A Miku Fedor le tomó casi seis años lograrlo. Salomón Rondón lo hizo después de dos. Dar el salto de la segunda división española a la Liga de las Estrellas es el paso con el que sueña Josmar Zambrano, para poder imitar a estas dos referencias.
Pero no se apura. Apenas tiene 18 años de edad y acaba de firmar su primer contrato profesional por cinco años con el Tenerife, la institución que se ha encargado de desarrollar su talento desde hace año y medio.
“Estoy contento, muy alegre. Es muy grande saber que cuentan así conmigo y que voy a tener oportunidades en el equipo. Debo trabajar más fuerte para asegurar un cupo en el primer plantel”, afirmó Zambrano desde España.
La prensa española lo catalogó como la gran promesa de la cantera del Tenerife. En Cataluña reseñaron el interés del Barcelona por el venezolano. Pero Zambrano no se distrajo y aseguró una opción que le agrada mucho: “Me enteré por la prensa y por comentarios sobre ese interés de Barcelona, pero en realidad estoy muy bien aquí en Tenerife, me siento cómodo y creo que puedo tener buen futuro en este conjunto”.
Tenerife no fue un destino totalmente casual para Josmar. Su madre se había ido a vivir allí, y la firma del jugador produjo el reencuentro familiar luego de tres años de separación. “Poder estar aquí con mi mamá fue lo mejor. Además, me he adaptado muy bien a la ciudad, hay muchos venezolanos”, contó.
El camino a seguir
Primero debe caminar antes de correr, y esta temporada probablemente la pase entre el Tenerife B de la tercera división y las oportunidades ocasionales que le brinden en el primer plantel del club, en la división de plata.
“Por ahora, esa es mi prioridad, ganarme un puesto en segunda división. Hay muy buen plantel como para subir a primera otra vez. Me gustaría llegar allí también, pero voy paso a paso”, sostuvo.
Obviamente, admira lo conseguido por Miku y Rondón. “Los he seguido desde que estoy aquí, aunque no los conozco aún. Son ejemplo y quisiera dar ese salto también algún día”, comentó Zambrano, quien se diferencia de ellos en su físico (Josmar mide 1,64 metros de estatura) y sus características de juego.
“Ellos son delanteros ‘9’. Yo, en cambio, juego también como mediapunta, es lo que más hago, y también puedo llegar por las bandas”, dijo.
Los amigos de la Sub 17
En 2009, el Suramericano Sub 17 no fue la más grata experiencia para Venezuela. Pero esa generación dejó talentos que ya han dado muestras de lo que puede ser un gran futuro.
En el Caracas lo han hecho Alexander González, Rómulo Otero, Carlos Suárez, Fernando Aristeguieta, y ahora surge Josef Martínez. En el Táchira, se han mostrado Jackson Clavijo y Laudemir Valera. Y en España, Zambrano acumula méritos para pasar pronto al frente de la clase.
“Con todos los de ese grupo del Suramericano Sub 17 me llevé bien, mantengo el contacto con algunos de vez en cuando. Con el que más hablo es con Laudemir (Valera), porque los dos somos tachirenses”, expresó.
Con Aristeguieta (la otra gran promesa de ese grupo), tiene pendiente una charla: “No he hablado recientemente con él, pero me gustaría conversar un día, porque supe de su lesión. Es una lástima que pase un tiempo fuera de las canchas, así que sería bueno darle ánimo”.
Táchira y la selección
Zambrano contó la historia de su coqueteo con el equipo de sus amores: Táchira. “Yo comencé en el club Monseñor Arias Blanco, donde estuve hasta los 14 años. Luego fui a Lotería del Táchira y jugué la serie nacional Sub 17. Y entonces fui a probar con el Deportivo Táchira en una pretemporada, pero justo surgió la posibilidad de venir a Tenerife y lo hice”, relató.
“Desde pequeño sigo a Táchira, y aquí siempre estoy pendiente de sus resultados. Además, tengo a amigos allí. Sería muy bonito poder jugar algún día con el equipo”, afirmó.
Con el otro equipo que desea estar es con la siguiente categoría de la selección venezolana, la Sub 20. Ese es un sueño que se puede cumplir pronto: “Es una ilusión poder volver a estar en la Vinotinto. Quisiera jugar con la Sub 20 el Suramericano y buscar la clasificación al Mundial. Ojalá luego pueda estar en la mayor en algún momento”.
Con el talento que le reconoce la prensa y la ética de trabajo que destacan quienes lo conocen, este pequeño jugador puede seguir soñando en grande.
Con ganas de trabajar
Tener la cabeza bien puesta, para decirlo de forma coloquial, es un requisito que no siempre se exige de un jugador, y en el caso de Zambrano resulta una fortaleza.
“Es el muchacho más trabajador que conozco”, destacó su agente Donaldo Barros. Por eso no impresiona que el jovencito conozca hasta los detalles de su contrato. “Mi cláusula de rescisión subió de 6 a 12 millones de euros de forma automática, porque así había quedado establecido en mi contrato anterior. Si pasaba a ser profesional, aumentaba”, explicó Zambrano con claridad de criterio.
Tampoco extraña que haya estado de acuerdo con su agente en no dejarse llevar por los comentarios del interés de grandes clubes en él. “Esos rumores hay que tomarlos con cuidado. Analizamos con él la situación y lo mejor es que esté en un club que le permita desarrollarse, donde de verdad pueda surgir. Aquí lo han tratado muy bien, porque además es extracomunitario”, expresó Barros.