lunes, 31 de octubre de 2011

La ruta de Páez, de Lima a Bogotá


Hace tres años se presentó la posibilidad de cumplir con una misión particular. La Vinotinto se disponía a jugar en Lima su partido de la eliminatoria contra Perú y Richard Páez estaba iniciando un nuevo ciclo en su carrera. Al mando de Alianza Lima, el club más popular de ese país, el merideño se convertía en pionero entre los técnicos venezolanos al dirigir a un equipo en el extranjero.
El amargo adiós al combinado nacional, luego de su enfrentamiento con la afición en San Cristóbal, todavía tenía secuelas, y el ex seleccionador había mantenido el silencio con los medios venezolanos. Aprovechar el viaje para saber cómo sentía aún esa ruptura era ideal y Páez se encargó de hacer todavía más peculiar la tarea. En lugar de pautar un sitio de encuentro en Lima, obligó a asistir a una rueda de prensa que ofrecía a los medios en el estadio de Alianza. A través de la formalidad de las preguntas en la sala, respondió todas las interrogantes provenientes de su país, con una sonrisa. Al finalizar, luego de cruzar el túnel hacia el exterior y antes de ir a dirigir la práctica de su nuevo club, finalmente permitió unos pocos minutos para charlar, de manera más informal.
Aunque prefirió no abundar en opiniones sobre la selección por respeto al técnico César Farías, dejó las palabras que marcaban el fin de una era. De su era vinotinto. “Estoy tranquilo. Lo que no quiero es volver a hablar de lo mismo, de lo que ya pasó. ¿Para qué? Además, ya hablamos ahí en la rueda de todo lo que se puede hablar. Te puedo decir que estoy feliz con la responsabilidad que en Perú me han entregado, me alegra que hayan confiado en mí para darme las riendas de su mejor equipo y eso es lo más importante. No estoy molesto. Saludos a Venezuela". Ese fue el resumen de su despedida como todos lo recordaban aún, como el seleccionador que cambió el rumbo de la Vinotinto. Y asumía, en plena conciencia y para que todos lo entendieran también, su presente. Era ahora el técnico que representaba al país en clubes del exterior. Y quería disfrutarlo.
No fue sencillo. Alianza no estaba en su mejor momento, y una mala racha con Páez al mando se fue convirtiendo en una grave crisis que forzó la salida del técnico venezolano. Luego vendría el contacto con Guatemala, una selección que estuvo muy cerca de dirigir, pero la negociación no llegó a buen término. Y entonces apareció Millonarios.
Este nuevo reto para Páez también trajo complicaciones y aunque nunca sufrió tanto como en Perú, de igual manera debió ser paciente para lograr la mejoría esperada, que llega a su punto más alto con esta coronación como campeón de la Copa Postobón, poniendo fin a una larga sequía de títulos del tradicional y linajudo club bogotano.
En el camino, Páez se mantuvo en la memoria del aficionado venezolano, pero en la mayoría de las ocasiones ocurría por la directa comparación con su sucesor, algo natural pero poco beneficioso para Páez y Farías, quienes solo querían seguir vinculados por la historia. Este año, cada quien logró victorias importantes que ayudaron a separar más los rumbos. La Copa América y el triunfo contra Argentina consolidaron las ideas y la gestión de Farías, y ahora Páez, en Colombia, obtiene el anhelado premio a su esfuerzo por descubrir un nuevo territorio para los entrenadores venezolanos.
Después de tres años de emociones encontradas en medio de nuevos retos, conflictos, alegrías y dificultades; con paciencia y trabajo, además de su conocida convicción, Páez consigue lo que había ido a buscar en Lima en 2008. Este es su presente. Y ahora, claro que puede disfrutarlo.
(Columna escrita para la edición 30/10 de El Nacional)

lunes, 24 de octubre de 2011

Angelucci no olvida Barranquilla

"No es común que un portero pierda 4 kilos y medio en un partido, y me pasó ese día. Fue el desgaste, la humedad", recuerda Gilberto Angelucci.
El 15 de noviembre de 2003, en el estadio Metropolitano de Barranquilla, Venezuela venció 1-0 a Colombia para conseguir el primer triunfo contra esa nación en eliminatorias.
Ocho años después, la selección regresará a esa ciudad para disputar el tercer encuentro de este largo camino hacia el Mundial Brasil 2014 y querrá repetir el golpe que le asestó al vecino país en aquella ocasión bajo el mando del técnico Richard Páez. Un golpe que, en buena medida, se debió a la inolvidable labor del ex portero de la Vinotinto esa tarde.
"Yo lo digo con sinceridad, ese ha sido el mejor partido de mi vida con la selección. Claro, muchos recuerdan el Centenariazo, pero en mi carrera, por la actuación que tuve, ése fue el mejor", afirma.
Para el recuerdo quedó el golazo de Juan Arango, al minuto 9 con un largo disparo; fue una acción que cambió el partido. Pero las continuas intervenciones de Angelucci para salvar a Venezuela y conseguir uno de los triunfos más emocionantes (y sufridos) de la selección, fueron la clave en Barranquilla.
"Es que eso pasa siempre. Si pierdes 1-0, la gente le echa la culpa muchas veces al portero. Pero si ganas 1-0, se acuerdan solamente de quién hizo el gol", dijo entre risas Angelucci. "No, pero ahora en serio, lo que hizo Juan, también Alejandro Cichero en la defensa, mi trabajo; todos contribuimos a ese gran triunfo", acotó.
El calor fue intenso, pero hubo otra razón para que perdiera 4 kilos y medio de peso. Su trabajo fue incesante. "Ricardo David (Páez) le dio el pase a Arango y él pateó cruzado para marcar ese golazo (minuto 9). Hasta entonces el juego había sido parejo, pero de ahí en adelante Colombia empezó a atacar constantemente", rememora.
Las frecuentes paradas de Angelucci ayudaron a aumentar la fe vinotinto. Disparos con claro destino a gol, mano a mano, llegadas por las bandas; no hubo forma de superar al gigante de Turén. Este no era el día en el que recibiría un gol que estropearía el festejo.
"Recuerdo una jugada uno contra uno que paré con una mano. Y así hubo otras llegadas y disparos. Recibí muchas felicitaciones de la gente, escuché elogios de los mismos jugadores colombianos. Me dijeron que si jugábamos 10 veces, igual no me habrían anotado", asegura con orgullo.
Su esfuerzo tuvo como premio esos tres valiosos puntos, y también un costo que pagó con gusto. "Después del partido estaba mareado, perdí esos kilos, como te dije. Esa misma noche nos íbamos a Venezuela en un avión privado y yo fui el último en montarme porque todavía estaba débil, entonces me puse a buscar algo de comer en el duty free. Me detuve a comprar unos chocolates, me estaba muriendo de hambre", relata.

Enemigo al lado. La rivalidad deportiva entre vecinos es muy común, y Venezuela y Colombia no son la excepción. Incluso en la época en la que la Vinotinto aún no conseguía victorias, cada partido contra este rival tenía una sensación diferente.
Angelucci recuerda cómo fue en 2003: “Había una fiesta en el lobby del hotel, con música criolla, al llegar a Barranquilla. La verdad no fue nada hostil la recepción, pero claro, creo que también había un aire de superioridad, de confianza en que nos iban a ganar”.
“Richard (Páez) nos dijo la alineación un día antes del partido. Nos preparamos y ya en el estadio vivimos ese ambiente especial, como suelen ser los encuentros entre Colombia y Venezuela”, cuenta el ex portero.
Si había un aire de superioridad, la Vinotinto lo disipó ese día. Luego, con César Farías en el banquillo, volvería a derrotar a su vecino en Puerto La Cruz en 2009.

Antes y ahora. En el premundial anterior, Colombia decidió cambiar de sede contra la Vinotinto. Los neogranadinos lograron vencer en Bogotá, pero en esta nueva ruta hacia Brasil 2014, el calor y la humedad de Barranquilla serán los anfitriones nuevamente.
“De todas maneras, no creo que afecte a Venezuela. El clima es muy parecido al de Puerto La Cruz, aunque quizás se siente más el efecto en Barranquilla por el estadio, que es más cerrado, e incluso en los camerinos, en los que se siente más el sofoco. También porque ahí suelen jugar en la tarde. Pero estoy seguro de que (César) Farías ya habrá pensado en todo eso y ya conocerá bien la ciudad”, afirmó el ex portero de la Vinotinto.
Pero más allá de las condiciones que encontrará la selección en Barranquilla, lo principal será el fútbol que cada equipo pueda exhibir en un momento en el que la paridad está presente.
Venezuela viene de su mejor Copa América y de vencer a Argentina por primera vez en su historia, mientras que Colombia se esperanza con un nuevo ciclo en el que Radamel Falcao García, Freddy Guarín, James Rodríguez y otras figuras le invitan a soñar con volver a un Mundial.
“Aquella Colombia que enfrentamos era más cercana al modelo tradicional, de manejo, de toque. Esta versión actual es más rápida, más ‘metedora’, que puede nutrirse del carácter de su técnico. Y que ya dieron un buen golpe en Bolivia, así que querrán mantener esa línea”, afirma.

Angelucci opina. El ex portero de la Vinotinto ve con optimismo el resto del camino hacia Brasil. “Ya Venezuela le ganó a todos los rivales, y en casa se ha hecho más fuerte, así que lo que necesita es poder sacar afuera los puntos que necesita. Creo que este partido contra Colombia y el de Perú, aunque son difíciles igual, son los choques en los que la selección tiene las mejores oportunidades de sacar puntos. Si lo hacen bien esta vez en Barranquilla, pueden superar lo que hicimos en anteriores premundiales”, asegura.
Sobre el juego que se podría ver el 10 de noviembre comenta: “La ventaja es que quizás esta Colombia va a salir a buscar a Venezuela, y esa situación es positiva, porque Venezuela es uno de los que mejor defiende en Suramérica. Mas allá de estilos, que yo no voy a discutir porque eso se lo dejo a Richard y a Farías, esta Venezuela se me parece a Uruguay. Aunque ellos quizás tengan una vocación algo más ofensiva, esta Vinotinto termina mejor los partidos que los rivales, corre más, se ve mejor físicamente”.
“Lo importante es mantener esta motivación. Colombia es un rival directo. Ecuador también y se perdió contra ellos, entonces es importante sumar ahora”, expresa.
De ser así, Barranquilla será una ciudad todavía más querida y recordada.

Angelucci vs Renny Vega

Angelucci no espera que Renny Vega, actual dueño del arco vinotinto, tenga que jugar el partido de su vida, como le tocó a él en Barranquilla en 2003, para que Venezuela repita un triunfo en esa ciudad. "No me gusta comparar, pero creo que Renny tiene mayor colaboración de los volantes. Los que teníamos en 2003 eran de corte un poquito más ofensivo, y creo que ahora le llegan menos a Renny, entonces él se encarga del juego aéreo principalmente, que es su fuerte. Así que quizás tenga menos trabajo", explica Angelucci.

Tres Pases

¿Qué hace ahora? Aunque ha trabajado como técnico en el fútbol nacional, Angelucci se mantiene ocupado al mando de su empresa de uniformes en Acarigua.

Un recuerdo. El ex portero guardó un artículo de aquella victoria en Barranquilla en 2003. “Tengo la camiseta de Oscar Córdoba (era el portero suplente en ese encuentro)”, confiesa.

Ayuda para la memoria. Las escenas de aquel partido siguen presentes en la mente de Angelucci, pero también ha podido revivir esos momentos con su familia: “Tengo el video y a veces lo pongo para verlo con mis hijos. Tú sabes, por nostalgia”.

(Nota escrita para la edición 24/10 de El Nacional)

martes, 11 de octubre de 2011

La libreta de la eliminatoria (1)

- Venezuela. El valor de ser local no se puede subestimar. En Puerto La Cruz, Venezuela tumbó la última barrera histórica contra los rivales de la región y ahora empieza a construir su camino hacia Brasil 2014 con la misma renta de la eliminatoria anterior tras la primera doble jornada: tres puntos. La gran diferencia es que esta vez las unidades llegaron por una victoria contra Argentina en casa y no contra Ecuador en Quito, y aunque valgan lo mismo, la motivación que ofrece esta victoria es mucho mayor. La clave para clasificar es ser fuertes en casa, conseguir la mayor cantidad de puntos allí donde tendrás las mejores condiciones posibles. Es una verdad sencilla e irrefutable, lo han dicho y todavía dicen la mayoría de los que compiten por esos boletos, incluyendo a Lionel Messi anoche al hacer revisión de lo mal que les fue contra la Vinotinto. Para los venezolanos, ese fue el obstáculo en los dos premundiales pasados: derrotas dolorosas en el hogar. Ahora, con este triunfo como bandera, tendrán más razones para confiar en poder conseguir la mayor parte de los 21 puntos que restan por disputarse en casa y “robar” todo lo que puedan afuera.

- Más Vinotinto. Había dos argumentos fuertes para la apuesta que hizo César Farías con la doble convocatoria. En Quito, intentar repetir lo que funcionó en el premundial pasado contra Bolivia: adaptación a la altura como solo se puede hacer con un grupo que esté disponible con tiempo de antelación (algo imposible de hacer con el grupo élite de la Vinotinto, con tantos legionarios). Y en Puerto La Cruz, tener a un grupo descansado (ventaja sobre Argentina, que vendría de jugar y viajar después de abrir en su casa) y preparado para dar todo en un choque y no dos. La primera apuesta no funcionó, la segunda salió de maravilla. Si usted estuvo de acuerdo, ganó una y perdió otra. Si no estuvo de acuerdo, también ganó una y perdió otra, como la selección. Porque los dos partidos se jugaron condicionados por esa convocatoria. Ah, y aunque la nómina mantiene la base del equipo de la Copa América y el último premundial, empezó a recoger pronto los dividendos de adiciones como Fernando Amorebieta, Julio Álvarez y Frank Feltscher en plena eliminatoria.

- Chile: Claudio Borghi puede cambiar a cualquiera en su once, pero nunca a Valdivia. En esta versión "Borghiana" de Chile, de menor vértigo que la de Bielsa, el genio y la visión del "Mago" son factores esenciales.

- Argentina: Sufre unos altibajos emocionales impropios de una selección de su categoría, todavía sorprendida por su propia incapacidad para encontrar una propuesta futbolística. En la Copa América se llenaron de dudas, luego golearon a Chile en esta primera fecha de la eliminatoria y asumieron que todo lo demás había sido un mal sueño. La Vinotinto los despertó de verdad, y si quieren ir a Brasil 2014 van a tener que fajarse como uno más del gran montón que es esta eliminatoria suramericana ahora.

- Bolivia: Si a usted le piden que saque a una selección de esta carrera a Brasil 2014, dirá Bolivia. Y estaré de acuerdo, y muchos más también. No es por las dos derrotas de arranque, sino porque no hay nada qué hacer con este combinado. Su mejor figura son los 3.600 metros de altura de La Paz, y ella sola no puede ganar los partidos. Ni a Messi le pueden pedir tanto. No surgen jugadores que llamen la atención y lo más cercano a eso, que era Marcelo Martins hace unos años, hoy parece una promesa incumplida, un talento que se estancó en Europa al no encontrar continuidad. Y lo peor es que perder puntos contra ellos, en La Paz o como local, le dolerá más a cualquier rival por saber esto: ese puede ser el desliz que cueste el boleto.

- Perú: Esta selección mejora y crece, como lo empezó a demostrar en la Copa América, pero creo que será la gran incógnita del premundial a cada paso. Capaces de liquidar a cualquiera con el cuarteto ofensivo formado por Guerrero, Pizarro, Farfán y Vargas, también son capaces de perderse en un partido por largos ratos.

- Curiosidades: ¿No sería bueno tener un modelo de pelota para todos los juegos de la eliminatoria, en vez de ver balones distintos en cada sede?

- Paraguay: Aquel cuadro guaraní que deslumbró al comienzo de la eliminatoria pasada, con un giro en su juego y un perfil muy ofensivo, de ataque demoledor, definitivamente quedó lejos en el recuerdo ya. Gerardo Martino se dio por vencido, porque tanto el cambio como el retroceso ocurrieron bajo su mando, y ahora habrá que ver si Arce encuentra otra fórmula. Hoy su ofensiva no atemoriza y a menos que vuelvan a ser aquella versión algo más antigua, de férrea defensa y que ganaba 1-0, va a tener que luchar mucho para seguir clasificando a los Mundiales. Cómo le hace falta Cabañas...

- Ecuador: Buen equipo en casa, mucho más errático fuera de ella. Si hay una selección que necesita sacar todos los puntos como local, es esta. El problema es que es capaz de hacerlo. Así ha clasificado antes al Mundial.

- Uruguay: Arrancó como el favorito de todos, por su estupendo presente y por el merecido título en la Copa América. No hay razones para contradecir eso. Pero me pregunto cuánto peso podría tener un eventual declive de Diego Forlán, crack, figura y corazón indiscutible de este gran combinado. Por ahora, no tienen razones para preocuparse, Forlán no se detiene y si sigue así, al menos por tres años más, Uruguay irá al Mundial a ser otra vez protagonista.
 

- Colombia: Poco importan las razones que haya tenido Leonel Álvarez para dejar en el banco de Colombia a Falcao en La Paz (en una doble jornada en la que Colombia tenía un solo partido al igual que Ecuador y los demás, dos). Todo lo que necesita saber alguien sobre Falcao lo puede ver en la forma en la que midió sus pasos en el contragolpe final contra Bolivia y cómo definió la jugada del gol decisivo. Una panela de hielo en el momento más apremiante.