Romper la rutina es algo que agradece en estos momentos Ronald Vargas, mientras debe estar de reposo en su casa en Bélgica, luego de su operación de rodilla. Hace más de una semana, apenas un día después de volver a su casa después de ser dado de alta en la clínica, Juan Arango se trasladó desde Alemania y pasó a verlo.
Este lunes, el visitante fue nada menos que su mejor amigo, Roberto Rosales, que juega en el Twente de Holanda. “Sí, estuvo aquí en mi casa. Roberto es como mi hermano y, por supuesto, que haya venido me motiva mucho. Me alegra ese gesto de verdad. Igual Arango, que vino el domingo anterior, cuando recién estaba operado”, dijo Vargas desde Bélgica.
Rosales ha compartido con el enganche del Brujas en el Caracas y la selección nacional. Al salir al exterior, pudieron mantener el contacto, pues se visitaban con mucha frecuencia en Bélgica, cuando el lateral derecho jugó con el Gante. A pesar de su mudanza a Holanda, la amistad se mantiene, como lo evidencia esta visita. “Estuvimos hablando de todo un poco y hasta nos pusimos a jugar con Play Station”, contó Vargas sobre el encuentro.
Aunque todavía le queda mucho por hacer en su proceso de recuperación, el guatireño se nota más animado. “Me siento mejor, gracias a Dios. Cada día voy mejorando y ya tengo menos dolor”, afirmó.
Su reposo actual lo toma con calma. La orden es permanecer acostado, y su pierna debe recibir masajes y tratamiento. “No puedo caminar aún, apenas apoyarme con muletas nada más. El fisioterapeuta viene todos los días a la casa”, detalló.
El próximo paso es el chequeo médico con Geert Declercq, el cirujano que intervino su rodilla izquierda. “El viernes me toca chequeo con el doctor, y entonces el lunes debo conocer ya mi cronograma para el trabajo que tengo que hacer (en la rehabilitación)”, dijo el jugador vinotinto.
Vargas pasó el trago amargo de esta grave lesión y de saber que tendrá que esperar al menos seis meses. Por ahora, se reanima para volver con fuerza para la próxima temporada, y con visitas como las de su “hermano” Rosales, la espera se hace más llevadera.
(Nota escrita para la edición 23/2 de El Nacional)