domingo, 1 de abril de 2012

Hacer la cama a un técnico, ¿mito o realidad?

"Le hicieron la cama". La frase se repite en el fútbol y aunque cambien las palabras en los distintos países, el significado es el mismo: los jugadores no querían más a un técnico y preferían que se fuera. Y aunque todos escuchan la frase, nunca se admite cuando ha ocurrido. ¿Que nadie lo confiese lo convierte en mito? ¿O es una realidad muy incómoda para aceptar? "Desgraciadamente no se puede obviar. Eso ocurre", afirmó tajante Raúl Cavalleri, entrenador del Aragua. "Para evitar que cosas como esa sucedan, los equipos deben tener claro cuál es el perfil del técnico que quieren y el estilo que desean que su equipo tenga para poder mantenerlo", opinó Chuy Vera, técnico de Estudiantes.

"Sé que ha sucedido que un grupo se ha puesto en contra de un entrenador, porque uno lo escucha y ha sabido de casos", aseguró Manuel Plasencia, estratega del Deportivo Petare. Ciertamente, resulta incómodo el tema, porque si bien las relaciones entre un entrenador y sus dirigidos pueden llegar a un punto conflictivo, nunca se espera que la ruptura se produzca de tal manera. Y la forma en la que sucede es un tema todavía más polémico. Puede empezar con declaraciones a la prensa, una reunión de jugadores sin la presencia del cuerpo técnico, una charla con la directiva o la influencia directa de sus acciones en el campo.

El caso Villas-Boas. En el fútbol mundial, la situación del portugués André Villas-Boas en el Chelsea inglés pareció encajar a la perfección en esta situación. Sólo que ninguna de las partes se atrevió a confirmarlo, una vez consumada la separación. El propio entrenador confesó, poco antes de ser despedido, que no contaba con el respaldo de todos sus jugadores. "Pero es normal, ellos no tienen que respaldar mi proyecto. Es el dueño quien respalda mi proyecto", afirmó Villas-Boas.

Los pésimos resultados obligaron a Roman Abramovich a tomar la decisión. Y a partir de entonces, el cuadro inglés ha experimentado un resurgir tan claro como sospechoso. Las dudas empezaron con una declaración de Frank Lampard a la prensa: "La relación con Villas-Boas no ha sido la ideal". El experimentado mediocampista se sentía relegado por el joven técnico, antiguo discípulo de José Mourinho. Luego Juan Mata apuntó que el vestuario era manejado por Lampard, John Terry y Didier Drogba. Y posteriormente Villas-Boas admitió lo mencionado anteriormente, que no sentía el respaldo de algunos. Los sospechosos habituales eran esos tres, aunque tras el despido del portugués lo negaron.

Para llegar a ese punto. "Todo empieza con un problema de orientación. Hay equipos que tienen claro qué quieren. Y si cosas como estas suceden, el error lo cometen todos, directivos, técnicos y jugadores", afirmó Vera.
"Creo que es un aprendizaje para los técnicos. En otra época, los entrenadores eran los protagonistas. Pero eso ya pasó, la autoridad se gana, no se impone. Y a los jugadores que caen en eso, también les ocurre porque se acostumbran a trabajar con reprimendas y eso está mal. Lo ideal es buscar integración. Si los jugadores no lo ven así, entonces se lo pierden ellos", agregó.

Cavalleri lo aprecia como una larga secuencia de hechos incorrectos: "Yo veo esos casos como una muerte anunciada. Antes de esa segunda parte hay una primera en la que las cosas no venían nada bien. Así que después no sorprende".
El argentino explicó: "Todo pasa por el manejo de grupo que tenga el entrenador, si no lo sabe hacer, le pueden echar la partida para atrás, claro que sí. Pero también hay algo claro, si el cuerpo técnico está fuerte con la directiva, eso no pasa, los jugadores no se atreven", dijo.


La forma varía. Al hablar con los consultados, el método empieza a revelar variantes en la aplicación. Porque lo que ninguno desea pensar es que los jugadores deliberadamente manipulan el resultado de un partido para provocar el despido del entrenador al que adversan."Voy a ser drástico en ese tema. No creo que los jugadores echen para atrás un partido para sacar a un técnico.

Es cierto que la relación a veces se deteriora y que hay momentos difíciles. Sé que a veces se acercan a los directivos para sacarlos, hay entrenadores que dicen que se lo han hecho. Pero de ahí a jugar mal a propósito, no lo creo", expresó Plasencia.

Cavalleri coincidió: "Eso si no se me hubiese ocurrido nunca como futbolista, jugar para perder. Uno sale para luchar por uno, por su familia, me cuesta entender eso. Si pasa es con un técnico que ya no tiene ningún crédito". Vera cree que hay matices: "Para mí no es un tema de echar para atrás en el campo. Creo que los jugadores simplemente no dan el extra que se necesita". También aprecia que la manera más clara de intentar forzar la salida del entrenador es hablar con la directiva. "Sucede en momentos en los que los jugadores tienen tanta incidencia en las decisiones del equipo, que simplemente pasa", aseguró.

Por eso Cavalleri cree que el descontento de esos jugadores se puede notar con antelación, porque recurren a diferentes maneras para hacerlo entender: "A mí no me ha pasado, menos mal, pero si lo sé por otros técnicos, uno escucha los comentarios, lo sabe. Hay cosas claras, como cuando un jugador habla a la prensa y cuestiona las cosas, tomando las funciones del técnico. Ahí ya sabes que las cosas andan mal. Pero también puede ocurrir que el técnico confunda la situación y crea que los jugadores están echando para atrás en la cancha, cuando en realidad están desmotivados o decaídos".

Plasencia acepta que estos diferentes caminos son los más comunes: "Eso sí pasa. Porque una cosa es que hablen para que saquen al técnico, que no se esfuercen o que no haya sacrificio, por supuesto, pero que echen para atrás en el campo, no lo creo y no lo quiero creer. Quiero mucho al fútbol para pensar eso y el día que lo compruebe me retiro de esto".

Al final, sin importar si el técnico es el villano o hay grupos de jugadores que detentan el poder en un equipo, esta dinámica pasivo-agresiva es una de tantas cosas que no están bien en el fútbol. Pero con su usual sinceridad punzante, Cavalleri confesó que ha llegado a pensar que resulta inevitable, por más desagradable que sea hablar de ello: "Es lamentable, pero es un tema futbolístico. De ayer, de hoy y de siempre. Ha pasado, pasa y seguirá pasando".
(Nota escrita para la edición 1/4 de El Nacional)