lunes, 16 de marzo de 2009

El espíritu del Marítimo vive en un grupo de amigos



"Mira lo flaquito que estaba Héctor", comentan varios de los invitados a la reunión al ver las fotos de archivo de El Nacional, mientras esperan por la llegada de Miguel Cordero y Daniel Nikolac, quienes le estaban dando fin a la práctica del Caracas Sub 17.
En la cancha principal de Cocodrilos, ya estaban sentados y listos para la entrevista Noel Sanvicente, Héctor Rivas, Iván Isea, Alfarabí "Pin" Romero y Alexis Toro. Pronto se sumarían Cordero, Nikolac y el fisioterapeuta Jorge Hernández.

La razón de la reunión y el vínculo entre todos, aparte de trabajar hoy en día en los cuerpos técnicos de las distintas categorías del Caracas, es que formaron parte del extinto Marítimo y esa fuerte amistad creada en aquella época de gloria entre 1986 y 1994 se mantuvo por años hasta propiciar, gracias a la insistencia de Sanvicente, un reencuentro paulatino en el otro gran cuadro capitalino.
Ver las fotos, reunirse para recordar, contar las anécdotas, cambió por completo la dinámica de entrevista cotidiana con los protagonistas. Si en esas gráficas parecía increíble reconocer a algunos de los presentes, la amena charla lo hizo más fácil. Sanvicente, por ejemplo, dejó su usual seriedad en las entrevistas para convertirse en el primer bromista, y volvió a ser, por un par de horas, aquel muchacho tremendo de la década de los 80.

"Uno siempre recuerda la joda, sobre todo con Pin", comenta Noel Sanvicente. "Por eso vemos las fotos con sonrisas de oreja a oreja, porque siempre estábamos echando broma, la mayoría de las veces con él. Algunos del grupo se han alejado pero siguen siendo amigos, y eso es importante. Ahora comparto con muchos de ellos acá, después de haber jugado juntos en el Marítimo. Tenemos otro rol, me he rodeado de esa gente para que me ayude, porque eran disciplinados para el trabajo y tenemos los mismos valores. Pero igual seguimos la joda con `Pin’, que es importantísimo", agrega.
"Chita" aclara la razón: "Es porque `Pin’ se pone bravo siempre, por eso lo molestamos mucho". Y "Pin", fiel al rol que se nota que ha cumplido en esta dinámica grupal por años, responde puntualmente con una bravuconada a cada chiste, pero con el mismo aprecio de antaño por cada uno de sus amigos.
Y así, entre muchas anécdotas, se dio la charla que permite ver cómo este grupo tomó lecciones valiosas de aquellos años para aplicarlas ahora en la formación de talentos en la institución que les ha ofrecido las mayores ventajas para poder lograrlo.

Aquel Marítimo
Entre las historias surgieron muchas bromas que se hicieron entre ellos y a otros personajes no presentes.
-Jorge: Una vez iba a inyectar un antinflamatorio a Luis Marinés, un colombiano. Yo tenía la costumbre de doblar la punta contra el piso, apenas usaba la aguja. Esa vez se me ocurrió mostrársela a Marinés, para que creyera que fue al inyectarlo, y le dije "oye, mira cómo me la dejaste", y se desmayó al verla.
-Rivas: Yo tuve que buscar una vez a Edson Rodríguez en la calle, caminaba dormido. Cuando vi que no estaba en su cama y la puerta estaba abierta, salí casi desnudo a traerlo de vuelta.
-Sanvicente: A Pedro Febles casi le quemamos el bigote después de un almuerzo. Le dimos cigarros explosivos. Y ese sonó más duro que todos.

Como dejan claro, no se trataba sólo del grupo que hoy coincide en el Caracas. "En cada ciudad que vamos, siempre nos estamos encontrando con los amigos", afirma Isea, mientras que Sanvicente comenta: "Es que los portugueses del Marítimo tenían eso, organizaban después de los partidos un bingo o una espetada, estaban las esposas, le daban regalos a los niños en diciembre. Por eso se hizo un grupo muy bueno de 25-30 personas y nos seguimos buscando desde entonces".
Nikolac relata: "Todos acá mantenemos las mismas esposas de aquella época, todos nuestros hijos se conocen y ya son mayores, así que es casi un nuevo ciclo. En eso tuvo mucho que ver Rafa Santana y su esposa, que nos trataron como parte de la familia, y no fue sólo un técnico. Esos valores como personas los mantenemos".
Sanvicente acota: "Es más, Héctor tiene su misma esposa y su mismo segundo frente, que lo tiene ahí al lado (y señala a "Pin", que le responde con fuerza)".