Desde finales de la campaña pasada, Caracas decidió emprender un proyecto para promover jóvenes talentos, con un enfoque más radical que en años anteriores, en los que su cantera fue combinada con refuerzos de peso y jugadores experimentados para seguir en la senda de triunfos y títulos.
Su técnico, Ceferino Bencomo, asumió el reciente adiós en la Copa Sudamericana como parte del costo de ese proyecto. Los jugadores entienden también esa situación, pero también se enfrentan a la gran exigencia del equipo en el que están y por lo que compiten.
Desde ya, el venidero reto de la Copa Libertadores 2011 plantea una de dos soluciones: o los jóvenes despuntan rápido o se tendrá que reforzar al equipo en enero. “Sabemos que es otro proceso, sobre todo si comparas con el equipo del año pasado, porque muchos titulares se fueron. Pero la misión es la misma, ganar. Para nosotros, ser segundo es igual a ser último. Ni la afición ni el rival te perdona porque seas un jovencito o un jugador experimentado. Sólo esperamos que este proceso sea rápido y estos muchachos puedan demostrar pronto que sí se merecen el puesto, porque el talento lo tienen”, dijo el volante Darío Figueroa.
Esta eliminación fue el primer golpe. “Teníamos mucha expectativa con la Copa Sudamericana. La ilusión era alta. Queríamos romper la historia adversa de equipos venezolanos que no han podido pasar. Duele mucho por eso. Teníamos chance de clasificar en casa, un gol nos bastaba”, comentó.
Esa escasa producción ofensiva es lo que más aterra. “Es preocupante la falta de goles, no podemos terminar de concretar las situaciones que creamos. Tenemos que seguir adelante, queda mucho por jugar en el Apertura y la Copa Venezuela, y los jóvenes tienen que seguir aprovechando estas oportunidades. A veces es difícil tenerlas en un equipo como el Caracas, porque tenemos la obligación de ganar”, dijo Figueroa.
(Nota escrita para la edición 25/9 de El Nacional)