lunes, 9 de enero de 2012

Con la camiseta que más le gusta

"Me tocó estar tres años fuera de la selección por diferentes razones. La verdad, no quiero repetir eso". Esa sentida frase de Miguel Mea Vitali representa lo que significa la Vinotinto para él.
Entre numerosos cambios de camiseta en su carrera, que ha incluido pasantías en España, Italia, Suiza, Grecia y Argentina, la que siempre ha sido una parte de la vida de "Miky" ha sido la casaca vinotinto. Debutó con la selección de mayores a los 18 años de edad y se acostumbró a ser una pieza fija de las convocatorias hasta que se produjo ese "bache" entre octubre de 2008, cuando Brasil goleó 4-0 a Venezuela, y diciembre de 2011, cuando el seleccionador César Farías volvió a contar con él para el amistoso contra Costa Rica.
Ahora, 2012 ofrece una perspectiva positiva y Mea Vitali aprecia la oportunidad. Farías repitió el llamado del volante para trabajar en Puerto La Cruz y viajar a Estados Unidos para dos juegos de preparación. Un paso más hacia ese posible retorno a la eliminatoria, que en este año será crucial para conocer qué tan cerca puede estar finalmente Venezuela de su sueño mundialista.
Después de esperar, Mea Vitali se anima: "Cada convocatoria te da un mensaje. Lo principal es saber que no debes desaprovecharlo. Yo me tomo cada convocatoria y cada partido con la selección como si fuese el último, porque en la Vinotinto se siente algo distinto. Uno no quiere que esa ocasión sea la última, no quieres que eso llegue".

Enroque con Lucena. El tiempo en el que Mea Vitali estuvo apartado del combinado coincidió con la consolidación de Franklin Lucena como socio de Tomás Rincón. Ahora, ante la lesión de Lucena que lo mantendrá al margen durante buena parte del año, una de las opciones para tomar su vacante es, irónicamente, el jugador al que sustituyó: Mea Vitali. Pero la experiencia de Mea Vitali lo obliga a ser precavido: "El llamado es importante, te deja saber la confianza que tiene César (Farías) en ti, bien sea para el módulo y los dos amistosos, que son contra los dos grandes de Concacaf (Estados Unidos y México) como para lo que puede venir. Será una buena prueba para la eliminatoria".



De pupilo a tutor. Mea Vitali aprecia también la oportunidad de devolver hoy lo que la selección le dio en sus inicios. "De ser casi siempre el más joven del grupo he pasado a ser uno de los más experimentados, así que sé que me toca hacer lo que otros jugadores de recorrido hicieron cuando yo empezaba. Es un rol que tiene doble responsabilidad, porque debes ayudar a los más jóvenes, como lo hicieron conmigo Edson Tortolero, Gilberto Angelucci, Rafael Dudamel, Juan García o Pájaro Vera. Grandes amigos y consejeros".
En la Copa América Paraguay 1999, poco después de haber debutado con la selección de mayores, Mea Vitali integró la nómina en suelo guaraní con 18 años de edad. En el equipo también estaban Juan Arango y Renny Vega, con 19 años, un trío que se mantiene vigente en las convocatorias vinotinto.
"Ese fue el inicio", contó. "Tener 18 o 19 años y vestir la camiseta nacional en una Copa América era increíble, y luego pude vivir el proceso tan importante que ha tenido la selección. Poder decir, 13 años después, que estamos ahí todavía, con Juan como capitán y referente, y Renny como el portero principal, es agradable. Ellos son dos jugadores que también han entendido que hay que aprovechar cada momento con la selección".
"De aquella época al que más recuerdo es a alguien que lamentablemente ya no está entre nosotros: José Omar Pastoriza. Con él comenzó todo esto, quiso cambiar el ritmo de juego y la mentalidad del venezolano, y eso lo siguieron y lo mejoraron Richard (Páez) y hoy César (Farías)".

Los socios en el medio. Durante estos casi 13 años en la selección, Mea Vitali ha compartido con muchos jugadores en la primera línea de volantes. Pero tres destacan en el tiempo y así describió "Miky" a cada uno.
"Si tengo que escoger a un compañero de dupla, entre todos, es Pájaro Vera. Era el líder, aunque no hablara tanto. Era el que ponía el orden, marcaba la pausa y el ritmo de juego del equipo. Fue el que más jugó conmigo, me ayudó mucho. Siempre me daba consejos, dentro y fuera de la cancha", recordó.
"Leo Jiménez es otro buen amigo y compañero. Deja todo en la cancha, suda la camiseta como nadie y se entrega en cada partido", contó.
Por último, y aunque no jugó tantos partidos a su lado, está quien ya es una de las mayores figuras de la historia en la posición: Tomás Rincón. Con el jugador del Hamburgo, "Miky" compartió en 2008 y juntos frenaron a Brasil en el triunfo en el amistoso en Boston.
"Tomás pasó pronto de promesa a realidad. Es el líder del mediocampo y lo seguirá siendo en el futuro. Vive un gran momento. Destaco su fuerza física y su capacidad para correr y luchar, que es su principal característica. Es algo con lo que contagia al equipo", detalló.

El sueño de todos. Si algo comparte Mea Vitali con todos los que han pasado por la selección desde 1999 hasta hoy, es la certeza de que en algún momento se cumplirá el sueño.
"Desde que ves los Mundiales desde pequeño, Italia 90, Estados Unidos 94, piensas en eso. Tener la posibilidad de ir y después, poder estar ahí, sería lo máximo".

El gol del recuerdo
En la cuenta de Mea Vitali aparece un único gol con la Vinotinto, pero no fue cualquier gol. Lo marcó a los 19 años de edad y sirvió para encaminar la tercera victoria de la Vinotinto en su historia en las eliminatorias. En la memoria, no está tan lejos como parece. "Fue el primer triunfo en el camino hacia Corea-Japón 2002 (28 de junio de 2000). Veníamos de perder tres seguidos en el inicio y le ganamos 4-2 a Bolivia en San Cristóbal", apuntó.
Así describió la jugada: "Fue un centro de Gaby Urdaneta, yo venía entrando al área y le pegué fuerte para marcarle al Gato Fernández, el portero boliviano que luego vino a jugar aquí".

Como delantero y lateral
Mea Vitali confiesa que su debut, aunque exitoso, no se dio cómo él pensó que sería. "Entré como lateral izquierdo porque expulsaron a David McIntosh. Luego en esa Copa América en Paraguay jugué como central, pero luego sí pude empezar a ubicarme en mi posición natural como volante cinco", rememoró.
En sus primeros pasos en el fútbol, también le había tocado estar en otra función. "Cuando era niño era delantero, por la pegada. Tú sabes cuando uno es chiquito, si le pegas bien, te toca arriba. También cobraba los tiros libres".
(Nota escrita para la edición 9/1 de El Nacional)