Gran parte de la dinámica actual del fútbol en el mundo tiene que ver con lo que se dice antes y después de los partidos, mucho más que en ninguna otra época. No hay declaración que no se reproduzca fácilmente por diferentes medios o que llegue a lejanos rincones del planeta en segundos, si levanta el suficiente interés.
En Venezuela, el seleccionador César Farías levantó una polvareda al decir que los jugadores del campeonato nacional no estaban para jugar los 90 minutos con la selección, al ritmo de juego que ha impuesto, y a partir de ahí numerosas reacciones de la prensa y otros técnicos han generado un debate en el país.
Ni hablar entonces de las repercusiones que tiene en el mundo un BarcelonaReal Madrid, más cuando suceden hechos como la tángana del partido de vuelta por la Supercopa en el Camp Nou. José Mourinho causó tanto o más estupor con sus palabras burlonas y su actitud desentendida al ser inquirido por su agresión contra Tito Vilanova que por la propia acción en sí. Las palabras más repetidas luego del partido no vinieron del héroe del encuentro, Lionel Messi, o del debutante premiado, Cesc Fábregas, sino de Gerard Piqué, quien dijo: "Mourinho está destrozando el fútbol español. El culpable lo tienen allá en Madrid".
El central acusó al entrenador de los merengues de generar ese ambiente violento reciente en los encuentros entre estos dos enemigos. Y aunque no tenga razón, porque para pelear se necesitan dos, sí es cierto que Mourinho ha sido el origen de la tensión exagerada que se ha creado alrededor de estos partidos. Nada más ver los periódicos de las dos ciudades, días antes de un partido, y el más desprevenido pensaría que se trata de una guerra por la ocupación de un territorio.
Que los medios de comunicación se aprovechan de esto es tema tratado hasta la saciedad, pero en los últimos años los técnicos y jugadores han pasado a jugar también con este factor. Y esa es la explicación de porqué Mourinho es el origen de la exasperación que acompaña a cada clásico en los años recientes, mucho mayor a la que de por sí acompaña a un partido entre dos rivales históricos. Al portugués le interesa siempre jugar los partidos fuera de la cancha y con sus declaraciones intenta condicionar a los árbitros, al rival y a sus propios jugadores. Es parte de su método, tan integral como los otros aspectos que desea desarrollar en el grupo que maneja.
Una conversación con el comentarista argentino Juan Pablo Varsky antes del partido resultó curiosa en este sentido. Admirador como muchos de la metodología y sapiencia del técnico portugués, al igual que de la ideología del técnico catalán, Varsky quiso restarle importancia al carácter y las declaraciones de Mourinho y de Josep Guardiola.
"A mí no interesa tanto lo que dicen Guardiola y Mourinho, sino lo que logran dentro de la cancha. Y en eso, no son tan distintos", afirmó el analista.
Pero dos días después del partido, al repasar lo sucedido, Varsky encontró que era muy complicado obviar esa parte y señaló en un programa de TV que lo que había logrado Mourinho con la mejoría del juego del Real Madrid en el receso entre temporadas lo había deshecho con los pies con sus desafortunadas acciones y palabras.
Técnica, táctica, condición física, psicología. Mourinho explica que no deben separarse los cuatro al desarrollar el trabajo de un equipo. Pero se le olvidó apuntar su quinto elemento: dialéctica.
(Columna escrita para la edición 21/8 de El Nacional)
lunes, 22 de agosto de 2011
El quinto elemento de Mourinho
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