domingo, 11 de diciembre de 2011

Rivales a pesar del otro

Que Táchira sea el actual campeón y Caracas no haya podido ganar un torneo en la temporada pasada no le resta a la rivalidad. Que los rojos estén en busca del título del Apertura y los aurinegros no salgan de una crisis que ni siquiera esa estrella pudo borrar, tampoco.
Cuando una rivalidad deportiva es grande, prácticamente anula la relevancia de la tabla de posiciones. Claro que es mejor ver a dos grandes enemigos enfrentarse cuando su rendimiento está en el tope, pero después de la motivación principal de un trofeo, aún quedan muchas razones para vencer al archirrival.
La que mueve al Táchira hoy en San Cristóbal, además del orgullo deportivo, es aguarle la fiesta al Caracas. "Independientemente de dónde estén en la tabla, los jugadores de Táchira van a querer mostrarse en el clásico. Hay una historia entre los dos equipos que hace que se jueguen todo en esos partidos", anticipó Alexander González, una de las referencias del rejuvenecido Caracas.
Si quedaba alguna duda del compromiso adicional que tiene el cuadro tachirense, bastó leer las declaraciones de Javier Villafraz en un comunicado de prensa del club: "Es obligatorio ganarle al Caracas, porque es un rival directo siempre, es el clásico y siempre hay que ganarlo, hay que dejar una buena presentación en nuestro último partido del año en San Cristóbal".
Agregó el mediocampista: "Es un partido con gran ambiente. Caracas necesita sacar un resultado porque pelea el campeonato, trataremos de tener una revancha por todos los compromisos que nos han sido adversos durante este semestre".
La grave situación del Táchira en 2011 resulta imposible de obviar. Un Clausura para el olvido bajo la conducción de Jorge Luis Pinto, que se pudo excusar con la victoria en la final contra Zamora, una instancia en la que estuvieron gracias al torneo anterior. El anuncio de un nuevo proyecto de la mano del entrenador derrotado en esa serie, Chuy Vera, fue abandonado por la directiva después de la victoria de la impaciencia en un Apertura que ahora termina en la misma tendencia negativa. Una señal de alerta para cualquier otro entrenador, algo que confirmó la decisión de Noel Sanvicente de no tomar el timón para 2012 bajo condiciones que no estimaba convenientes.
En el Caracas las alegrías han sido más frecuentes, una vez superada la complicada transición hacia la conformación de un equipo más joven. Pero el papel secundario en los dos últimos torneos no le sienta bien al cuadro rojo, y menos si por tercer torneo consecutivo le toca conformarse con pelear hasta el final y felicitar a otro. En la Copa Libertadores fue eliminado en la fase de grupos y ahora deberá jugar el repechaje contra el poderoso Peñarol. Así que también hay urgencias en el bando capitalino, aunque su situación sea distinta a la de su némesis.
Un clásico es una oportunidad para dejar de mirar la tabla. Pero una vez que el resultado queda en el marcador, la realidad golpea de nuevo. Para Táchira sería doloroso perder otro partido, pero mucho más si eso significa permitir que el rival siga teniendo opciones de levantar un trofeo. Para Caracas sería una pena volver a dejar pasar otro torneo sin ganar, pero mucho más si es su archirrival el que le niega la posibilidad.
Algo devaluado, menos atractivo, pero clásico al fin, con mucha motivación aún. Un enemigo no quiere a otro de compañía, a menos que sea en la miseria. Ese quizás sea el deseo de Navidad del Táchira para el Caracas. Y no lo van a negar. O si prefiere, pregúntele a alguien de los Leones si no desea algo similar para el Magallanes esta noche.
(Columna escrita para la edición 11/12 de El Nacional)