"Ceferino mantiene una línea. Sabe lo que quiere, pero escucha siempre las sugerencias, en eso es democrático. Y es más comedido, piensa mucho lo que va a decir", reveló Johnny Ferreira, su asistente.
En su primera temporada completa al mando del primer equipo rojo, Bencomo necesitó esa cualidad, pues fueron muchas las circunstancias adversas. Los cambios en el plantel generaron críticas y la exigencia creció. El técnico se convirtió durante un tiempo en el blanco de la afición.
"La derrota contra Yaracuyanos, después de haber caído contra El Vigía, nos dolió en el comienzo del Clausura. Era un momento delicado en la institución. Por más que sabíamos que la transición era difícil, mientras se adaptaban los jugadores nuevos y los importados empezaran a rendir, fue un momento duro para todos. Pero teníamos un objetivo claro", dijo Ferreira.
Caracas comenzó a carburar y en la Copa Libertadores lo demostró. Y cuando todo parecía encaminado para ir a los octavos, llegó el doloroso golpe de la eliminación en casa.
"Esos dos o tres días después de la eliminación fueron muy duros, pero no mostramos eso ante los jugadores, siempre le dimos la sensación de fortaleza. Teníamos que reforzar lo positivo", contó Cordero.
"Ahí Ceferino y los jugadores principales del grupo agarraron la batuta en el discurso. Sabían que había que encarrilarse en el Clausura", recordó Ferreira.
Ayer, en el último partido, al Caracas le faltó otra vez ese paso final. Pero el equipo puede sentirse tranquilo con lo hecho en esta difícil temporada. El esfuerzo se hizo apuntando hacia el futuro y por eso prometen más. "Todavía se puede conseguir que el equipo siga mejorando su juego. Cometimos algunos errores, pero sabíamos lo que queríamos desde el principio. Este no es un Caracas hecho para un Clausura nada más, sino para varios años", dijo Ferreira.
(Nota escrita para la edición 16/5 de El Nacional)