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jueves, 17 de mayo de 2012

Munich es una mezcla de entusiasmo y temor

"Mientras Munich se vuelve roja" titula un periódico de la ciudad y paso a paso se confirma la frase. Sentarse en Hofbrauhaus, la mundialmente famosa cervecería, es disfrutar de un anticipo del ambiente que reinará en las calles y en el Allianz Arena el sábado, cuando el Bayern intente convertirse en el primer equipo desde 1965 en ganar en su casa una final de la máxima competición de clubes de Europa.
Gritos y cánticos en honor a los colores rojo y blanco se escuchan, y las camisetas del Bayern, viejas o nuevas, van recorriendo las calles. Hasta las franelas hechas especialmente para este partido se exhiben desde ya, entre locales y turistas que las compran.

Es un beneficio inmenso que ese partido por el título se juegue en el hogar propio. Nadie debe trasladarse, millones de aficionados podrán apoyar en el estadio o en las zonas populares, y claro, los rivales se mantendrán alejados el mayor tiempo posible. Chelsea, el otro finalista, llega el viernes y sus aficionados aún no se hacen sentir.
Munich, por ahora, no cede el protagonismo, salvo en las numerosas pancartas de los patrocinadores del torneo, que hacen que Frank Lampard o Didier Drogba se comparen con las mejores figuras del Bayern. Adidas y Master Card, por ejemplo, han promocionado este choque en vallas gigantescas desde el aeropuerto hasta Marienplatz, el corazón medieval de la ciudad, y la plaza en la que ya los aficionados pasados de tragos empiezan a hacer bulla. En el Parque Olímpico, además, se instaló ayer el acostumbrado Festival de la Champions.

Pero en medio de ese gran entusiasmo, hay un temor subyacente. Desde que a Munich le asignaron la sede, la posibilidad de estar en la final se convirtió en una obsesión para todos en la capital de Baviera. En esta temporada, más que un logro, esa final es un reto a los nervios y el corazón de cada aficionado del Bayern.
El cuadro de Munich es apenas el cuarto en esta competición en jugar la final en su casa, después del Real Madrid de 1957, el Inter de Milán de 1965 y la Roma en 1984. Los dos primeros anfitriones ganaron. No hay presión, claro. Y en esta campaña, Bayern ha confirmado que no es el mejor conjunto de Alemania. Puede ser el mejor de Europa, si gana el sábado, pero en su país, el bicampeón Borussia Dortmund lo ha desbancado, porque no sólo repitió el título de liga y dejó al Bayern en el segundo puesto, sino que le ganó la final de la Copa de Alemania con una goleada 5-2.

Por eso en la ciudad se espera también con nerviosismo el encuentro. Una victoria salvará la temporada, aliviará las penas y permitirá sacar el pecho. Pero una derrota, nada menos que en casa, los dejará con las manos vacías y como escolta del triunfador en los tres torneos principales de la temporada.
Suficiente razón para poner de cabeza a la ciudad si el sábado, en el Allianz Arena, la copa se viste con cintas rojas y blancas.
(Nota escrita para la edición 16/5 de El Nacional)

lunes, 30 de mayo de 2011

Barcelona aseguró su puesto en la historia con gran orgullo

La celebración en el campo de Wembley se prolongó en el vestuario y los jugadores del Barcelona no se querían ir. Cuando finalmente lo hicieron, su autobús pasó frente a la línea de periodistas que los habían entrevistado en la zona mixta y todos los jugadores se acercaron a las ventanas y las golpearon rítmicamente a manera de despedida.

Esa alegría sorprendió a David Villa. "Hay jugadores que ganaron su tercera Champions pero parece que fuera la primera", afirmó. Tal entusiasmo se mezcló con orgullo el sábado en la noche en Wembley. Porque este título permite al Barcelona probar que tenía razón y valida su grito de batalla durante los últimos años. "Lo que importa es el juego", dijo Josep Guardiola. "Así es cómo quiero jugar al fútbol", agregó. Barcelona logró llegar a su punto máximo con uno de sus mejores partidos, una obra maestra que dejó a un gran equipo como el Manchester United como simple espectador en la segunda parte. El estilo y la filosofía del Barcelona, más que nunca, fueron reivindicados como formas lógicas de llegar al éxito en una época en la que la mayoría prefiere otras vías.

"Estoy orgulloso de haber ganado y, sobre todo, de la forma en la que lo hemos hecho", dijo Villa. "Demostramos que somos el mejor equipo de Europa", aseguró Xavi. "Todo salió perfecto", expresó Pedro. "Estoy orgulloso de estar aquí y de poder vivir este momento. Era casi impensable lo que hemos hecho, costaba mucho", dijo Andrés Iniesta.


Su lugar en la historia. Al preguntarle a Villa en la zona mixta si creía que Barcelona ya era el mejor equipo en la historia, respondió: "Eso pasará con el tiempo. Somos conscientes de lo que hemos hecho este año, de lo que mis compañeros hicieron en los anteriores, pero todavía tenemos un futuro prometedor, hay que trabajar para que esto no cese".

En la rueda de prensa, Guardiola también tocó el tema: "No puedo decirlo, porque no vi al Santos de Pelé, al Real Madrid de los años 50, al Ajax de los años 70, a muchos otros grandes equipos. Pero ya estamos entre ellos. Soy un privilegiado. Tenemos cuatro Champions, igual que Ajax y Bayern Munich".

La alegría y el orgullo se mezclaron porque la combinación de su estilo de juego y sus triunfos les ha reservado un lugar en la historia, en el tope, y Wembley será recordado como el lugar donde no quedaron más dudas.


Premio para Eric Abidal

Los jugadores del Barcelona revelaron cómo se dio la decisión de darle a Eric Abidal el privilegio de ser quien levantara la "orejona", honor que le toca al capitán, en este caso Puyol o Xavi. "Fue una decisión entre todos los capitanes y Pep (Guardiola). Abidal pasó un momento muy difícil por su tumor en el hígado. No se trato sólo de fútbol, era su vida", dijo Xavi. "La gente no sabe lo que hemos sufrido con eso. Y Abidal siempre nos motivó, nos dio fuerza. Que él levantara la copa al final fue algo perfecto", afirmó Villa.

Messi agota los elogios

Sobre la actuación de Lionel Messi, escogido como el mejor jugador de la final, el técnico Josep Guardiola dijo en rueda de prensa: "Es el mejor jugador que he visto y que probablemente veré. No seríamos el mismo equipo sin él, no daríamos ese salto de calidad. Sólo espero que el equipo sea inteligente y lo rodee siempre de jugadores que lo hagan sentir cómodo, porque cuando se siente así, no falla". Villa afirmó: "Leo jugó como siempre. Él nos da la vida, es el mejor del mundo. La noticia sería que jugara mal".
(Nota escrita para la edición 30/5 de El Nacional)

domingo, 29 de mayo de 2011

Pedro y David Villa hablan tras ganar la Liga de Campeones

Dos de los goleadores de la final, Pedro y David Villa, permitieron conversar en la zona mixta después del encuentro sobre la victoria, sus tantos y lo que significa la cuarta Liga de Campeones para el Barcelona.

Aquí puedes escuchar las entrevistas.

Pedro:


David Villa:

Un equipo de leyenda

Lionel Messi le prometió al Camp Nou que regresaría el 29 de mayo a celebrar. Y más que un hombre de palabras, fue un hombre de hechos, el líder que su equipo necesitaba para terminar de aplacar a un Manchester United que se negó a bajar la cabeza y jugar atrás, y que hizo de esta final un partidazo, una labor que engrandeció todavía más la leyenda del Barcelona, que junto al ya legendario rosarino, se consagró ayer como un equipo para todas las épocas.
La cuarta Copa de Europa para el Barcelona llegó con un triunfo 3-1 que tuvo que conseguir sin su capitán Carles Puyol como titular, aunque Josep Guardiola tuvo el gesto de incluir al central al final para que celebrara como lo merece.
Si antes del partido se establecía una comparación con la final de Roma en 2009, Manchester United se encargó de recordar el comienzo de aquel encuentro, con unos muy buenos primeros 10 minutos en los que presionó y atacó al Barcelona sin parar. Como aquella vez, tampoco lo pudo aprovechar.
Barcelona pasó a dominar el partido y después de desperdiciar buenas oportunidades, llegó el jugadón de su capitán de turno, Xavi, para abrir a la defensa y encontrar a Pedro, que supo alejarse hacia la derecha y esperar su momento para liquidar.
Los catalanes se sentían dueños de Wembley en ese momento, igual que sus ruidosos aficionados, que los hacían sentir locales a pesar de estar en el país del rival.
Pero la promesa hecha de un partidazo, "la final de la década", como la llamó el DT del United, Alex Ferguson, necesitaba algo más de los "diablos rojos" para cumplirse. Y lo entregó su estrella Wayne Rooney, al iniciar paredes con sus compañeros tras un robo de balón en un saque de banda, para luego anotar tras asociarse con un ligeramente adelantado Ryan Giggs.
Así, el delantero evitó que este choque empezara a convertirse en un monólogo azulgrana y despertó a los fanáticos de su equipo en la grada este.

 
Messi toma el control. En la segunda parte, Barcelona salió con el pie en el acelerador para terminar de llegar a su cita con el destino, a ese sitial prometido como uno de los mejores equipos de la historia, si no es el mejor desde ya. Messi asumió que tenía que ser el hombre del partido, pero acumulaba varias jugadas muy claras en las que no había podido rematar como quería. Sentía que estaba en deuda.
Por eso, cuando lanzó el zapatazo que venció a Van der Sar, soltó toda esa bronca. Pateó el micrófono cerca del córner con mayor fuerza que a la pelota y dijo: "Aquí estoy. Si por ellos marcó Rooney, yo respondo ahora".
"¡Meeeessi, Meeeessi!", corearon los fanáticos en las gradas y no dejaron de saltar desde entonces. Porque pronto otro regate genial de Messi dejó varada a la defensa. Y otro. Hasta que en un rebote que surgió de una intentona más del zurdo, la jugada se prestó para que fuera David Villa, uno mucho más torturado que Messi por el gris final de temporada que tuvo, el que pusiera punto final al juego. El asturiano marcó un verdadero golazo y el primero en celebrarlo fue Messi, que se tiró de rodillas al suelo y levantó las manos hacia el cielo.
Sabía que era la consagración de él, de todos. La última prueba de que este Barcelona, este equipo que el mundo ha tenido la suerte de presenciar, es la mejor expresión del fútbol.


Ficha técnica:


Barcelona (3):
Valdés; Alves (Puyol, m.88), Mascherano, Piqué, Abidal; Busquets; Xavi, Iniesta; Pedro (Afellay, m.90), Messi y Villa (Keita, m.85). DT: Josep Guardiola.

Manchester United (1):
Van der Sar; Fabio (Nani, m.69), Ferdinand, Vidic, Evra; Carrick (Scholes, m.77), Giggs; Valencia, Park; Rooney y Chicharito. DT: Alex Ferguson.

Goles: 1-0, m.27, Pedro (B) –recibió en la derecha un pase de Xavi y marcó con un tiro bajo y cercano al poste izquierdo-; 1-1, m.34, Rooney (MU) – llegó al área con paredes cortas y definió con toque cruzado luego de otra pared con Giggs-; 2-1, m.54, Messi (B) –zurdazo frontal al que no llega Van der Sar-; 3-1, m.69, Villa (B) –tiro colocado al ángulo izquierdo desde el borde del área-.
Amonestados: Alves, Valdés (B); Carrick, Valencia (MU).
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría).
Estadio: Wembley, Londres.


(Nota escrita para la edición 29/5 de El Nacional)

Barcelona no quería terminar el festejo en el camerino

Después del pitazo final pasaron dos horas para que los jugadores del Barcelona salieran a la zona mixta a declarar y subirse al autobús. "Es que ni se han bañado, todavía están celebrando en el camerino", explicó un funcionario de prensa del Barcelona sobre la prolongada espera.
Aunque fue el cuarto título, tuvo un sabor especial para los catalanes. Dos de los goleadores del partido, David Villa y Pedro, resumieron el sentir del equipo.
"Estamos muy orgullosos de lo que hemos hecho", dijo Villa.
"Por eso agradecemos las palabras de Alex Ferguson y sus jugadores. Porque demostramos cómo se puede ganar la Champions. No fueron palabras, la gente lo pudo ver", agregó el delantero.
Pedro contó la fiesta en el vestuario: "Son momentos de mucha emoción. Hicimos lo normal, sacarnos fotos con la copa, por ejemplo. Se vive con mucha alegría, por eso uno quiere quedarse todavía en el camerino, para seguirlos viviendo".
Villa acotó: "Hay algunos que han ganado su tercera Champions y parecía que la habían conseguido por primera vez". Sobre el gesto de dejar que Eric Abidal levantara la copa, Pedro expresó: "Me alegra, se lo merecía él y su familia, que la pasaron mal".
Para Pedro, esta final fue muy distinta a la de Roma hace dos años, cuando entró en los últimos minutos con el encuentro decidido. "Te sientes mejor, más realizado, cuando aportas al equipo y en este caso por poder anotar y quedar en la historia del equipo".
Para Villa, fue una recompensa por un final de campaña de sequía anotadora: "Este gol me sabe a gloria. Estoy muy contento, porque no había tenido fortuna con el gol. Es más que un sueño lo que he vivido este año".
Al retirarse, cada jugador dejó ver en la espalda la leyenda de las camisetas de campeones. "El fútbol te devuelve lo que tú le das", decían. Es cierto, Barcelona entregó un fútbol exquisito y el deporte le pagó con los títulos que merece.


Messi: "Para recordar"
Lionel Messi habló poco tras el partido y en la zona mixta cruzó a gran velocidad, pero la emoción que demostró en el campo la confirmó con sus palabras: "Ha sido un partido para recordar. Estoy contento por el gol, pero el equipo hizo un partidazo. Creo que no somos conscientes de lo que estamos haciendo. Después nos daremos cuenta". Fue el goleador de la Champions por tercer año seguido y al marcar su gol 12 en la final empató el récord del torneo que tenía Ruud Van Nistelrooy.
(Nota escrita para la edición 29/5 de El Nacional)

El reinado de Europa

href="file:///C:%5CUsers%5COwner%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List">href="file:///C:%5CUsers%5COwner%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"> Cuando la Copa de Europa pasó a convertirse en la Liga de Campeones a partir de 1992, muchos temieron que la calidad del torneo decaería al incluir a una mayor cantidad de equipos y dejar de ser una competencia diseñada específicamente para los mejores. Sin embargo, desde el punto de vista de promoción y mercadeo, no hubo dudas en que este era el mejor movimiento.
Al final, no hubo conflicto entre un criterio y otro. La Liga de Campeones creció y creció en todo sentido hasta convertirse en un símbolo de la excelencia deportiva, un evento que atrapa la atención del mundo entero, sobre todo cuando llega a sus instancias decisivas. Sin tener la relevancia ni despertar las pasiones que logra una final de la Copa del Mundo, al menos se acerca mucho en cuanto a la expectativa que genera y la atención que recibe en todos los rincones del planeta.
El partido de ayer en Wembley fue otro buen ejemplo. La final de la Liga de Campeones fue observada en vivo en más de 200 países, y un estudio reveló que fue la más exitosa de la historia de la competencia en términos económicos, tanto en ingresos para los finalistas (casi 400 millones de dólares entre los dos), como para Londres, que recibió más de 100 millones de dólares en ingresos durante los días de preparación y del partido.
Por supuesto, este encuentro se benefició también de la fama y calidad de sus participantes. “La final de la década”, se atrevió a calificarla Alex Ferguson, entrenador del Manchester United, sin problemas.
“No sé si de la década, pero sí sé que era la final soñada por muchos aficionados”, dijo Víctor Valdés, portero del Barcelona.
Y tenía razones para ser la final soñada. En los últimos cinco años, estos dos equipos han sido los reyes de Europa y han influido en la evolución del otro.
Tras la derrota en la semifinal de 2008 contra Manchester United, Barcelona comenzó un nuevo proceso con Josep Guardiola, que alcanzó su punto máximo apenas en la primera temporada al derrotar a los “diablos rojos” en la final de Roma de 2009.
Para los ingleses, el azulgrana también era un rival significativo. Ferguson consiguió su primer trofeo europeo con este club en 1991 contra Barcelona. Fue la ya desaparecida Recopa de la UEFA. Y en los últimos años, si todos recuerdan al cuadro catalán como el ejemplo del éxito y el buen fútbol, se debe también a ese resultado en Roma y a la partida de Cristiano Ronaldo al Real Madrid, precisamente un movimiento que realizó el presidente merengue, Florentino Pérez, para intentar frenar al equipo de Guardiola. De lo contrario, de haberse titulado en el estadio Olímpico, Manchester United podría haber prevalecido en muchas encuestas sobre el mejor equipo del mundo en los últimos años.
Y por el camino que siguen los dos equipos, esta pelea podría prolongarse por varias temporadas más. Aunque Barcelona tenga a jugadores que puedan empezar a declinar en su forma en las próximas campañas debido a su edad, la cantera sigue produciendo talentos para reemplazarlos. Y si hace falta algún fichaje importante, lo hará. Quizás la única duda es si estará Guardiola un tiempo más para mantener la dinastía.
Manchester United tendría una interrogante similar con Ferguson, aunque el escocés no quiere retirarse todavía. Pero en su plantel queda talento para rato. En una temporada de aparente transición, con jóvenes en ascenso y fichajes que debían madurar (Chicharito Hernández, por ejemplo), el éxito llegó de inmediato en lo individual y colectivo.
Real Madrid volverá a atacar, Milan quiere reforzarse, Chelsea y Arsenal nunca desisten. Pero el año que viene, Barcelona y Manchester United serán de nuevo los enemigos a vencer.
(Columna escrita para la edición 29/5 de El Nacional)

sábado, 28 de mayo de 2011

Por la cuarta y la gloria

En el viejo Wembley, los ganadores tenían que subir 39 escalones para recibir cualquier trofeo en el Palco de Honor. En la nueva versión del estadio, el camino es más largo: 107 peldaños.
Cuando Manchester United y Barcelona conquistaron su primera Copa de Europa, lo hicieron en Wembley, uno en 1968 y otro en 1992. Hoy, intentarán conseguir su cuarta, cuando el camino también es más largo, debido al formato posterior de la Liga de Campeones. Pero para los dos clubes que se han disputado el título de mejor del mundo en los últimos cinco años, este paso final es el más emocionante y esperado.
Igual de expectantes están los aficionados en Londres y todos los que han llegado de visita por este gran encuentro. Todos anticipan un clásico, un partido que se convertirá en algo memorable. En los últimos años, los caminos de Barcelona y Manchester United se han cruzado para ayudar a definir su historia y este capítulo será crucial.
Abundaron en estos días, las referencias sobre la semifinal que ganaron los "diablos rojos" en 2008 o la final con triunfo azulgrana en 2009, pero como los técnicos han dejado claro, estos equipos de hoy son distintos.
"Guardiola le ha dado madurez al Barcelona desde la final de Roma en 2009 y en esta campaña ha mejorado la forma en la que hace presión", aseguró Alex Ferguson a su rival.
"Si jugamos de la misma manera que en esa final, no sé si le ganemos a Manchester esta vez", dijo Josep Guardiola.
Sin llegar a estar en los extremos, los finalistas representan estilos distintos de fútbol. Toque, movilidad, presión y paciencia en el azulgrana; avance directo, velocidad, juego aéreo y seguridad defensiva en los rojos.
Por eso se espera una final atractiva. Para Barcelona sería un bienvenido cambio a la tediosa rutina de encontrar murallas, aunque represente también un riesgo.
Una buena señal la dio Ferguson, que no evitó responder cuando le preguntaron si puede ser la final de la década. El escocés lo cree firmemente. En Londres y en Europa coinciden. ¿Lo será? Ojalá.


(Nota escrita para la edición 28/5 de El Nacional)

Guardiola y Ferguson bromearon a gusto antes de la gran final

Josep Guardiola había dicho que los cuatro clásicos contra Real Madrid habían sido 18 días muy difíciles. No se refería sólo al fútbol, sino también a la tensión que genera José Mourinho con sus agresivas declaraciones, que llevaron incluso a Pep a contestar de la misma manera.
Ayer, en Wembley, lo más cercano a una polémica con Alex Ferguson fue un chiste sobre su salida del Barcelona en 2001. "Quise llevarlo al Manchester United, pero decidió irse a Italia", dijo el escocés.
Guardiola respondió con humor: "No creo que me haya querido llevar, de ser así, habría escogido al Manchester United. Pero les fue mejor así, ya yo venía en bajada".
Las palabras de uno al otro fueron de respeto y admiración, a pesar de pertenecer a dos generaciones totalmente diferentes. Los dos estrategas apuntaron a una propuesta ambiciosa, aunque los planes dependerán también de cuánto les permita hacer el contrincante.
"Creo que puede ser la mejor final de la década. Por los títulos ganados en estos años y por el fútbol que se podría ver en esta final", dijo Ferguson.
"Hemos estudiado al Manchester todo lo que hemos podido, pero tenemos una idea y esperamos aplicarla", expresó Guardiola.

Los jugadores. Víctor Valdés y Carles Puyol hablaron en la rueda de prensa, como lo hicieron también en 2009 en Roma, cuando ganaron. Pero no quisieron aceptar que su escogencia fue por cábala. "Casualidad", dijo Puyol. "Por sorteo", soltó Valdés y los dos rieron.
En tono más serio, Valdés afirmó: "Johan Cruyff siempre ha sido una influencia y volver a Wembley, donde su equipo (el Dream Team) ganó en 1992, es especial". Puyol descartó tener problemas físicos, pero luego salió con molestias de la práctica oficial en Wembley, por lo que su participación hoy está en duda. Si no está listo, jugará Eric Abidal en su lugar.
En el Manchester United, los responsables de hablar fueron los dos centrales: Rio Ferdinand y Nemanja Vidic. "Es un honor ser capitán en una final de Champions. Pero si la temporada termina sin el trofeo, no fue un éxito", dijo el serbio.
Ferdinand aseguró que confía en la figura del equipo, Wayne Rooney: "Ha hecho goles muy importantes este año para nosotros. Él y el resto del equipo estará listo para ganar".

(Nota escrita para la edición 28/5 de El Nacional)


viernes, 27 de mayo de 2011

Wembley se engalana y la copa espera nuevo dueño

Wembley está acostumbrado a cambiar de cara. No sólo por ser esta una versión nueva, construida en 2007 sobre los escombros del viejo Wembley, demolido en 2003. Sino porque este escenario alberga un día un partido de fútbol, al siguiente, un gran concierto y al otro, un espectáculo de autos.
Hoy, Wembley añade al gris y blanco de su fachada muchas banderas y pendones de color morado, el color de fondo del emblema de la final de la Liga de Campeones 2011. Así se puede apreciar en cada calle que conduce al estadio y en el paseo por sus instalaciones. Ayer, todavía, era un lugar apacible. Apenas unas decenas de curiosos y aficionados se acercaron allí, y se cruzaron con personal de los canales de televisión, que ya empezaron a instalar sus equipos, o con algunos jugadores de fútbol sala, que disputaban un torneo en una de las cinco canchas que se colocaron al lado de Wembley con motivo de esta fiesta en la que se ha convertido el partido por el título europeo.
Wembley también está acostumbrado a no tener un solo dueño. Los finalistas de la FA Cup lo visitan cada año, pero ninguno de los equipos londinenses tiene su hogar allí. Lo más cercano que tiene a un dueño, con tanto inquilino que le renta para su espectáculo, es la selección de Inglaterra, que juega allí compromisos amistosos y eliminatorios.
Por eso, no resulta extraño que su exterior se haya dividido entre dos dueños temporales: Manchester United y Barcelona.
Hoy, todo cambiará para Wembley. La paz se acabará con la llegada de miles de periodistas para presenciar las prácticas oficiales y las conferencias de prensa de ambos finalistas. Y sus dueños momentáneos tomarán posesión hasta que mañana sólo uno pueda reclamar supremacía al apropiarse de algo más.


La “orejona”. El premio para ese ganador no está aún en Wembley, o por lo menos eso juran los efectivos de seguridad que se encuentran en Hyde Park, sede del Festival de la Liga de Campeones que se inició esta semana en Londres.
Ante la lógica interrogante, el hombre de seguridad explicó: “Todo el mundo me pregunta eso, lo entiendo. Pero sí, es la verdadera, no es una réplica. Los que tenemos chaleco anaranjado, también los de verde y los que están en esa tienda, somos todos personal de seguridad. Nadie se puede acercar al podio y mucho menos intentar tocarla o sujetarla”.
Esa orden se mantendrá hasta que el capitán del ganador suba mañana al palco de honor de Wembley y le sea concedido el permiso.


Con pocas dudas

Barcelona volvió a trabajar ayer a puerta cerrada y al terminar, se mudó al hotel que originalmente tenía reservado en Chelsea Harbour. Manchester United prefirió practicar una vez más en su hogar y llegar en la noche a Londres. Los catalanes sólo tendrían la duda en el lateral izquierdo (ir con Abidal o mantener ahí a Puyol para seguir con Mascherano como central). Los “diablos rojos” quieren usar a Van der Sar; Fabio, Ferdinand, Vidic, Evra; Carrick, Giggs; Valencia, Park; Rooney y Chicharito. El árbitro ya fue designado: el húngaro Viktor Kassai.



(Nota escrita para la edición 27/5 de El Nacional)

jueves, 26 de mayo de 2011

En Londres se vive la final con ansias y dinero para gastar

Apegado a la fama de estricto que tiene el servicio de inmigración de Inglaterra, el funcionario comenzó con gesto adusto su interrogatorio al aterrizar en Londres. “¿Motivo de su visita? ¿Profesión? ¿Qué tipo de periodista?”. Al responder la tercera pregunta y explicar que el motivo es la final de la Liga de Campeones, el rostro y el tono de voz del entrevistador cambió. “Ah no, no es justo”, exclamó. “¿No tiene entradas? Es que todo el mundo quiere entradas en este momento”, dijo.
Su última pregunta, en tono muy jovial, nada tenía que ver ya con la seguridad de las fronteras: “¿Y cuál de los dos quiere usted que gane?”.
Esa última interrogante se podría repetir en cada rincón de Londres sin conseguir necesariamente una respuesta. Manchester United, después de todo, es acérrimo enemigo de varios de los clubes londinenses, como Chelsea y Arsenal. Y Barcelona, aunque sea de España, despierta admiración entre los aficionados del mundo e Inglaterra no es la excepción.
En las calles, durante un recorrido por varias zonas, se pudo ver que la final genera gran expectativa (especialmente en la venta de souvenirs) a pesar de que la mayoría de los aficionados que la verán (provenientes de Manchester y Barcelona) no ha llegado aún, pues se espera que se trasladen entre hoy y el sábado, día del partido.
En Piccadilly Circus, empezaron a aparecer las camisetas azulgranas y rojas. Un aviso de una marca deportiva presenta al balón de la final como “la estrella de Londres” en el ventanal de una tienda. De allí salió un niño y sacó precisamente esa pelota de la bolsa para mostrársela a sus amigos con emoción. En la ventana de al lado, otra marca, patrocinante de los dos finalistas, los exhibe con una leyenda curiosa: “La gloria es nuestra”. Adentro, las camisetas de Wayne Rooney y Lionel Messi desaparecían de los estantes, sin importar la talla. En Londres, cada quien espera la final a su manera, pero con gran emoción.

Sin cenizas. Barcelona viajó apresurado el martes en la noche para evitar contratiempos por la nube de ceniza volcánica proveniente de Islandia, y por esa razón llegó a la sede del partido antes que Manchester United. Los catalanes trabajarán a puerta cerrada hasta el viernes, cuando practicarán en Wembley. Pero el tema que todavía captura la atención de Londres es el rumor de infidelidad del galés del United, Ryan Giggs, como lo reflejan sus diarios sensacionalistas.


(Nota escrita para la edición 26/5 de El Nacional)

miércoles, 4 de mayo de 2011

Vuelo a Londres

Josep Guardiola y Xavi ansiaban el final de esta semifinal. Ambos querían dejar de hablar de denuncias y quejas arbitrales para concentrar la discusión en el fútbol que se desea proponer. Ahora, podrán hacerlo. Barcelona volverá a Wembley, para la final del 28 de mayo, con la libertad de hablar sobre el recuerdo del disparo de Ronald Koeman y la primera Copa de Europa que ganó el conjunto en 1992.
Para poder hacerlo, tenía que conseguir rematar al Real Madrid, una tarea complicada, y lo logró con un luchado empate 1-1 en el Camp Nou que, a pesar de los cambios en la dinámica de juego, reiteró la tendencia principal de los tres anteriores clásicos: los catalanes quisieron jugar, los merengues esperaron el error rival.
La ejecución de ambos equipos sí tuvo variaciones, y en esta ocasión, sin otra opción que intentar remontar, el Madrid cambió el esquema para usar tres volantes de creación y no tres de destrucción, y presionó mucho más arriba en el campo, sin esperar detrás de la línea del medio. Pero después de correr e incomodar al Barcelona en los primeros 30 minutos, pagó el esfuerzo y empezó a parecerse al equipo que deliberadamente aguantó en su propia mitad al azulgrana en la ida en el Santiago Bernabéu.
Quizás fue esa la verdadera debacle del Real Madrid y no los errores arbitrales, como quiso hacer ver José Mourinho antes de empezar a jugar esta serie. Ayer, incluso en su ausencia del terreno por expulsión, el técnico portugués estuvo presente en la mente de todos.
El entrenador logró una victoria personal, a pesar de quedar eliminado, pues cumplió su objetivo: se empeñó tanto en hacer ver que el árbitro era un factor más importante que la pelota, que desvió todas las miradas hacia lo primero y no lo segundo. El árbitro Frank De Bleeckere cometió el error que le dio ese pequeño triunfo, cuando cortó una jugada que terminó en gol de Gonzalo Higuaín por una falta a favor de los catalanes que en realidad había recibido en primera instancia Cristiano Ronaldo.
Ese podría haber sido el gol de un 1-0 parcial que habría enredado la serie. Una serie que se había encargado de mantener viva el "galáctico" original del equipo, Iker Casillas, con al menos tres atajadas clave en esa etapa del primer tiempo cuando Barcelona tomó fuerzas.
Los blancos, que no habían rematado al arco en esos primeros 45 minutos, se arriesgaron mucho más en la segunda mitad, y Barcelona los castigó con el tanto de Pedro. Ángel Di María y Marcelo le devolvieron la emoción al encuentro al combinarse para empatar el marcador, pero entonces fue Barcelona el que terminó de defender la ventaja global 3-1 que tenía. Claro, lo hizo con el balón en los pies y la siempre presente posibilidad de otro tanto más. Esa fue la diferencia más grande entre los dos equipos, y que al final inclinó la balanza, por encima de los millones de euros gastados en fichajes, los errores arbitrales o las palabras de lado y lado.
Después de 18 días de convivencia, cada cual tomará su camino y hablará de lo que prefiere. Estilo de juego, la posibilidad de una "cuarta orejona" y el viejo Wembley; o conspiración, fichajes de la próxima temporada y la vergüenza que deberían tener los ganadores. Como en el campo, un asunto de escoger qué es mejor.
(Nota escrita para la edición 4/5 de El Nacional)

martes, 3 de mayo de 2011

Con un pie en Wembley

Hace 19 años, Josep Guardiola fue parte del Dream Team que ganó en Wembley el primer título de la Copa de Europa para el Barcelona. Para el hoy técnico del cuadro azulgrana, volver al estadio londinense para intentar ganar el cuarto trofeo sería especial.
No será el mismo Wembley de las dos torres, ni el mismo Guardiola, pero es que este Barcelona tampoco quiere imitar, sino seguir sumando argumentos como uno de los mejores equipos de la historia.
Con el triunfo 2-0 en el Bernabéu, gracias a una actuación espectacular de Lionel Messi en los últimos 20 minutos, ya tiene un pie en Wembley.
Aquella final de 1992 fue la última en el viejo estadio y esta será la primera en el nuevo. Parece estar escrito este reencuentro en Londres, pero hay un detalle: la clasificación no se ha completado y es el Real Madrid el que intentará echar por tierra todo.
"El Madrid está eliminado de la final. Es misión imposible", dijo el técnico del Real Madrid, José Mourinho, alegando que hay una conspiración para favorecer al Barcelona. Su expulsión le impedirá comunicarse hoy con el equipo.
Su asistente Aitor Karanka, fue menos radical: "Está muy difícil, pero Real Madrid va a dar la cara, como siempre". Sin embargo, agregó quejas al saber que UEFA desestimó la denuncia de su equipo por supuestas simulaciones de los jugadores azulgrana: "Después de esa decisión, el partido pasa a un segundo plano".
Los catalanes, con Andrés Iniesta recuperado y la sorpresa de la vuelta de Eric Abidal, anhelan el final de la seguidilla de cuatro clásicos: "Menos mal que ya se acaba todo. Intento olvidarme de alegatos y protestas", afirmó Guardiola, mientras que Xavi expresó un deseo: "Quisiera que se hablara más de fútbol".
Hoy, en el Camp Nou, no les queda otra opción. Sólo con fútbol se llegará a Wembley.
(Nota escrita para la edición 3/5 de El Nacional)

viernes, 10 de diciembre de 2010

Roberto Rosales: "Espero que sea el primero de muchos goles venezolanos"


Soraya Altuve atiende la llamada y le comunica a su hijo que lo solicitan para una entrevista. “Me está acompañando acá en Holanda. Estaba muy contenta por el gol. Pero lo celebramos con tranquilidad esa noche con unos amigos de Venezuela y otros de Costa Rica”, dijo Roberto Rosales, el autor del primer gol venezolano en una Liga de Campeones.
El lateral derecho del Twente ha recibido numerosos mensajes de felicitación de amigos y familiares desde que le anotó de cabeza al Tottenham el pasado martes. “Marcar siempre es lindo y más si lo haces en Liga de Campeones. Sé que es un gol importante para el país y espero que solo sea el primero de muchos, no solo para mí sino para otros compatriotas en este torneo”, aseguró con orgullo.
Que el gol llegara con un frentazo lo hizo más especial. “Es el primero que hago de cabeza en mi carrera. En serio, ni siquiera cuando era juvenil”, reveló. “Cuando empezó el torneo, solo soñaba con poder jugar y ayudar. El gol se dio por estar en el lugar y momento justo. Me alegró mucho porque un defensa no tiene muchas oportunidades”, agregó el joven de 22 años de edad.
Aunque Twente no avanzó a octavos, Rosales valoró mucho la experiencia. “Para mí era un sueño, porque veía siempre los juegos en TV. Poder jugarlo fue muy bonito, estar en la cancha y escuchar ahí el himno de la Champions fue una gran emoción al principio, casi como me ocurre siempre cuando escucho el himno en los partidos con la selección”, dijo.
Como jugador, también le trajo beneficios. “Tener que enfrentar a jugadores como Samuel Eto’o y otros de esa categoría, te obliga a mejorar, porque el más mínimo error que cometas te lo van a hacer pagar. En eso, creo que progresé. Igual apenas empiezo y seguiré aprendiendo y creciendo”, confesó.
El tercer puesto le dio el boleto a la Europa League. “La meta será llegar lo más lejos posible, pero no podemos creer que por haber jugado Champions, se va a dar y ya”, afirmó.
En 2011, Rosales tiene otro sueño: jugar la Copa América en Argentina: “Es un gran deseo. Debo seguir teniendo continuidad y trabajar fuerte para estar en ese grupo. Sería un orgullo. No me importa si soy titular o suplente, o si juego como lateral o mediocampista. Voy donde me necesiten”.
Casa propia
Cuando llegó a Holanda en esta zafra, Rosales no tenía muchas ganas de ir a un hotel, así que aceptó la invitación de su amigo Bryan Ruiz, estrella costarricense del Twente y antiguo compañero en Bélgica, quien lo llevó a su casa. Ahora, sin embargo, el venezolano disfruta de su nuevo hogar: “Tengo mi apartamento ya, y mi mamá me acompaña por el momento aquí. La pasé muy bien con Bryan, pero al final uno necesita su privacidad", dijo el defensa.
(Nota escrita para la edición 10/12 de El Nacional).