales, dentro y fuera de las canchas. La desgracia de otro es la felicidad propia. Si un campeón desaparece, los demás piensan "bueno, ahora me toca a mí ganar". Nadie reclama condiciones para consolidar a la liga porque esas mismas condiciones podrían atentar contra sus intereses.

Laureano González, vicepresidente de la FVF, admitió con honestidad que solicitar garantías de pago a los conjuntos antes de comenzar un torneo era inviable. Que el monto que realmente podrían asegurar era tan bajo que los principales jugadores tendrían que irse del país. Y esto también pone el reflector sobre los futbolistas. Durante muchos años, Caracas tuvo una ventaja en el mercado: era el único que garantizaba el pago. Eso para los jugadores representaba algo valioso. Hasta que comenzaron a aparecer las ofertas escandalosas. Unión Atlético Maracaibo en su momento lo hizo. Mineros y Lara son los ejemplos recientes. Pero muchos otros conjuntos también pagan sueldos que nada tienen que ver con su realidad.
Pedir a los jugadores que rebajen sus salarios es inútil, ellos aceptarán las mejores ofertas y esas dependen de los conjuntos, que son los responsables de haber inflado el mercado, porque saben que sus ingresos no se corresponden con sueldos de 180.000 bolívares.

Si ofrecen menos y el talento se va del país, como presagia González, entonces que así sea. Al menos los jugadores tendrán una mejor oportunidad de cobrar el dinero que se les promete y los clubes se verán obligados a formar talento. Que la liga baje más su nivel será directa consecuencia del mal manejo de los equipos que la integran. Será un reflejo fiel de lo que han cosechado. Hoy, aunque haya jugadores de gran calidad, no se puede hablar bien de esta liga. Un canal de televisión, un patrocinante, no debe ver con orgullo como su marca está asociada con estas palabras: deuda, huelga, suspensión, violencia.

Al hablar de las posibles consecuencias de exigir garantías a los equipos y provocar, de acuerdo con sus palabras, una emigración masiva de talento, González afirmó: "Es una realidad que se tendrá que asumir en su momento".

En su momento. Por ahora, con promesas falsas de salarios, el autoengaño de muchas "canteras", la fingida preocupación por el campeonato como un producto y la dependencia de los resultados de las elecciones de gobernadores, es cada vez más claro que esta es una liga de fantasía.
(Columna escrita para la edición 18/11 de El Nacional)

domingo, 19 de febrero de 2012

La fórmula para barrer en la temporada

"Si ganar un torneo es difícil, imagínate dos seguidos", afirmó el entrenador Noel Sanvicente. "Si siguen así como van, va a ser imposible ganarles. Espero que no lo logren, pero no por envidia, sino porque nosotros también tenemos objetivos y queremos ser campeones", dijo con sinceridad Carlos Maldonado, técnico de Mineros.
Sanvicente y Maldonado tienen muchas cosas en común. Una de ellas los autoriza a opinar sobre lo que debe tener un equipo para lograr barrer en una temporada, algo que el Lara que maneja Eduardo Saragó amenaza con conseguir en esta campaña -por vez primera en el formato de 18 equipos-, después de conquistar el título del Apertura y ubicarse en el primer puesto del actual Clausura.

Desde que se reorganizó la primera división en 2001, Caracas y Unión Atlético Maracaibo son los únicos equipos en hacer tal cosa. El cuadro rojo, dirigido por Sanvicente, ganó los dos torneos de la campaña 2003-04. En la siguiente zafra, Maldonado le imitó con Maracaibo. Y desde que se implementó el formato de dos torneos en 1996, sólo hay otro equipo para sumar a esta lista: Deportivo Táchira, que en la 1999-00 no sólo ganó el Apertura y el Clausura, sino que por un grave e incomprensible error en las normas de campeonato ­en las que no se preveía tal situación- tuvieron que ganar además un cuadrangular final para conseguir la estrella. Maldonado era asistente de ese equipo, que dirigió Walter Cata Roque.

Equipos benditos. Para Maldonado, aquellas versiones de Táchira y Maracaibo tenían un elemento en común que considera necesario para tal proeza: jugadores de experiencia. "Ellos ayudan a manejar el equilibrio en el vestuario. Cuando todo es triunfo, no es fácil hacerlo. Es lindo, se disfruta, pero no es fácil manejarlo. Tiene que estar la exigencia de parte de uno, pero también la capacidad de los jugadores de controlarlo", dijo.
Con ese elemento, Maldonado afirmó que no se necesita motivar tanto al grupo después de ganar un torneo para buscar el otro "porque le agarras el gusto a ganar, es lo único que después tienes en mente. Eso resulta cómodo para el técnico. Y cuando tienes un vestuario ganador, aprendes a hacerlo en cualquier circunstancia".
Agregó: "Uno pone todo lo demás, planificas, cuidas los detalles, aportas claridad, pero cuando los jugadores tienen eso y le agregan esa malicia al ganar, no es fácil derrotarlos y eso es lo que pasa hoy con Lara".

viernes, 26 de agosto de 2011

El éxito no nubla la vista de Saragó

Eduardo Saragó se resiste a hablar de la posibilidad de un título con Lara, su nuevo equipo. Incluso después de arrollar al Real Esppor 4-0. “No me voy a dejar llevar por estos resultados nada más”, advierte el estratega. Pero Saragó entiende, por supuesto, que las importantes contrataciones del Lara y su propia llegada al conjunto son razones para verlos como candidatos.
“Contra el Esppor estuvimos más cerca del nivel que yo quiero; en los dos partidos anteriores, no. Sabía que al empezar la temporada íbamos a estar bien físicamente, pero lo futbolístico solo lo puedes ver realmente en la competencia oficial y en eso todavía estamos mejorando”, afirmó el DT.
“Esperábamos un partido muy difícil contra un gran rival. Así que ganarlo de esa manera es muy bueno, si tienes en cuenta esos factores, pero al final vale tres puntos igual, no te dan más”, dijo.
Dos victorias y un empate confirman el potencial de este reforzado Lara. Saragó, cauteloso, pone el freno: “Pensar en el título va a ser difícil porque son muchas cosas nuevas para todos en el equipo y creo que lo consideramos en realidad a partir del segundo semestre. Ahora, si llega la oportunidad en este torneo, bienvenido sea, ojalá, pero prefiero ver el trabajo a plazos más largos”.
El domingo, Saragó tendrá enfrente a un rival que también ha tenido un gran inicio y que, más importante aún, conoce muy bien: su ex conjunto, Petare. “Tengo muy bonitos recuerdos con el equipo y un gran agradecimiento a todos sus jugadores. Pero va a ser otro partido más, contra un buen conjunto”, finalizó.
(Nota escrita para la edición 26/8 de El Nacional)

domingo, 27 de febrero de 2011

La sacrificada vida de un buen DT


“Creo que he ido dos veces al cine en seis años”, confesó Eduardo Saragó, técnico del Petare. “Cuando llego a la casa, me desconecto para poder disfrutar con mi familia. Muchos me dirán que igual sigo pensando en fútbol, pero trato de no ligar las dos cosas”, dijo Noel Sanvicente, DT del Real Esppor.
Los dos entrenadores, amigos y hoy rivales en el estadio Brígido Iriarte, tienen varias cosas en común: son exitosos, están en la élite de su profesión en el país y son trabajadores a más no poder. Pero también hay una diferencia que es clave en la forma cómo llevan su vida paralela al fútbol. Saragó tiene 29 años de edad, es soltero y vela por sus padres. Sanvicente suma 46 años de edad, es casado y tiene un niño y una niña.
La exigente rutina de un estratega demanda la mayor parte de su tiempo, y el perfeccionismo de ambos en su trabajo los lleva a encontrar complicaciones a la hora de afrontar también otro reto: poder disfrutar de la vida fuera del campo de juego.

Obsesión con gusto. “Mi día típico puede empezar con la práctica a las 6, 7 u 8 de la mañana, dependiendo de donde sea la sesión. En La Guacamaya tenemos la oficina, y si es ahí, llegamos hora y media antes para revisar lo planificado para el día. Luego del entrenamiento, voy a la casa, almuerzo y me siento a trabajar, a revisar videos de nuestras prácticas o de los rivales que enfrentaremos. Luego salgo al entrenamiento de la tarde y después reviso lo que se hizo en el día o algún otro video, y en la noche toca descansar. Pero este trabajo no tiene horas, porque a las 9 de la noche todavía puedo estar haciendo alguna llamada por logística, viajes, hidratación, utilería. Es así”, detalló Saragó.
El joven técnico del Petare fue adiestrado por “Chita” Sanvicente en el Caracas, y por eso heredó algunas de sus costumbres. La que todavía intenta adoptar es cómo hacer tiempo para sí mismo.
“Vivo con mis padres, que son mayores, pero en la casa prácticamente no los veo. Cuando estoy allá me encierro a trabajar, o salgo muy temprano o llego muy tarde, y así paso tiempo sin verlos. Si no ganamos, a veces ando muy mal en casa. Lamentablemente, en ocasiones comparto muy poco. Y eso que mi papá ve mucho fútbol y va al estadio”, contó Saragó.
“Al trabajar en Caracas por lo menos los veo, porque cuando estuve en Zamora, veía a mis papás tres o cuatro veces al año nada más”, agregó.
“Llevo ocho años trabajando como entrenador y hasta hace dos años, creo que mi vida social era prácticamente nula. Un día no me pude parar de la cama, me dio un pico grave de estrés y entonces empecé a liberar algo de la tensión del trabajo. Salía a correr, al gimnasio, a tener algo de vida privada. Pero estuve tres o cuatro años sin ir a la playa en un momento. No tenía vacaciones. Hace tres meses me diagnosticaron dos úlceras, también por estrés”, dijo.
Saragó admite que estas limitaciones también se deben a su forma de ser. “Durante casi dos años tuve una rutina en la que trabajaba con el Caracas con “Chita” en la mañana, desde el mediodía en un colegio y al final de la tarde con los equipos Sub 17 y Sub 20 del Centro Italo. Puede que esté obsesionado y que no esté bien esa manera de ser. Tampoco garantiza que todo salga bien”, admitió.
“Conozco entrenadores que llegan a partir del entrenamiento del miércoles, otros que no van a las sesiones de trabajo físicos, e igual son exitosos y ganan campeonatos. Y está bien, porque esa es su forma de trabajar. Pero a mí me cuesta, no puedo. Hay equipos en los que algún directivo se molesta si uno no los acompaña a una reunión o a un almuerzo, pero yo no puedo dejar de ir a un entrenamiento”, dijo.
La lección, sin embargo, ha sido aprendida debido a los riesgos en su salud: “Por los problemas de estrés que he tenido, ahora busco más tiempo para mí, porque a veces dudo si vale la pena afectar tu salud. Trato de recuperar una vida más normal, porque a veces lo vives en demasía y te desgastas. Pero en general no me quejo de lo que hago, soy feliz así y trabajo por mi familia”.

Papá y entrenador. Para Sanvicente, la obligación de hacer un espacio en su agenda es mayor, porque debe velar por su esposa y sus dos hijos.
“En un día regular llego a preparar el entrenamiento a las 5 de la mañana, después voy a la oficina (también ubicada en La Guacamaya) para chequear detalles y ver videos. Me voy a las 10:30 a mi casa para almorzar y vengo otra vez al mediodía a ver a la Sub 20 y a los juveniles. Cuando termino, paso por Cumbres y por Directv Sports Park, que es donde juegan las categorías infantiles y básicas. Ahí superviso y trato de motivar. Y en la noche, a la casa de nuevo”, contó.
“Chita” admitió que la experiencia le ha enseñado fórmulas para sobrellevar la labor: “Yo delego trabajo, por eso me he rodeado de personas capacitadas y cada cual sabe lo que tiene que hacer. Hay un coordinador que es mis ojos en las inferiores. Uno supervisa y está pendiente de que todo salga bien, porque yo quiero dejar una huella, aportar a la institución, pero con gente así se facilita el trabajo del técnico”.
Conoce bien a Saragó y por eso comentó las diferencias de sus casos: “Saragó es más joven, es soltero, y quizás cuando se case y tenga hijos va a ir cambiando. Ahora quiere vivir no 24, sino 26 horas de fútbol al día, pero uno debe buscar tener su vida propia porque si no esto te va consumiendo, te desgasta. El tiempo y la experiencia te dan eso. Como jugador y como técnico, siempre he puesto a mi familia primero, porque es tu apoyo y debes darles tiempo para compartir. Cuando puedo llevarme al niño lo hago, hay que buscar ese huequito en la agenda”.
El entrenador del Real Esppor no deja de dar indicaciones en el campo y fuera de él, pero en su hogar cambia el enfoque: “Me gusta la privacidad. Cuando estoy en casa, cierro la computadora, me olvido del fútbol y me pongo a ver una película, la novela o a echar broma con los niños. Y listo”.
Su pasión por el deporte, sin embargo, lo lleva a disfrutar ahora otra etapa con su hijo Noel Alejandro, de 6 años de edad, quien hizo el mismo cambio de su padre: pasó del Caracas al Real Esppor. “A las prácticas lo llevo y lo busco, él quiere hacer todo en esto del fútbol. Los viernes es difícil poder ir a verlo en los partidos porque trabajamos en doble turno, pero cuando voy, no le digo nada y lo sorprendo. Se pone contentísimo. Y no estoy en las gradas como entrenador, sino como representante. Me quedo callado y no grito. De hecho, a mi esposa la controlo en eso”, relató.
Compartir el fútbol con su hijo renueva sus ánimos. “Pero si no llega a ser futbolista, quiero que sea un buen estudiante, un buen padre. Eso le debe enseñar uno y luego que él escoja lo que quiera ser. En el fútbol es volante, goleador. Balón que ve, lo patea al arco. Es zurdo, no sé de dónde salió eso, pero es cariñoso y eso lo sacó del papá. Mucha gente me ve como una persona dura, por mi disciplina, pero el que me conoce sabe que soy un pan de guayaba”, finalizó entre risas.

Otra forma de ver el fútbol
Saragó y Sanvicente confiesan que el simple gozo de ver un partido de fútbol, no lo tienen ellos. “Esa es la diferencia entre fanático y técnico, yo siempre lo voy a ver de otra manera. Uno busca detalles, ver qué se puede mejorar”, aseguró “Chita”.
Para Saragó, ir al estadio o ver televisión es una tarea: “Cuando era chamo me gustaba el fútbol europeo, veía la liga italiana y simpatizaba con el Real Madrid. Pero al ser entrenador le pierdes el gusto a eso, porque incluso el equipo que seguías, si no compartes la idea futbolística del técnico, ya no te gusta. Hoy no importa cuál partido europeo pasen, si hay un Trujillanos-Yaracuyanos, voy a ver ése. Pero lo veo como trabajo, para analizar a un posible rival. Y cuando puedo ir al estadio, es igual”.
(Nota escrita para la edición 27/2 de El Nacional)

sábado, 8 de enero de 2011

Eduardo Saragó cree que a Petare le costará ser competitivo

El inicio de la sesión matutina del Deportivo Petare resultó curioso. Unos movimientos de boxeo y luego ejercicios en los que debían patear postes acolchados. “Aquí estoy tirando más patadas que en un partido”, dijo con ironía Bladimir Morales, volante del equipo. Mientras que el técnico Eduardo Saragó quiso aclarar: “No vayas a creer que este es el trabajo, es solo el calentamiento”.
Pero quizás esos golpes sean una buena metáfora para ejemplificar cuánto tendrá que pelear Petare en este nuevo semestre para poder destacar.
“Necesitábamos firmar a seis refuerzos por lo menos”, dijo Saragó con pesar, pues todavía no llega el primero, que se espera sea el colombiano Víctor Guazá.
“Me consta que el presidente Mario Hernández ha tratado de conseguirlos, dentro del presupuesto, pero ya sea por los altos salarios de los jugadores o por otras razones, no hemos podido. Estoy muy contento con el trabajo del grupo, que se entrega de lleno, pero estoy consciente de que posiblemente no seremos competitivos internacionalmente y quizás tampoco en el torneo nacional, porque hay equipos de acá (Mineros, Esppor) que se armaron como si estuvieran en Copa Libertadores y no la juegan, y nosotros que sí estamos, no tenemos refuerzos”, explicó el técnico durante la sesión que se realizó en el gimnasio Bo Center.
Dentro de esa situación no deseada, Saragó saca el máximo provecho de la nómina que tiene, como lo ha logrado una y otra vez desde que asumió el mando del antiguo Italia.
“Hay compromiso y buena disposición. Trabajamos fuerte y tenemos la ayuda de la alcaldía y el grupo Sambil para contar con este gimnasio para trabajar. Confío en estos jugadores y vamos a estar luchando hasta donde nos dé”, aseguró.
El preparador físico Marcelo Geralnik explicó: “Apenas tuvieron una semana libre, así que esto es una puesta a punto. La próxima semana ya bajaremos las cargas”.
El debut contra Anzoátegui (domingo 16) y la serie contra Cerro Porteño por la Libertadores (jueves 27) están a la vuelta de la esquina.

Con apuros. No solo faltan refuerzos en el Petare, sino que hay ausencias que pesarán pronto. Diomar Díaz ya era una baja para el resto de la temporada, pero además Armín Márquez no podrá comenzar el Clausura por lesión y Evelio Hernández está suspendido para el estreno. Para la segunda fecha, conversan con Mineros para poder aplazar el juego para viajar con tiempo a Paraguay para la copa.
(Nota escrita para la edición 8/1 de El Nacional)