domingo, 15 de septiembre de 2013

El próximo paso de la Vinotinto


Para empezar a analizar qué puede ocurrir con la Vinotinto hay que pedir permiso al lector para suponer algo que aún no ha ocurrido de forma matemática y definitiva, pero que parece inevitable: que Venezuela no iría al Mundial Brasil 2014. La combinación de tres resultados que hace improbable ese sueño llevaría a la selección nacional a dirigir de inmediato su atención a un nuevo ciclo de cuatro años.
Como esta eliminatoria mostró, hay talento joven para dar alas a esa ilusión en 2018. Que Alexander González, Josef Martínez y por último Yohandry Orozco se sumaran con pasos firmes a la paulatina renovación de la Vinotinto solo puede ser una gran noticia. Pero cuando se piensa en lo que puede pesar el hecho de haber perdido la mejor oportunidad de clasificar a un Mundial, al no estar presente Brasil en esta eliminatoria, es lógico que la gente olvide los puntos positivos y se enfoque en el dolor inmediato.

El próximo paso a dar tiene que ver con lo que hizo César Farías en esta eliminatoria. Tanto en sus aciertos como en sus errores. Desde que José Omar Pastoriza inició el camino ascendente de la selección, cada etapa ha superado la anterior. Venezuela pasó de ser la eterna sotanera a ocupar el noveno puesto en 2002, el octavo en 2006, el octavo en 2010 y ahora el sexto. Pero más allá de ese progreso por escalones, cada técnico puso su huella y forzó cambios para mejorar.
Pastoriza, Richard Páez y Farías dejaron, en distintos aspectos, una base para el sucesor, aunque tardara en darse ese reconocimiento. Hoy nadie niega lo que dejaron Pastoriza y Páez e igual sucederá con Farías. Pero así como se ha repetido la tendencia de no poder ganar los partidos clave en casa en la segunda vuelta, también se ha repetido la insatisfacción por no llegar a la meta esperada.

Si hay un nuevo técnico, éste deberá tomar todo lo bueno que dejaron sus antecesores y progresar. La pregunta es entonces si Farías querrá continuar o no. Sus palabras habían apuntado claramente a finalizar en esta eliminatoria su etapa en el cargo, y después de casi seis años completos, parece lógico. Probablemente Farías lo dijo con la plena convicción de que se iría tras el Mundial luego de lograr esa anhelada clasificación. Pensar que eso sucederá solo porque lo anticipó es otra cosa. Quizás el resultado final lo haga cambiar de opinión. Páez también anunció su adiós de forma anticipada y luego la FVF le ofreció renovar y continuó cuando ya se barajaban nombres de candidatos.

Lo importante no es eso. La clave es pensar si es conveniente para la Vinotinto. Hay otro punto en común: Páez y Farías asumieron el cargo en situación de emergencia, en mitad de la disputa del Premundial. Sería ideal cambiar eso y garantizar que el nuevo técnico, cuando llegue, tenga el tiempo para planificar y alistar al grupo para la nueva eliminatoria. Si Farías renueva, corre el riesgo de acelerar el natural desgaste de la relación con un grupo de jugadores. Siempre sucede luego de un tiempo, y a juzgar por el último año, con algunos ya ha comenzado.

Si Farías y la FVF pactan una renovación, tendrían que apuntar hasta 2018 y eso prolongaría el ciclo actual hasta cumplir 10 años. Y las probabilidades del desgaste y de un cambio de timón en medio de la lucha, si la eliminatoria se complica temprano, aumentarán. Pero tampoco es una certeza.

Escoger a un nuevo técnico también será una tarea difícil, porque alcanzar el máximo sueño dependerá de una acertada elección. La FVF necesita analizar bien cuál de esos dos riesgos quiere tomar en el próximo paso de la Vinotinto.
Antes, claro está, habrá que esperar un mes más en caso de que el milagro de Brasil 2014 todavía pueda ocurrir.
(Columna escrita para la edición 15/9 de El Nacional)