domingo, 5 de junio de 2011

La novela de FIFA y Blatter no tiene final


“¿Crisis? ¿Cuál crisis?”, dijo con aire desafiante Joseph Blatter, presidente de FIFA, al responder las preguntas de los periodistas en una rueda de prensa en Zúrich el pasado 30 de mayo. Si le pregunta a Andrew Jennings, periodista británico de la BBC, o a Ezequiel Fernández-Moores, columnista argentino de La Nación y editor de ANSA, le responderán: “¿Cuál crisis entre todas?”.
La consulta realizada a Jennings y Fernández-Moores, dos de los investigadores más avezados y críticos de la gestión de Blatter y de los manejos turbios de FIFA, plantea más interrogantes. No se trata de si la FIFA podrá limpiar su imagen –algo imposible ya-, sino de cuál es el futuro de su presidente y cómo terminarán otros escándalos pendientes.
Esta semana, Blatter restó gravedad a las acusaciones entre altos miembros de FIFA y consiguió con éxito la reelección en su cargo, al quedar como único candidato tras la renuncia de su opositor, el qatarí Mohamed Bin Hammam, precisamente por un escándalo como los que minimiza Blatter. Bin Hamman fue castigado por intentar sobornar a miembros de FIFA para obtener votos para su candidatura.
El qatarí trató de llevarse al lodo a Blatter también, pero FIFA exculpó a su presidente y suspendió a dos miembros de su comité ejecutivo, Bin Hammam y Jack Warner, quien había organizado la visita del candidato a Trinidad y Tobago en la que se consiguieron pruebas fotográficas de las ofertas de soborno. Chuck Blazer, dirigente estadounidense, encabezó las acusaciones contra Bin Hammam y Warner.
El momento en el que ocurrió todo fue muy conveniente para Blatter. Por eso, las dudas volvieron a surgir en torno a las ya polémicas escogencias de Rusia y Qatar para organizar Mundiales. Por eso, Inglaterra quiso reanudar su tímido intento de pelea con la FIFA, luego de haberse sentido perjudicado en aquella votación por los reportes de los medios británicos. Por eso, estos medios convirtieron de nuevo a la polémica en FIFA en un tema principal, incluso durante la semana en la que Londres recibía la final de la Liga de Campeones en Wembley.
¿Cuál será el futuro de FIFA y de Blatter? Ciertamente, las acusaciones de corrupción en FIFA no son nuevas, pero desde octubre, a raíz de los alegatos de compra de votos para la escogencia de las sedes de los mundiales, Blatter y sus allegados no han tenido descanso. Ya la crisis causó el enfrentamiento entre los poderosos. Dos cayeron. ¿Vendrán más?

Escándalo en camino. Jennings hizo público el caso de los sobornos de la empresa ISL en la última década, a través de documentales y del libro “Foul!”, en el que describió cómo la ya desaparecida empresa hizo pagos por 100 millones de dólares a altas personalidades de FIFA y obtuvo los derechos de comercialización y transmisión de mundiales. Jennings consiguió una lista que involucra a varios directivos de FIFA, Blatter entre ellos, y la semana pasada, en el programa Panorama de BBC, reveló nuevos datos sobre el caso.
“Por fin la opinión pública se está levantando contra Blatter, y él sabe que otro escándalo viene en camino. Las pruebas no tardarán en ser liberadas y Blatter sabe que no puede taparlo. El caso de ISL no va a desaparecer”, afirmó Jennings, via telefónica, desde Londres.
Una investigación del caso de ISL fue finalizada tras un acuerdo secreto. Los documentos de ese arreglo están en una oficina en Zug, Suiza. Un periodista helvético realizó la petición de hacer públicos esos documentos, y podría conseguir su cometido en algunos meses. Por ahora, afirmó Jennings, FIFA intenta impedir que suceda.
Mientras tanto, el reportero británico observa cómo las principales autoridades del organismo rector han empezado a enfrentarse entre ellas. “Ha sido casi cómico lo que ha sucedido en FIFA en los últimos días. Chuck Blazer clavó el cuchillo en la espalda de Warner y Bin Hamman para ayudar a Blatter. Todo es asqueroso y todo es verdad”, dijo.
Jack Warner había quedado sin castigo tras escándalos mucho mayores, especialmente la comprobada venta ilegal de entradas a partidos de Alemania 2006. Pero ahora fue suspendido.
“Blazer vio a Warner hacer negocios con los tickets durante años y no dijo nada. Pero ahora busca control para Estados Unidos. FIFA sólo necesitaba alguien que atrapara a Bin Hammam para lograr que se retirara de la candidatura. Y él cayó en la trampa. Claro que ha estado sobornando gente alrededor del mundo, pero también lo ha hecho Blatter, que le ganó esta batalla”, explicó Jennings.
“Blazer tampoco está limpio y, por supuesto, mucho menos Warner, que todos saben los negocios ilícitos que ha hecho. Warner se había convertido en un problema y tenían que encontrar la forma de deshacerse de él”, añadió.
Para la reelección de Blatter, sólo Inglaterra y Escocia pidieron la postergación del proceso. “Inglaterra despertó tras el rechazo que sufrió en su postulación para 2018, vieron que la FIFA está tan podrida que se necesita hacer algo. Pero creo que han despertado tarde”, dijo Jennings.
“Es cierto que todo esto surge ahora motivado por la reelección, pero también necesitaban que Bin Hammam fuera a Trinidad para poder atraparlo. En realidad, habría que suspender a todo el comité ejecutivo, pero eso no sucederá. Y si Blatter posponía la elección, era su final. Michel Platini habría tenido tiempo para lanzarse como candidato y lo habría derrotado. Blatter tenía que hacer la elección ahora para poder seguir”.
Para Jennings, es ridículo pensar que Blatter cumplirá su promesa de limpiar la casa: “Él nunca va a admitir lo malo que ha hecho”.

El futuro político de FIFA. Ezequiel Fernández-Moores logra describir historias desconocidas con impresionante detalle. Ha seguido los casos de FIFA durante años, pero admite que la historia que está por venir todavía tiene muchos capítulos impredecibles. Especialmente, cuando se habla de erradicar la corrupción en una institución que no ha hecho esfuerzos anteriormente en ese aspecto.
“La experiencia obliga a tener muchos reparos sobre las promesas éticas de Blatter. El manejo ahora fue expeditivo, muy de FIFA. Comprobaron la maniobra de Bin Hammam y lo suspendieron sin siquiera escucharlo. Había que sacarlo del medio”, afirmó Fernández-Moores desde Argentina.
“Está claro que Blatter, por el momento, tendrá el poder algo recortado y que éste será su último mandato. Si había que asegurar compromisos y negocios, esto ya fue hecho, tras la decisión de dar dos mundiales juntos (Rusia y Qatar). Lo que tal vez querrá cuidar entonces es la sucesión, es decir que quien llegue no quiera destapar algunas ollas bien cerradas. Supongo que Ricardo Teixeira sería mejor garantía de continuidad, pero dudo que Europa lo acepte y, además, habrá que ver cómo le va en Brasil con el Mundial 2014, pues ya comienza a tener fuerte oposición en su propio país”, explicó.
“Todo indica que Michel Platini será el sucesor, pero supongo que Blatter querrá primero marcarle la cancha. Habrá que ver si él lo acepta”, finalizó.
Un cambio de presidente o la permanencia del actual, como se puede ver, no tendrá efecto en FIFA a menos que la modificación sea radical en el resto de sus miembros. Vistos los últimos acontecimientos, parece demasiado pedir.
(Nota escrita para la edición 5/6 de El Nacional)