lunes, 23 de junio de 2014

Postales desde Brasil (VIII): Todos al Fan Fest, es una orden



CUIABÁ
Un hincha colombiano se le acerca a sus compañeros de viaje y les dice: “Nos vamos a tener que ir al Fan Fest para ver el juego de Brasil. Pero mejor nos apuramos porque se va a poner así”. El grupo se levantó al ver la típica señal de “apretado” con la mano que hizo el interlocutor y de inmediato abandonaron la feria de comida del Pantanal Shopping, donde hace minutos habían terminado de ver el Holanda-Chile en una pantalla gigante.

Ver el siguiente partido en el mismo lugar no parecía una mala opción, salvo por un detalle: no era posible. Aunque para muchos resultara una sorpresa, el centro comercial tenía una agenda publicada en vallas ubicadas por todo el recinto con la programación de los cambios de horario que tendrían en tres días específicos. En cada juego de Brasil en la fase de grupos, el centro comercial dispuso que cerraría a las 3:00 pm y volvería a abrir a las 7:00 pm.  Es decir, había que evacuar el lugar, pero luego el público podría volver sin problemas. Solo que en el medio, en esas cuatro horas, había algo más importante que vender: ver jugar a Brasil. Después sería fácil darse cuenta de que el resto de la ciudad también se había detenido. Las rutas de autobuses no se normalizaron sino hasta una hora después de finalizado el encuentro, con cientos de personas amontonadas en las paradas esperando el traslado hacia sus casas u hoteles.

Y es que como quedó claro ya, lo importante era ver el partido. Para ello, todos los estaban en el Pantanal Shopping -y que querían una pantalla gigante para ver el partido- pensaron en el mismo destino, el Fan Fest. Y es aquí donde Cuiabá empezó a sorprender. En el mismo cemento donde en otros días a la 1:00 pm se podían ver insectos asados por el inclemente calor de Cuiabá, este lunes era imposible pensar que una cucaracha pudiera sobrevivir más de 10 segundos en una aventurada carrera en ese lugar. Miles de personas, tantas como para llenar el amplio recinto (que además dispone de una tribuna central), demostraron que ir al Fan Fest a ver un partido del Mundial era una distracción si jugaba cualquier otra selección, pero una obligación si el involucrado era Brasil. Media hora antes del partido, los encargados de seguridad ya habían detenido el ingreso de aficionados y paulatinamente dejaban entrar a grupos pequeños cada dos o tres minutos para controlar el acceso y ubicación en un ya abarrotado Fan Fest.

El fervor y la ansiedad dieron paso entonces a los nervios (el elevado porcentaje de mujeres en el lugar, seguidoras y conocedoras como pocas aficionadas en el mundo, también incrementó la cantidad de gritos agudos en jugadas peligrosas). Hasta que llegó Neymar y comenzó su show con dos goles y jugadas de lujo. El Fan Fest estalló de júbilo e hizo más valiosa la experiencia de apretujarse entre tanta gente para ver un partido.

La hasta entonces aparentemente tranquila Cuiabá sorprendió con su devoción por el fútbol. Y es que la ciudad había sido subestimada en este Mundial tanto como Costa Rica, incluso por los turistas que la consideraban una sede poco atractiva. Por ejemplo, un paseo por Chapada dos Guimaraes cambiará su opinión, al verse entre formaciones rocosas, grandes panorámicas naturales, cascadas y la sensación de haber escapado de la civilización por un rato. Y en Cuiabá es una visita casi tan obligatoria como ir al Fan Fest cuando juega Brasil.