domingo, 15 de abril de 2012

La revancha de Cristiano

El gesto de Cristiano Ronaldo podía tener varios significados, sobre todo por tratarse de un año que se ha convertido en crucial para el jugador. No extraña la celebración porque el portugués volvía a ser retador, egocéntrico, vanidoso, en fin, coherente con su actitud, la de un gran futbolista quizás demasiado consciente de ello.
La estrella del Real Madrid mostró la pierna derecha y la señaló después de anotar contra el Atlético en un partido en el que él, casi en solitario, derribó la resistencia del cuadro colchonero. Ese partido del pasado miércoles debe ser el ideal de Cristiano Ronaldo. Cualquiera pensaría eso al hacer tres goles, pero más allá de la cantidad, se trató de la forma en la que los hizo: casi sin ayuda. Y es que en ocasiones da la sensación de que el lusitano ve en sus compañeros un lastre que frena su ambición y éxito. Pero inevitablemente, estos partidos son la excepción. No puede ganar todo por su cuenta. Aunque ese parezca ser su deseo.

El gesto tras el gol también podía verse como una mofa a quienes llevaban la cuenta de los tiros libres fallados en esta campaña. Esa sequía ya la había roto con dos golazos, pero en esta seguidilla de faltas directas a la malla hay mucho del orgullo herido de Cristiano que ha salido a flote en sus festejos.
Quizás el gesto también podría aceptar otra interpretación poco probable pero más graciosa si fuese cierta. En el gesto podía estar diciendo "soy el mejor del mundo con la pierna derecha", pues su archirrival Lionel Messi no acepta competencia con la pierna izquierda.

Esa es la razón de la relevancia de este 2012 para él, esa competencia con el argentino. En 2008, Cristiano era el rey del planeta. Aunque erró su penal en la final de la Liga de Campeones, pudo secarse rápido las lágrimas gracias a un fallo de John Terry y levantó la orejona con el Manchester United. Ese año comenzó la novela de su traspaso al Real Madrid, el principal tema de conversación con el jugador durante la Eurocopa en Austria y Suiza, a la que Cristiano llegó como la vedette.
"Me gusta el blanco, sí, el blanco de la camiseta (alternativa) de Portugal", dijo en una zona mixta para alborotar a la prensa española, más interesada en el posible fichaje que en la victoria portuguesa contra República Checa.


Ese año lo terminó en el United y fue coronado como mejor jugador del mundo por FIFA y ganó el Balón de Oro (luego unificados en un solo premio), mientras Messi debía conformarse con el segundo puesto.
Desde entonces, Messi no volvió a permitir que el portugués lo superara en esas votaciones. El zurdo ha ganado tres veces seguidas el máximo premio individual, pero en 2012, Cristiano finalmente amenaza con recuperar el trono. Aunque la mayoría todavía coincide en que Messi es mejor y las discusiones se centran más en saber si ya tiene permiso de acompañar a Di Stéfano, Cruyff, Maradona y Pelé entre los grandes de todos los tiempos, este 2012 podría, al menos por un momento, devolverle el primer puesto al portugués en la votación de final de año. ¿Qué necesita para lograrlo? Que Real Madrid finalmente destrone también al Barcelona.

Resulta entonces curioso que después de tanto despliegue de poder individual, de tanto ufanarse de sus propias condiciones, la verdadera revancha de Cristiano dependa, una vez más, de la ayuda que sus compañeros le ofrezcan en esta recta final. Si el Madrid sale airoso tanto en la liga como en la Champions, el retorno al sitial que tuvo estará más cerca, al menos en cuanto al premio de final de año. Que destrone a Messi en la opinión y el sentir de la gente ya es otra cosa, una que tampoco su portentoso talento puede controlar.
(Columna escrita para la edición 15/4 de El Nacional)