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lunes, 14 de enero de 2013

El reto de una mudanza curiosa


No es común que un técnico y varios de sus jugadores cambien de equipo luego de conquistar un título. Menos que lo hagan en la mitad de una temporada que tiene dos torneos y una final. Pero en Venezuela, la reciente mudanza del estratega Daniel Farías y cinco de los pilares del campeón Deportivo Anzoátegui rumbo al Táchira tiene un antecedente para compararse.
“Fue un récord suramericano. Gané los dos torneos y una final con dos planteles diferentes en una campaña”, recuerda Raúl Cavalleri. El técnico argentino, hoy timonel del Aragua, fue el protagonista de ese curioso caso que se dio en diciembre de 1998, aunque por motivos diferentes a los que llevaron a Farías, junto a Carlos Salazar, Carlos Rivero, Gelmín Rivas, Francisco Flores y José Miguel Reyes, a dejar al cuadro oriental, campeón del Apertura 2012, y mudarse al Deportivo Táchira para este semestre.

“La principal diferencia fue el aspecto económico, porque en nuestro caso fue una deuda de cinco meses la que propició nuestra salida del Táchira. Y eso lo vinimos a cobrar con el pago de los mexicanos por nuestro pase a la Prelibertadores. El dinero incluso se cobró por la federación”, dijo Cavalleri, que dirigió al Unión Atlético Táchira hacia el título del Apertura 1998 y luego se marchó al Deportivo Italchacao junto con ocho jugadores (Rubén Yori, Gregory Luzardo, Diony Guerra, Gustavo Caraballo y Gerson Díaz, más los argentinos Rubén Chávez, Alfredo Turdó y Fabián Alegre) para vencer en el Clausura 1999 y ganar la final al aurinegro, su ex equipo.
En el caso actual de Farías y sus pupilos, la razón para cambiar de aires fue menos dramática. Si bien Anzoátegui tenía la incertidumbre de la continuidad del proyecto, por el cambio en la Gobernación del estado, el objetivo de quienes se mudan era dar un paso más en su carrera en uno de los grandes del fútbol venezolano que aspira a recuperar el terreno perdido en los últimos años con una gran inversión, que además permitió firmar a jugadores de la talla de Giancarlo Maldonado y Grenddy Perozo para intentar conquistar el venidero torneo Clausura.

La posibilidad de que Daniel Farías y los pupilos que lo siguieron se enfrenten con su ex equipo en la final de la temporada es grande. Así como Cavalleri y sus ocho guerreros debieron encontrarse con sus ex compañeros en aquella serie decisiva de 1999.
“Claro, Daniel ahora puede empatar ese récord, pero todavía tiene que ganar el Clausura y esa hipotética final”, afirma con humor Cavalleri. “Tiene un gran club, eso sí. No diría que es fácil ese camino para conseguirlo, pero creo que sólo Caracas y Mineros pueden impedirlo, aunque a Mineros siempre le falten cinco para el peso”.

Razones de peso. Cavalleri rememora los días de aquel Italchacao reforzado con su llegada y la de medio equipo del Táchira e incluso admite el pesar que le produjo la forzosa mudanza. “En aquel momento la gente del Italchacao me llamó. No quería dejar al plantel más popular del país, que es Táchira, quedar campeón con ellos es lo máximo y esa vez celebramos con una fiesta espectacular en San Cristóbal, pero estaba esa deuda y ya ni dirigentes tenían, era un desastre, así que acepté irme con dolor”, explica el técnico.
La dinámica entonces cambió al volver a Pueblo Nuevo con su nuevo equipo. “Esos partidos entre Italchacao y Táchira se convirtieron en una especie de clásico durante dos o tres años. Cuando íbamos a San Cristóbal los aficionados querían rompernos los buses, teníamos que llevar seguridad especial desde Caracas. Y después ganamos los dos partidos en la final, casi sin aficionados. Fue algo amargo eso, pero bueno, quedó la satisfacción personal del logro”, recuerda.

Cavalleri entendió la reacción del hincha aurinegro. “Los aficionados tenían la sensación de abandono y con toda la razón. Fue así. Pero cuando uno es aficionado no tiene por qué entender otras cosas. Allá los hinchas, cuando hablaban conmigo, me contaban que llevaban a su familia, cuánto les costaban las entradas y el consumo, y también pagué entradas y sé qué es eso. Entonces cuando uno les habla de deudas, ellos no entienden esa parte de nuestra profesión que es durísima, porque es corta”.
Agrega: “Uno en el fútbol en cada partido se juega el futuro de la familia. Por eso uno toma decisiones así, porque dejó los estudios a un lado. Ahora veo lo que tengo y lo que logré para mis hijos y siento orgullo porque lo hice todo con una pelota, como jugador y como técnico. Pero eso no lo entiende el aficionado y es lógico. En Táchira nunca nos perdonaron”.

En la otra dirección. Cavalleri dejó Táchira para ir a una franquicia con pocos seguidores como el Italchacao. Farías se marchó del Anzoátegui, que ha visto disminuir la afluencia de público en casa, para ir al Táchira. Por eso el argentino no cree que el joven técnico oriental deba tener la misma preocupación por la reacción de sus antiguos aficionados, y lo expresa con su acostumbrada sinceridad: “Para nada, con Anzoátegui y Táchira el cambio es al revés. Te vas al equipo popular. ¿Que si se pueden molestar? ¿Quiénes? Si Anzoátegui no tiene dolientes. Que me perdonen, de verdad, pero ¿cuántos se pueden molestar? 300 o 400 personas son las que se pueden doler por eso, si Anzoátegui jugaba con el estadio vacío”.

Unir a dos grupos. Además de la curiosidad de poder ganar torneos con dos equipos diferentes en una misma campaña, estas peculiares mudanzas de técnicos con grandes grupos de jugadores presentan otro reto: poder unir a dos grupos.

Cavalleri confiesa que tuvo que superar ese escollo a su llegada al Italchacao: “Sí se presentan problemas en un caso así, pero tenía mucha experiencia cuando sucedió, ya había manejado a un conjunto de estrellas en Minervén, había pasado por Táchira. Pero sí se presentaron conflictos, duraron algo más de un mes. Además tenía que manejar a jugadores de personalidades muy distintas, tipos como Gerson Díaz o Leo Jiménez, y otros como Diony Guerra o Rubén Yori”.

Sin embargo, la unión fue posible. “Durante la pretemporada en Puerto Azul, todavía se veía la división de los grupos, los de Táchira de un lado y los del Italchacao del otro, y en los ejercicios me decían para que jugara con ellos y tenía que escoger. Pero al final terminó siendo un grupo muy fuerte y unido. Es más, en los años posteriores fui mejor amigo de los de Italchacao que de los que llegaron conmigo del Táchira”, relata.

domingo, 8 de abril de 2012

Cantera de técnicos en la cancha

Son más y más cada vez. El futbolista venezolano, en su evolución como jugador y también en la mejoría que ha experimentado en su carrera, se ha animado cada vez más a prolongar su vida en el deporte a través de la dirección técnica.
Ha sido un camino para aquellos jugadores que desde temprano entendieron que su futuro tenía mayor sentido con una pizarra (como le ocurrió a César Farías y a Eduardo Saragó) y también para esos jugadores estelares que descubrieron que podían tener tanto o más éxito en ese nuevo rol (como Carlos Maldonado y Noel Sanvicente, entre otros).

Siempre ha sido una alternativa, pero la mejor preparación de los jugadores en la actualidad y el atractivo que presenta la nueva ruta a tomar, a pesar de los problemas siempre presentes del campeonato nacional, invita a aumentar el número. Lo que no cambia, según la opinión de varios entrenadores consultados, es el perfil que debe tener aquel jugador que decida empezar a dar órdenes.
Ves ese posible futuro en jugadores que valoran lo colectivo, no sólo lo individual. Notas un liderazgo que delega, que se preocupa por el bien general, no sólo el propio. Además, ese tipo de jugadores no son líderes de una línea nada más y tienen el carisma necesario, conducen al bien, tienden a unificar", afirmó Chuy Vera, técnico de Estudiantes.

"La gente tiene la concepción errónea de que un buen jugador debe ser un buen técnico. No necesariamente. Lo principal es que tiene que saber leer los partidos, manifestar conocimiento del rival que va a enfrentar, ser respetuoso con sus compañeros, con los rivales, con los dirigentes, aunque tenga temperamento, pero lo que no puede ser es volado", dijo Manuel Plasencia, estratega del Petare.
Para Vera, la habilidad para manejar la adversidad es esencial en ese futuro entrenador: "Más allá de los errores que cometas, el éxito de un entrenador se basará en buscar lo positivo en esos errores. Ahí notas si pueden ser técnicos, si saben canalizar las cosas".

Para Plasencia, la personalidad es importante: "Debe tener cualidades humanas, suficiente autoridad moral. La mayoría no habla tanto, son comedidos en lo que dicen. Ahora, si encima de eso jugaban bien, es un agregado para su experiencia".
La interacción entre esos jugadores aspirantes y sus técnicos se produce de forma natural, bien sea que ya esté formada en su mente la idea de ser entrenador al retirarse o simplemente porque su curiosidad y sus cualidades lo llevan a querer absorber esos conocimientos. "Con ese tipo de jugadores se da una comunicación natural y mutua. Ellos buscan ese contacto porque les nace también. Y no es que sea vea mal que el entrenador se la pase hablando con un jugador, es que sucede en los equipos. El técnico los ve como un apoyo, son una extensión en el campo", explicó Vera.

domingo, 1 de abril de 2012

Hacer la cama a un técnico, ¿mito o realidad?

"Le hicieron la cama". La frase se repite en el fútbol y aunque cambien las palabras en los distintos países, el significado es el mismo: los jugadores no querían más a un técnico y preferían que se fuera. Y aunque todos escuchan la frase, nunca se admite cuando ha ocurrido. ¿Que nadie lo confiese lo convierte en mito? ¿O es una realidad muy incómoda para aceptar? "Desgraciadamente no se puede obviar. Eso ocurre", afirmó tajante Raúl Cavalleri, entrenador del Aragua. "Para evitar que cosas como esa sucedan, los equipos deben tener claro cuál es el perfil del técnico que quieren y el estilo que desean que su equipo tenga para poder mantenerlo", opinó Chuy Vera, técnico de Estudiantes.

"Sé que ha sucedido que un grupo se ha puesto en contra de un entrenador, porque uno lo escucha y ha sabido de casos", aseguró Manuel Plasencia, estratega del Deportivo Petare. Ciertamente, resulta incómodo el tema, porque si bien las relaciones entre un entrenador y sus dirigidos pueden llegar a un punto conflictivo, nunca se espera que la ruptura se produzca de tal manera. Y la forma en la que sucede es un tema todavía más polémico. Puede empezar con declaraciones a la prensa, una reunión de jugadores sin la presencia del cuerpo técnico, una charla con la directiva o la influencia directa de sus acciones en el campo.

El caso Villas-Boas. En el fútbol mundial, la situación del portugués André Villas-Boas en el Chelsea inglés pareció encajar a la perfección en esta situación. Sólo que ninguna de las partes se atrevió a confirmarlo, una vez consumada la separación. El propio entrenador confesó, poco antes de ser despedido, que no contaba con el respaldo de todos sus jugadores. "Pero es normal, ellos no tienen que respaldar mi proyecto. Es el dueño quien respalda mi proyecto", afirmó Villas-Boas.

Los pésimos resultados obligaron a Roman Abramovich a tomar la decisión. Y a partir de entonces, el cuadro inglés ha experimentado un resurgir tan claro como sospechoso. Las dudas empezaron con una declaración de Frank Lampard a la prensa: "La relación con Villas-Boas no ha sido la ideal". El experimentado mediocampista se sentía relegado por el joven técnico, antiguo discípulo de José Mourinho. Luego Juan Mata apuntó que el vestuario era manejado por Lampard, John Terry y Didier Drogba. Y posteriormente Villas-Boas admitió lo mencionado anteriormente, que no sentía el respaldo de algunos. Los sospechosos habituales eran esos tres, aunque tras el despido del portugués lo negaron.

Para llegar a ese punto. "Todo empieza con un problema de orientación. Hay equipos que tienen claro qué quieren. Y si cosas como estas suceden, el error lo cometen todos, directivos, técnicos y jugadores", afirmó Vera.
"Creo que es un aprendizaje para los técnicos. En otra época, los entrenadores eran los protagonistas. Pero eso ya pasó, la autoridad se gana, no se impone. Y a los jugadores que caen en eso, también les ocurre porque se acostumbran a trabajar con reprimendas y eso está mal. Lo ideal es buscar integración. Si los jugadores no lo ven así, entonces se lo pierden ellos", agregó.

Cavalleri lo aprecia como una larga secuencia de hechos incorrectos: "Yo veo esos casos como una muerte anunciada. Antes de esa segunda parte hay una primera en la que las cosas no venían nada bien. Así que después no sorprende".
El argentino explicó: "Todo pasa por el manejo de grupo que tenga el entrenador, si no lo sabe hacer, le pueden echar la partida para atrás, claro que sí. Pero también hay algo claro, si el cuerpo técnico está fuerte con la directiva, eso no pasa, los jugadores no se atreven", dijo.

viernes, 25 de febrero de 2011

Giancarlo Perluzzo dijo que hizo lo correcto, pero Bernardo Corujo criticó su labor

Los 16 minutos de tiempo agregado que dio el árbitro Giancarlo Perluzzo en el empate 1-1 entre Petare y Aragua se convirtieron en el nuevo argumento para quienes alegan que la crisis del arbitraje en Venezuela ha tocado fondo.
Un penal sentenciado por una falta fuera del área y dos expulsiones, la última de las cuales forzó al volante Miguel Mea Vitali a cubrir el arco aragüeño, fueron parte de los sucesos de esos increíbles 16 minutos adicionales que terminaron de sorprender a todos.
Bernardo Corujo, presidente de la Comisión de Árbitros de la FVF, siempre ha defendido a sus colegas, pero ante este caso expresó su disconformidad: “Estoy muy sorprendido, 16 minutos de tiempo agregado es un exabrupto, la única manera de que eso pueda darse en un partido de fútbol es que suceda algo extra deportivo, y tengo entendido que ese no fue el caso en ningún momento”.
Corujo explicó: “Para dar tanto tiempo tendría que haberse desprendido el travesaño o que se haya roto un banderín y se deba reemplazar. En esos casos o en un apagón, se justifica, pero ese no fue el problema porque incluso hablé con el inspector del partido y alegó que no hubo razones para tamaña tontería”.
En la polémica jugada del penal, sin embargo, Corujo no castigó a Perluzzo: “Hay reclamos sobre esa jugada y en el video que observé me pareció que la falta fue sobre la raya y eso sí podría sentenciarse como penal. Pero debo ver con tranquilidad la jugada luego y revisar el informe del partido. Ahora, esos 16 minutos de reposición son algo que no puedo apoyar, no es correcto de ninguna manera”.
Agregó: “A Giancarlo lo venimos trabajando, queríamos darle oportunidades porque necesitamos renovación, pero no sé qué le pasó”.

La versión del árbitro. Giancarlo Perluzzo atendió la llamada y respondió de forma escueta sobre su polémica decisión de extender el encuentro: “Esas son cosas de nuestro trabajo”.
No se le permite discutir públicamente el caso, como es costumbre, pero al preguntarle si sostenía que fue correcto dar tanto tiempo adicional, dijo: “Sí, hice lo correcto”.
Reiteró que no podía agregar mucho más a su versión para defenderse de las críticas y finalizó: “Lamentablemente, no puedo comentar lo sucedido dentro del campo”.

Problema general. Si en algo coincidieron los técnicos de Petare y Aragua fue en que los fallos arbitrales son comunes en la liga y han afectado a todos en un momento determinado.
“En Maracaibo me pasó hace una semana, hicimos un gol claro y no lo validaron. Y el juez de línea luego admitió su error. Cuando contra Caracas nos dieron un penal que no fue, yo lo admití. Pero este sí fue penal”, dijo Eduardo Saragó, estratega del Petare.
“Como los beneficiados, entre comillas, somos nosotros, cualquier opinión que yo ofrezca va a sonar parcializada, pero el gol que anotamos fue al minuto 90+1, no fue al 10 o al 15 de descuento, y el árbitro siempre explicó al Aragua las razones por las que agregaba minutos. Los jugadores del Aragua, de hecho, tuvieron un buen comportamiento para ese momento de desesperación, aunque claro, estaban molestos”, afirmó.
Si no se toman medidas para ayudar a los árbitros y mejorar su labor, esta no será la última gran controversia.

Últimos minutos de tensión. Desde el 90+9, Miguel Mea Vitali pasó los últimos siete minutos del encuentro bajo el arco, esperando que no le tocara la desgracia de recibir el gol de la derrota. Hasta sudó con un tiro libre de Evelio Hernández que pasó alto. Como mediocampista, su experiencia con los guantes era limitada. “Me tocó hacer esto una vez con el Unión Atlético Maracaibo, esta es la segunda vez. Uno está preparado para todo”, dijo el capitán del Aragua, quien reclamó con fuerza la actuación arbitral.
“Expulsar al portero con doble amarilla (por retrasar el partido) es algo poco visto. Lo vi una vez en la Copa América con Candelario (Andarcia, venezolano) y ahora lo repite el señor Perluzzo”, afirmó.
Después de sufrir como pocos en el encuentro, el técnico Raúl Cavalleri prefirió calmarse en el camerino y luego salir a declarar sobre lo sucedido: “Es un bochorno. Hicimos las cosas mejor que Petare. Pero esto no pasa solo acá, esta sucediendo muy seguido en todas las canchas. Hay muchos árbitros honestos y buenos, pero esto que se mostró aquí fue lamentable".
(Nota escrita para la edición 25/2 de El Nacional)

jueves, 24 de febrero de 2011

El partido interminable

“¡Ladrón! ¿Qué más le voy a decir?”, exclamó a gritos el técnico del Aragua, Raúl Cavalleri, al salir del campo tras el empate 1-1 de su equipo con Petare.
Su furia iba dirigida al árbitro Giancarlo Perluzzo, no por algo que haya sucedido en los 90 minutos para olvidar que tuvo el partido, sino por los 16 que decidió dar como tiempo agregado.
Leyó bien, 16 minutos. Ese tiempo adicional quedará en la memoria por lo inverosímil de la situación que se vivió en la parte baja del estadio Olímpico y la controversia que causó, pues pasó a ser una prueba más de la crisis arbitral que hay en Venezuela.
Petare había deslucido en este encuentro y un error defensivo le dio a Alexander Rondón la oportunidad de conseguir la ventaja 1-0 en el segundo tiempo al Aragua, que se permitió el lujo de desperdiciar algunos goles más en la recta final del choque. Bueno, final para un encuentro normal, aunque apenas el inicio para este extraño partido. Porque fue a partir del 90 cuando empezó el verdadero sufrimiento para el cuadro visitante.
El primer indicio de que no sería un cierre normal de encuentro fue el anuncio de 5 minutos adicionales que dio el cuarto árbitro, en una segunda parte que nunca justificó tal compensación. La banca del Aragua reclamó y apenas unos segundos después, tras una queja del Petare, salió un nuevo cartel con 6 minutos de reposición.
Cavalleri y sus pupilos estallaron. Nunca sospecharon que necesitarían más energías para lo que vendría. Al 90+1, una falta de Jean Carlos Neto sobre Raigel Márquez generó el caos.
Muchos apreciaron que la falta se dio fuera del área grande. El video de la jugada, en efecto, muestra que así fue. Pero Perluzzo sentenció penal y entonces los aragüeños explotaron de rabia. Neto recibió tarjeta amarilla por la infracción y el portero Carlos Salazar vio otra por reclamo. Antes de que Evelio Hernández empatara el juego con su cobro efectivo, Wuiswell Isea fue expulsado por otro reclamo.
Apenas habían transcurrido cuatro minutos de descuento para ese momento. Y el cuerpo arbitral decidió mostrar otro cartel con dos minutos más, que sumados a los seis iniciales, prolongarían el juego hasta el minuto 90+8.
Con la pizarra 1-1 y un hombre menos, Aragua se disponía a defender el resultado y controlar su ira. Petare, por supuesto, tenía que intentar ganar en este último esfuerzo. Al 90+7, el portero Salazar demoró unos segundos en hacer un saque y Perluzzo le mostró la segunda amarilla.
Todavía quedaba capacidad de asombro en el Aragua y, vale decirlo, en el resto de los presentes.
Salazar se fue pateando un balón a la tribuna y el volante Miguel Mea Vitali se convirtió por segunda vez en su carrera en guardameta de emergencia (lo hizo antes en el Maracaibo) al 90+9. Todos suponían que solo tendría que estar allí 60 segundos. Estuvo 7 minutos y tuvo que soportar la avalancha final del Petare, con todo y un tiro libre cercano de Evelio Hernández que, para su fortuna, se fue alto.
Cuando al minuto 90+16, Perluzzo finalmente decidió acabar con este increíble partido, el insulto que profirió Cavalleri se convirtió en un coro repetido por jugadores y directivos del Aragua.
En el experimentado técnico argentino, después de tantos años en esta labor, todavía quedaba también la posibilidad de ser sorprendido: “Yo soy un técnico producto del fútbol venezolano, entonces he visto muchísimas cosas acá. Pero antes de retirarme, tengo ganas de no ver tantas cosas, fueron demasiadas ya”.

Miguel Mea Vitali: "¿16 minutos?"

El capitán del Aragua, Miguel Mea Vitali, acompañó a su técnico en el reclamo. "Es lamentable lo de hoy. Dentro del campo vi que la falta del penal fue fuera del área. No sé cuántos minutos adicionales dieron, 10 o más. Fue demasiado", dijo. Al saber la cantidad exacta, exclamó: "¿16 minutos? Eso habla por sí solo. Pero no comentaré de los árbitros, porque son capaces de suspenderme por hablar aquí con los medios".

Raúl Cavalleri: "Es un bochorno"

El técnico de Aragua dijo al concluir: "Es un bochorno, es un saqueo a tres puntos, a la esperanza de un equipo como Aragua. Es un saqueo al esfuerzo que hizo el conjunto. Este es un fútbol que está creciendo en cuanto al nivel de los jugadores, pero que está dando un paso atrás con arbitrajes como éste".

Ficha técnica:

Petare (1):
Liebeskind; Villarroel*, Sánchez, Maidana, Lobo; Di Julio (R.Márquez, m.76), Giroletti; Hernández, Salcedo (Cásseres, m.55); Guazá (Córdoba, m.62) y Arévalo. DT: Eduardo Saragó.
Aragua (1):
Salazar; Fajardo (Montanari, m.45), Amara, Neto, Agnello; M.Mea Vitali, Peraza*; Villarreal (Lugo*, m.56), Isea; Etchemaite (Palomino, m.61) y Rondón. DT: Raúl Cavalleri.

Goles: 0-1, m.66, Rondón (A) –tomó la pelota fuera del área, pasó a un defensa y definió frente al portero-; 1-1, m.90+4, Hernández (P) –tiro penal al medio-.
Amonestados: Lobo (P); Fajardo, Etchemaite, Peraza, Rondón, Neto, Salazar 2.
Expulsados: Isea (A) –m.90+3-; Salazar (A) –m.90+7-.
Árbitro: Giancarlo Perluzzo (Monagas).
Estadio: Olímpico, Caracas. *Juvenil.
(Nota escrita para la edición 24/2 de El Nacional)