domingo, 22 de enero de 2012

La gran apuesta de Pastoriza

Paternal con los jugadores, apostador, sagaz, fanático de las parrillas, fumador, sindicalista, amigo de la familia real de Mónaco y símbolo de Independiente. Pedir que hablaran de José Omar Pastoriza a quienes compartieron con él en la Vinotinto no fue difícil, porque cada quien tenía una memoria grata de este singular personaje, que dirigió al combinado entre 1998 y 2000, y falleció en 2004.
Pastoriza es recordado por muchas de sus virtudes y también por los vicios que lo marcaron, pero ante todo como el responsable del primer paso para el gran cambio vinotinto. "Con él comenzó esto, quiso cambiar el ritmo de juego y la mentalidad del venezolano. Eso lo siguieron y mejoraron Richard Páez y César Farías", dijo Miguel Mea Vitali, uno de los jugadores que creció en la selección bajo el mando de Pastoriza.
A Venezuela llegó con una fama ganada. "Sabíamos lo que había logrado y eso es importante, te motivaba", afirmó Leo Jiménez. Pastoriza destacó como mediocampista, primero como volante "cinco" y luego por la derecha y más adelantado. Fue campeón de América con Independiente, el Rojo, el club de sus amores, al que volvió a llevar posteriormente al título de la Libertadores y la Copa Intercontinental como técnico.
Estuvo en el Mundial de Inglaterra 1966, aunque no pudo jugar ni un minuto. Hasta se dio el lujo de abandonar su cargo como entrenador del Atlético de Madrid después de cinco partidos por una disputa con el presidente Jesús Gil y Gil por no obligar a Bernd Schuster a infiltrarse para alinear en un encuentro.
Con eso y mucho más en su currículo, Pastoriza llegó a Venezuela para aceptar el reto de tomar a una selección que apenas había ganado dos partidos de eliminatorias en toda su historia.
"A Pastoriza lo conocí en Río de Janeiro, porque ahí fue donde se produjo la primera reunión, cuando estábamos concentrados con la Sub 20 y la Sub 17. Lo busqué en el aeropuerto con una foto y fue él quien me reconoció primero, no sé cómo. Caía bien de entrada", relató Napoleón Centeno, ex coordinador de la Vinotinto.
"Con él se reunieron (Rafael) Esquivel y otros dirigentes de la federación. Cuando le explicaron cómo era el fútbol venezolano le cambió la cara. Él pensaba que iba a trabajar, no a enseñar. Pero entonces, ya aparte, me dijo: `Bueno, tranquilo. Quizás no ganemos mucho, pero nos vamos a cagar de la risa jugando’. Así era él", recordó Centeno.

Una manera de inspirar. Hay una historia que todos los consultados recordaron de Pastoriza y que refleja la forma en la que motivaba a la Vinotinto de esa etapa. "Te digo la anécdota y tú sacas cómo era él. Un día llegamos al Pachencho Romero a jugar contra Brasil y Pastoriza nos dice `Ven, están asustados, se les nota en la cara’. Y nos metieron seis goles", relató Gilberto Angelucci.
Ruberth Morán lo recuerda con una ligera variación: "Vamos a ganarles a esos putos brasileños que están cagados. Eso fue lo que dijo exactamente". En todo caso, la intención de Pastoriza fue siempre la misma: intentar que el venezolano olvidara sus complejos y se animara a retar a los rivales. "El principal cambio fue mental. Nos obligó a compararnos con otros, a atrevernos a ganar. Lo hizo con los jugadores y con los dirigentes", afirmó Morán.
"Pensar que teníamos que salir a ganar siempre fue algo que quizás, en lo colectivo, costó tiempo entenderlo. Pero Pastoriza empezó esto. Él profesionalizó a la selección", recordó Jiménez.



Genio y figura. En Argentina, a Pastoriza lo señalaron en algún momento como un técnico poco trabajador, a raíz de su costumbre de hacer asados (parrillas) al terminar algunas prácticas. Pero el "Pato" no renunció a lo que le funcionaba.
Con la Vinotinto, también estableció esa rutina. "Cuando terminábamos un módulo, hacíamos un partido con él y su cuerpo técnico. Y siempre buscaba el momento adecuado para hacer el asado. Era su formar de conseguir que nos integráramos fuera de la cancha", contó Jiménez.
Pastoriza también era famoso por su afición a los casinos. "Era un jugador empedernido, es la verdad", admitió Centeno. "En la Copa América en Paraguay, un día nos dijo a varios del cuerpo técnico que le diéramos los viáticos, que nos iba a multiplicar eso. Lo perdió todo. Pero como él tenía plata, decidió llevarnos al casino antes de viajar de regreso. Puso su dinero y empezó a apostar. Jugaba ruleta. En un momento, apostó fuerte a su número preferido y ganó. Recuperó el dinero y lo repartió entre todos. Y nos dijo: `Ahora sí pueden viajar solos’. Y se quedó jugando", contó.
La revelación de Centeno sobre aquel número preferido en la ruleta era lógica en el caso de Pastoriza: el 5 rojo, por su posición original y el equipo de su vida, Independiente.
"Muchas veces después de los partidos, él iba a disfrutar de su hobby", recordó Morán. "Ir al casino era su forma de entretenerse, también nos permitía esos momentos de distracción a nosotros. Y no lo veíamos mal tras una derrota, porque la idea tampoco era auto flagelarse, sino hacer siempre autocrítica. Su comportamiento era profesional y pedía lo mismo al jugador, compromiso con el trabajo", agregó el ex delantero.
"Era un personaje. No anotaba nada. Muchas de las reuniones las hacíamos en su apartamento en Los Palos Grandes. Recibía llamadas de Mónaco, porque creo que sus hijos estudiaron con los hijos del príncipe (Raniero). Tenía negocios en Argentina, entre ellos una pizzería. Tenía contactos en todos lados. Benito Floro (técnico que dirigió a Arango en México y que después lo llevaría al Mallorca) era amigo de él. Por eso es que salían esas críticas diciendo que supuestamente negociaba jugadores. No, él ayudó a que varios jugadores salieran", aseguró Centeno en su intento por resumir la personalidad singular del "Pato".
Pastoriza tenía otro vicio que no podía abandonar: fumar. "Un día le prohibieron fumar por los problemas del corazón que tenía (y que ocasionaron su muerte en 2004). Y por no poder hacerlo, se fue poniendo de mal humor durante varios días. Así que Horacio Cirrincione (su asistente) decidió hacerle una broma en un amistoso en Aruba. Se fue a la tribuna a molestarlo, sin que él se diera cuenta, y le empezó a gritar cosas como `Pastoriza, deja de robar a Venezuela’. Hasta que el Pato enfureció y fue a caerle a golpes. Y entonces se dio cuenta de quién era", relató Centeno.

Adaptación mutua. Pastoriza ciertamente tuvo que enseñar. Así que después de exigir lo que pudo a la FVF, empezó también a adaptarse a su nueva realidad. "Siempre fue claro y humano, estuvo muy pendiente del jugador, exigió que tuviésemos buenos hoteles, equipos adecuados para los entrenamientos. Sé que había peleado por los derechos de los futbolistas en Argentina y por eso lo terminaron enviando a Mónaco", dijo Jiménez.
"Se adaptó y también hizo que nos adaptáramos. Corrigió muchas cosas. En la táctica pudo conseguir orden en el equipo, logró que nos concentráramos los 90 minutos sin importar el resultado, algo que antes era muy difícil. Entendió nuestra cultura, que es mucho más caribeña", afirmó Morán.
"Se dedicaba mucho a instruir a los jóvenes y a darles oportunidades. Y su disciplina era abierta, pero cuando tenía que reprender e imponer sanciones, lo hacía con severidad", dijo Centeno.
"Trabajaba con alegría y se echó en el bolsillo al grupo. Tenía que ser estricto cuando tocaba. Era bien distendido en los ejercicios, pero te pedía compromiso por esa libertad que te daba. Y siempre tenía una sonrisa. Fue futbolista y nunca dejó de sentirse uno. Y por eso, porque entendía al jugador, sabía cuando soltar la cuerda y cuando apretar y exigir", explicó Morán.

El adiós. Pastoriza murió el 2 de agosto de 2004 en Buenos Aires, víctima de un paro cardíaco. "Con el `Pato’ aprendí el valor de la amistad. Me pegó mucho su muerte", afirmó Centeno. "Cuando regresó a Argentina, supe de Pastoriza por Horacio Rolla, su representante, con quien mantuve contacto, además del preparador físico que comenzó su ciclo, Horacio Daguerre. Por ellos también me enteré de su muerte", contó Jiménez.
El ciclo del "Pato" duró dos años. No fue suficiente para quitarle el traje de Cenicienta a la selección, pero sí para dejar huella y un camino a seguir. Centeno relató cómo fue la despedida de Pastoriza de Venezuela: "Los jugadores sabían que su salida venía. Al `Pato’ tampoco le sorprendió. Él entendía que a la Vinotinto le faltaban cosas, pero reconocía que había un gran talento. El día que se despidió nos dijo: `Sigan adelante, ustedes pueden. Venezuela va a llegar a estar entre los grandes. Y hemos comenzado’".
Ciertamente, el progreso de la última década tuvo su inicio con Pastoriza, el jugador empedernido que decidió apostar todo al 5 rojo y a Venezuela.



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Anécdotas

El "Pato", Ronaldo y McIntosh
Durante el ciclo de Pastoriza se dio una gran polémica: la decisión de retirar a David McIntosh durante un partido de la Copa América 1999 contra Brasil para nunca volver a una convocatoria.
Ruberth Morán quiso contar el episodio porque lo consideró una injusticia. "La única decisión de Pastoriza que me pareció apresurada fue cuando sacó a McIntosh en el entretiempo porque llegó con la camiseta de Ronaldo", contó el ex atacante. "Yo soy testigo, no fue así. Ronaldo se la dio a McIntosh para evitar una represalia. Nos había hecho un gol y McIntosh se molestó, le dijo que en una de esas le iba a dar una patada. Ronaldo, inteligente, prefirió calmarlo y le dio su camiseta como regalo. Y justo en ese momento lo vio Pastoriza y lo sacó. Yo había visto todo, pero no valió de nada que varios tratáramos de convencerlo de que no fue como él creía. Y nunca más contó con David. Cuando tomaba decisiones disciplinarias, era rígido".

Angelucci y el primer triunfo
En la eliminatoria para Corea-Japón 2002, Venezuela había perdido los tres primeros encuentros cuando se dirigió a San Cristóbal para jugar contra Bolivia. Gilberto Angelucci no había sido parte del grupo hasta que recibió una llamada. "Era Pastoriza. Creo que se había lesionado un portero y me estaba convocando. Yo estaba en la boda de mi hermano. Le dije que aceptaba, pero que sólo me podía ir al día siguiente. Tuve que ir por tierra y tardé en llegar. Después tuve que dormir para reponerme, así que Pastoriza me reclamó y lo calmé. Le dije `mañana te voy a hacer ganar tu primer partido (de la eliminatoria)’. Y así fue (risas)".
(Nota escrita para la edición 22/1 de El Nacional)