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domingo, 15 de enero de 2012

Las palabras que definen los otros 45 minutos

"Les toca limpiar la basura que han hecho en el primer tiempo. Es una pena que no pueda hacer las once sustituciones porque habría cambiado a los once". Esas palabras de José Mourinho a los jugadores del Real Madrid en el entretiempo del partido de ida contra Málaga en la Copa del Rey surtieron efecto. Los blancos convirtieron un 0-2 en un 3-2.
En el fútbol, el entrenador vive de la planificación que hace en la semana. Pero en el día del partido, aparte de las decisiones que debe tomar, cuenta con un momento especial para tratar de incidir en el juego: la charla del entretiempo. Y cada técnico tiene un estilo muy particular para usar esos preciados minutos.
"A mí me ha tocado escuchar una versión similar de esa frase de Mourinho alguna vez. Pero me ha pasado con otros que, mientras el jugador esperaba un regaño, les ha dado por reírse de lo que pasó", confesó Cristian Cásseres, que recuerda otra anécdota: "Una vez con Raúl Cavalleri jugábamos contra Trujillanos. Fallé un penal en el primer tiempo y entramos a los vestuarios perdiendo 1-0. Raúl me dijo de todo, que si mi madre, que esto no era un partido del barrio. Y eso porque me conoce bien. En el segundo tiempo lo volteamos y ganamos 2-1. Con dos goles que yo hice".
Pero no a todos les funciona el papel de villano. Luis "Pájaro" Vera y Gilberto Angelucci coinciden en una historia de sus días en Minervén en la Copa Libertadores. "Jugamos octavos de final contra Emelec en Guayaquil, con Víctor Pignanelli como técnico. Habíamos ganado 2-0 en la ida en Puerto Ordaz. Empezamos y fue un bombardeo", recordó Vera. "Perdíamos 3-1 en el entretiempo, pero como en esa época no había regla de gol de visitante, estaba la serie igualada", acotó Angelucci.
"Entramos decaídos al camerino. Yo llegué con la cabeza gacha, porque pensaba que si el primer tiempo había sido ese baile, no quería imaginarme el segundo. Pero Pignanelli entró con una calma impresionante. Se desabotonó la camisa y se la quitó. Se sentó, nos vio y nos dijo: `¿Por qué tienen todos esas caras? Empieza un partido nuevo en el segundo tiempo’", relató Vera.
Angelucci agregó: "No permitimos más goles y llegamos a la definición por penales. Antes de ir a los cobros, Pignanelli me dijo que disfrutara, que el trabajo ya estaba hecho, que lo habíamos logrado. Y pasamos. Así era él".
En la selección también hay historias de cómo unas palabras pueden ayudar a torcer una historia. Franklin Lucena recuerda bien el choque contra Ecuador en Puerto La Cruz en el que César Farías pudo enderezar el rumbo en la pasada eliminatoria.
"Estábamos jugando mal y Farías entró muy molesto. Nos dijo que esto no podía ser, que estábamos jugando con nuestra ilusión de ir al Mundial, que teníamos una responsabilidad con el país, y el resto no lo recuerdo bien, no tengo las palabras exactas. Pero fue un regaño impresionante, eso sí lo recuerdo bien. Y el segundo tiempo fue otra cosa", contó.
A otros técnicos no les alcanzó la paciencia para esperar a entrar a los vestuarios. "Cata Roque era fregado", recordó Angelucci. "Una vez en Valera, teníamos que ganar y estábamos empatando 0-0 en el entretiempo. Cata no esperó en el vestuario sino que entró ahí mismo a la cancha y nos empezó a gritar: "¿Cómo no pueden pasar a este borracho? Si este es un botiquín". El jugador era Leo Gonzalez y estaba ahí al lado, entonces se le fue encima al viejo Cata y nos metimos a defenderlo. Salió cortado Laureano Jaimes, creo. Y al final del juego, ¿sabes lo que pasó? Terminaron Leo y Cata abrazados. "Oye vale, Cata nos puso a pelear", nos dijo Leo". Agregó el ex portero: "De Cata tomé el amor por esta profesión. Hacer las cosas con ganas".
Lucena aportó otra historia del reconocido entrenador y su peculiar manera de impulsar al futbolista: "En Táchira, Cata a veces le tiraba piedras cerca a los jugadores que no corrían durante el juego (risas). A mí no me pasó, pero a otros sí. Cada quien tiene su forma".

domingo, 24 de abril de 2011

Con el fresco recuerdo del UAM

Hoy, sus aficionados intentan revivirlo. Unión Atlético Maracaibo marcó una época entre 2003 y 2008, incluyendo una estrella y cinco títulos de torneos, tres de ellos consecutivos. Y aunque el conjunto quedó marginado de la actividad, luego de ser relegado y no reconocer deudas con jugadores que terminaron en reclamos en la FIFA, muchos de los que hicieron grande al UAM guardan bonitos recuerdos de su paso por el club. "Ojalá volvieran esos tiempos", dijo en broma Cristian Cásseres, aunque con un dejo de nostalgia.
Así que luego de una práctica del Real Esppor, a Cásseres, Darío Figueroa y Rafael Castellín se les extendió eso: una invitación al recuerdo.

­- ¿Qué es lo que más aprecian de aquella etapa en el Maracaibo?

DF: Los momentos lindos, los campeonatos que se ganaron ahí. Se había armado un grupo bárbaro y esa continuidad hizo que tuviésemos varios años de éxitos. Estábamos en una ciudad en la que nos sentíamos a gusto y el crecimiento de la fanaticada hizo que el equipo trascendiera. En su momento, mientras estuvo activo, el UAM fue considerado un grande.

RC: Fue una etapa muy buena para mí, porque hice una gran amistad con gente como Darío o el profe Carlos Maldonado y el "Lobo" Caraballo, que fueron quienes me llevaron. Quedaron momentos bonitos, el título que ganamos en diciembre, la manera de festejar, el trato de la afición y también los encuentros de Copa Libertadores que jugamos fueron muy emocionantes. Todo eso me queda para el recuerdo. Ojalá vuelva a existir un equipo así, con un presidente como (Gian Carlo) Di Martino, quedé muy agradecido con él. Además, la afición allá creció. Claro, fue con entrada gratis, pero luego se valoró ese apoyo.

CC: Se dieron cosas muy importantes: tantos títulos en poco tiempo, la afición, la ciudad. Yo pensé durante un tiempo en quedarme a vivir allá. También la gran persona que era Di Martino, como dice "Castelo". Él se entregó al equipo y a la ciudad. No sólo estaba dedicado al fútbol, sino que te podía ayudar en cualquier cosa que necesitaras. Fue importante para todos, ojalá hubiese cinco personas más como él en el país, porque el fútbol estaría en otro nivel. La gente piensa que los jugadores fuimos solo por la plata, pero la verdad es que también deben ver que así como uno pone esmero porque quiere ganar partidos y títulos, también lo hace porque espera ganar cierto dinero en eso. Es lamentable que el equipo haya desaparecido, porque incluso después de haberme ido, me habría gustado que siguiera existiendo. UAM tenía una cancha propia, La Granja, y eso es algo que muchos no tienen. Petare o Esppor, por ejemplo, deben trabajar en canchas públicas. En Venezuela se sufre mucho para tener las cosas y luego las perdemos muy pronto.

- ­A Di Martino se le conoció por ser un apasionado por el fútbol, tanto que se fracturó jugando una vez. ¿Cómo era el trato con ustedes?

CC: Di Martino era así, todos los días jugaba fútbol. En las noches, armaba partidos con el cuerpo técnico y sus amigos. Cuando se fracturó el tobillo fue jugando contra la selección Sub 17. Siempre estuvo entregado al fútbol.

DF: Es muy humano, ama el fútbol. También ayudó a que se valorizara el trabajo de los futbolistas.

­- Por esa razón también se le culpó luego de "inflar" los sueldos

DF: Bueno, muchos se quejaron porque parecía que pagaba sueldos exorbitantes, pero lo que pasa es que en ese momento fue cuando el jugador empezó a poder vivir realmente del fútbol. Antes no creo que se podía. Sé que muchos lo criticaron, pero hizo bien, porque esto es un trabajo y si te dedicas a esto, te debe alcanzar para vivir y para poder ir creando un futuro para ti y eso lo dejó también él.

­- Tenía por costumbre ofrecer premios sorpresa en algunos partidos. ¿Recuerdan alguno en especial?

RC: En México contra Pumas. Fue especial para mí porque además anoté un gol y se ganó. Antes del partido bajó al camerino, dio palabras de motivación y dijo: "Tienen tanto por ganar hoy". Esa era una manera de motivar que tenía.

- ­¿Alguna cantidad que se pueda mencionar?

RC: No me acuerdo.

DF: (risas) Yo tampoco.

CC: Pero no era el único, otros equipos también lo hacen. Di Martino lo hacía en partidos clave. En San Cristóbal lo hizo para ganar un título. A veces eran 2 o 3 millones (miles de bolívares fuertes) más para cada uno por ganar un partido. Y ojo, está bien, muchos dicen que cobrábamos buenos sueldos, pero también es que había muchos jugadores importantes. Yo venía de jugar en México, y a jugadores así, hoy en día, en otros equipos los valoran igual.

RC: El premio por el juego ese del título en San Cristóbal, creo que fueron 10 palos.

DF: Ese día ganamos el campeonato, tres fechas antes de terminar. Es que ese chiste siempre le salía mal a Di Martino, porque bajaba y ofrecía el premio y nosotros ganábamos, así que tenía que pagar. Pero era parte de sus ganas de motivar.

CC: Era su manera de vivir el fútbol. A la selección también la ayudó. En Maracaibo una vez, no se iba a jugar por un dinero que debían y él dio la cara.

DF: Contra Colombia (marzo de 2006). Iba a ser un grave problema si no jugaban ese partido.

CC: Él era el dueño del Maracaibo, no tenía nada que ver con la FVF. Y cumplió.

­- También hay un cuento de una camioneta que le regaló a Giancarlo Maldonado como premio. ¿Cómo fue eso?

DF: (risas) No te digo que le salía mal siempre. A Giancarlo le ofreció una camioneta que era propiedad suya si le hacía un gol a Uruguay en la eliminatoria. Y resulta que Giancarlo no tocó la pelota en todo el partido, pero cuando tuvo una la metió en el ángulo. Y Di Martino cumplió con su palabra, le dio la camioneta.

- ­¿No le echaron broma a Giancarlo Maldonado con eso?

DF: A Giancarlo no, a Di Martino sí. Después de eso, todos le decíamos que si hacíamos un gol, nos tenía que regalar un carro (risas) RC: Él era bueno con el grupo, compartía, estaba con uno. Hacíamos parrillas y él venía.

CC: Siempre que hables del Maracaibo con alguien que estuvo ahí, va a recordar cosas como éstas, te va a hablar bien de Di Martino y de Carlos (Maldonado) y de lo bien que la pasamos.

- ­¿Cómo eran esas parrillas?

CC: Eran con la familia.

RC: Esas parrillas nos unieron. Es difícil juntar tantos jugadores de experiencia, pero por cosas así siempre nos llevábamos bien. Era un grupo sano, todos teníamos formas distintas de manejar las cosas, pero por esa unión seguimos ganando. Se cumplieron muchos objetivos.

DF: Es así, no era sólo el dinero.

­- También eran muy unidos a Carlos Maldonado. ¿Se mantienen en contacto con él todavía?

CC: Sí, yo constantemente hablo con él, somos amigos. Mantengo una muy buena relación con él y con Giancarlo también, es casi familiar.

DF: Yo también, hablamos mucho. Hay respeto y admiración hacia alguien que supo llevar muy bien a un grupo. Más allá de lo que ganó como jugador y como entrenador, es un tipo muy sencillo y tranquilo.

­- ¿Quiénes eran los más alegres del grupo?

DF: Lo que pasa es que era un grupo complicado (risas). Eran "Patón" González, Diony Guerra, Gregory Luzardo, "Borolo" Yori. Crearon un ambiente y una alegría importantísima. Eso ayudaba a mantenernos unidos.

CC: Yo también era uno, le echaba broma a todo el mundo.

DF: Eran super conocidos bromistas del fútbol y tener a todos en el mismo equipo no era fácil (risas). Lo recordamos con alegría y hasta nostalgia, eso llevó a una amistad que todavía perdura. Cuando nos enfrentamos hoy en día o cuando nos volvemos a ver, recordamos estas cosas.

­- ¿Se reúnen en ocasiones o se llaman?

DF: Sí. Yo lo hago, sobre todo con los argentinos, aunque no sea tan frecuente. Y aquí en la liga mantengo el contacto con los que siguen jugando. Hay otros que se acercan a los partidos. Cuando estamos en Puerto La Cruz, Diony siempre va a saludar.

- ­ ¿Una característica del equipo?

CC: Como ganábamos los partidos, siempre por un gol y muchas veces remontando. Eso nos motivó luego, porque en todos lados peleábamos y ganábamos. Recuerdo esa etapa en la que pasamos torneo y medio sin perder (27 encuentros, a uno del récord de 28 del Deportivo Portugués).

DF: Ese equipo tenía una gran confianza en el compañero. Uno sentía esa mística, sabíamos que le íbamos a dar vuelta a los partidos, siempre. Eso se reflejaba en la unión del grupo.

- ­¿Dejaron cosas en Maracaibo? ¿Propiedades, negocios, amigos?

CC: Amigos.

DF: Amigos, muchos. Deudas... (risas) ­¿Pero son deudas en las que te deben a ti, no? DF: Sí, claro (risas). Por suerte, yo puedo seguir mirando a la cara a la gente allá.

(Nota escrita para la edición 24/4 de El Nacional)

jueves, 20 de enero de 2011

Cristian Cásseres: "Cuando el equipo me necesite, espero estar ahí"


Cristian Cásseres tuvo que hacer un sacrificio importante en el Apertura. El técnico Noel Sanvicente no contaba con muchos volantes ofensivos naturales, así que usó al experimentado atacante en esa posición por la banda durante la mayor parte del torneo.
Con los fichajes de Darío Figueroa y el colombiano Mauricio Romero, Cásseres puede regresar a tiempo completo a la línea de ataque, donde tantos goles ha producido en sus años en el fútbol venezolano. En el Apertura solo pudo anotar tres goles, y aunque se pudiera pensar en un ligero declive en rendimiento a sus 33 años de edad, el partido contra Mineros confirmó dos cosas: que está dispuesto a ser de nuevo un goleador y que mantiene esa habilidad para aparecer en los momentos más apremiantes.
“Lo importante fue el desgaste que hizo el equipo, el trabajo de todos para que me tocara a mí la oportunidad de hacer el gol del triunfo”, dijo Cásseres después de consumar la victoria del Real Esppor en el inicio del Clausura.
El delantero también espera un resurgir como goleador: “Creo que sí. Cuando el equipo lo necesite, espero estar ahí y darle esa alegría y satisfacción a todos. Con las incorporaciones, este equipo es más competitivo y rendidor. En la mediacancha vamos a tener mucha más experiencia y manejo”.
Vencer a Mineros fue un excelente primer paso para las ambiciones del conjunto, que se quedó muy cerca del título del Apertura. “Seguimos siendo el equipo aguerrido del torneo pasado, y vamos a seguir lo que empezamos entonces. Trabajamos fuerte en diciembre y el comienzo de este mes pensando en este partido, porque sabíamos que íbamos a enfrentar al equipo que más se reforzó, que es aspirante a ganar el torneo. Mineros va a pelear hasta el final, van a levantar, y estos tres puntos luego pueden valer mucho más”, dijo.
Agregó: “Si no ganamos el título o al menos vamos a una copa internacional, entonces sería un fracaso".
(Nota escrita para la edición 18/1 de El Nacional)