lunes, 9 de diciembre de 2013

Tres maneras de impulsar a la Vinotinto

A pesar de las comparaciones, José Omar Pastoriza, Richard Páez y César Farías estarán unidos en la historia del fútbol venezolano por su aporte a la evolución de la Vinotinto.
De acuerdo con el rol que cumplieron en sus respectivas épocas, cada uno tuvo su mérito específico, pero también su método y carácter particular. Y al indagar en esa forma de ser, hay un personaje que puede identificar y contar con detalle los pormenores de las tres épocas, pues compartió el campo de batalla con el trío de directores técnicos.

Napoleón Centeno, ex coordinador de selecciones nacionales, ofrece así un perfil más cercano de Pastoriza, Páez y Farías, en siete aspectos sugeridos para esta nota para apreciar así las diferencias, los cambios, las curiosidades y las anécdotas de cada etapa.
Pronto, un nuevo seleccionador seguirá los pasos de este trío y sumará sus hábitos al manejo de la Vinotinto del presente y del futuro.



1 Charlas tácticas

Pastoriza
No era como ahora. Eran motivacionales y en la parte táctica era más hablar y explicar que mostrar, por ejemplo, al asignar las marcas. Siempre los arengaba y sabía que eventualmente llegarían los buenos momentos.

Páez
El cambio fue grande. Richard tenía un cuerpo técnico más grande, trabajaba con mayor planificación y por eso las charlas eran más específicas. Repasaban video en una sesión, en la que mostraba, detenía y comentaba; y en otra era la charla táctica, en la que hablaba mucho y explicaba bien a cada uno lo que debía hacer. No hablaba con los nombres de los rivales, para restarle importancia a las figuras del otro equipo, sino que los mencionaba por números. Al terminar, me ordenaba que destruyera las láminas de las charlas, ahí mismo en el hotel o ya en el estadio.

Farías
Fue más exigente aún, y el que usó más herramientas tecnológicas. En esta época era más fácil conseguir videos y tenía para eso a sus encargados, principalmente Alirio Granadillo. Hablaban él y Lino Alonso, pero mucho más él. Siempre era muy emotivo en esas charlas, daba fuerzas y ánimos. Después de eso, salías a joder a cualquiera.



2 Actividades recreativas para el grupo

Pastoriza
Nos íbamos a caminar por la mañana en la ciudad en la que estuviéramos. En Buenos Aires caminamos como 5 kilómetros. Y los asados (parrillas), típico de los argentinos, los hacía con el grupo. En una ocasión quiso incluir vino en la comida para los jugadores, pero ahí si le dije que no, que no estábamos preparados para eso (risas).

Páez
Era muy estricto, entonces procuraba que para distraerse tuvieran cosas en la sala de comer: cartas, dominó, pero no organizaba salidas o paseos. Lo que sí hacía era darles tiempo libre de vez en cuando, sobre todo si eran concentraciones largas, y entonces los llevábamos a algún centro comercial, les dábamos dos horas, y los traíamos de vuelta al hotel.

Farías
Organizó varios paseos al cine, teléferico. En Ecuador, antes del partido contra Bolivia en La Paz, hubo varias salidas por la duración tan larga de la concentración, entre ellas una visita a la Mitad del Mundo.


3 Trato con los jugadores

Pastoriza
Muy amistoso, muy de jugador a jugador, así se sentía Pastoriza. Contaba las historias de su carrera en la mesa. Era muy humano, pero si alguien se equivocaba en la disciplina, era muy severo.

Páez
Serio, muy sincero. Se reunía aparte con algunos jugadores si necesitaba conversar algo específico sobre la táctica o sobre la persona. Cuando tenía que ser duro, lo era. Peleaba junto con los jugadores por sus condiciones y premios.

Farías
Como es él, podía ser excelente con el jugador o mandarlo al carajo. Dependía de lo que hiciera el jugador, con las demoras era implacable, a veces yo intercedía. Pero siempre iba de frente, con su personalidad fuerte, que es algo necesario también.



4 Delegar en sus colaboradores


Pastoriza
Delegaba mucho en (Horacio) Cirrincione, su asistente, pero también en mí como coordinador, sobre todo para tener todo listo cuando ellos llegaran desde Argentina, porque él venía al país para hacer las concentraciones y luego volvía.

Páez
Me quitó muchas responsabilidades que ya delegaba en su cuerpo técnico más numeroso, como debía ser. Se apoyaba en sus asistentes, en especial en el “Gato” Hernández, pero él dirigía todos los trabajos. Y confiaba en mí cuando le tocaba estar suspendido, porque me daba las órdenes por radio y tenía que transmitirlas bien y rápido.

Farías
Delegaba mucho más en Fabián Bazán y Marcos Mathías para dirigir tareas. Y a quienes no éramos parte del cuerpo técnico nos pedía que estuviésemos fuera de la cancha, pero atentos a cualquier solicitud.


5 Planificación

Pastoriza
No era tan planificado, estábamos en cero en ese entonces. Había macrociclos, pero se movían muchas cosas en la agenda. Pero lo importante es que cuando se presentaban inconvenientes, como la falta de canchas para entrenar, él mantenía la calma y conseguía soluciones.

Páez
Siempre fue muy exigente, no aceptaba que no tuviésemos algo listo, una cancha o un lugar. Era muy organizado, tenía cuadros, estadísticas, láminas, informes, análisis de videos, fue un cambio brusco. Y se preocupaba mucho por la comida de los jugadores.

Farías

Muy planificado, de antemano sabíamos todo lo que iba a hacer, además de sumar tecnologías al trabajo que ya se hacía. Estableció más exigencias, desde los hoteles hasta la ropa de la selección.


6 Hábitos antes y después del partido


Pastoriza
Era como los futbolistas, dormía bastante. En los días de partido fumaba mucho. Antes de salir a jugar los animaba mucho, les decía que cambiarían el fútbol venezolano. Después de los juegos, era balanceado: apoyaba si perdíamos y cuando ganábamos, los controlaba. Una de sus aficiones era ir luego al casino en la noche.

Páez
Richard permanecía mucho tiempo en su habitación. En el día del partido, leía todos los periódicos, pero en general leía mucho en la concentración y leía de todo. En el vestuario estaba en silencio total, sentado en una esquina, hasta que estaban listos y entonces sí se paraba y hablaba, dando instrucciones y levantando mucho el ánimo. Al terminar siempre tenía palabras de respaldo, la celebración en las victorias era sencilla en la cena. Él a veces no cenaba, por el estrés.

Farías
Comía poco o a veces no comía. Se cuidaba mucho su aspecto, la ropa, el peinado. Antes de salir siempre hablaba y nunca en voz baja, lo hacía con mucha energía. ¿Después del juego? Depende del resultado, claro. En las derrotas agarró molestias muy grandes. Y en las victorias compartía con los jugadores en el vestuario y en la cena. Una vez me ordenó que le trajera unas botellas de sidra para festejar. Cuando le ganamos el amistoso a Brasil saltó y decía que íbamos a ir a un Mundial. Y claro, era la primera vez que vencíamos a Brasil. Muchas veces se quedaba despierto hasta casi la mañana, hablando, por la adrenalina del juego.


7 Supersticiones y rutinas


Pastoriza
No tenía supersticiones o rutinas, pero sí una camisa favorita, de color gris. Siempre que le llevábamos la ropa, me decía “acordáte de la camisa gris”. Ah, y tomar vino.

Páez

En esa época empezó la tradición de rezar el Padre Nuestro con el grupo. No tenía alguna superstición particular.

Farías
También rezaba antes de los partidos. Pero la que más recuerdo es que el autobús del equipo no podía retroceder nunca. Siempre tenía que hablar con los conductores, aquí o en el extranjero, para que acomodaran el autobús previamente para poder salir sin tener que retroceder, y al llegar a un lugar que se pudieran bajar igual, sin echar para atrás. Y su puesto en el autobús siempre es el mismo: el primero a la mano derecha. Entre sus rutinas estaba leer muchos libros de motivación, de auto ayuda.
(Nota escrita para la edición 9/12 de El Nacional)