domingo, 22 de junio de 2014

Postales desde Brasil (VII): Disculpen, estamos trabajando



CUIABÁ
Eventos como el Mundial, aunque pueden ser vistos como un gasto innecesario por muchos habitantes del país anfitrión, son también la plataforma de lanzamiento para la renovación de una ciudad. En el caso de Cuiabá el ejemplo llega casi al extremo. El “fenómeno” Ronaldo declaró en una de sus visitas con el comité organizador que la capital de Mato Grosso era la sede que mayor beneficio podía sacar por su potencial. Y al recorrer la ciudad y sus zonas aledañas no queda otra cosa que coincidir con esa opinión.

Bien sea que usted pasee por el centro histórico, por el puerto, por la zona alta y mucho más moderna de la ciudad, por la zona industrial o por los alrededores de la Arena Pantanal, hay una cosa en común que une a estos sectores tan diferentes que le dan una diversidad interesante a Cuiabá: en todos lados hay obreros, vías cerradas, desvíos, conos, láminas, mezcladoras y mucho trabajo por hacer.

Lamentablemente para muchos visitantes durante el Mundial, estos cambios no serán vistos ni aprovechados por ellos. Bien sea por mala planificación del tiempo de ejecución de obras, por ineficiencia o incluso por corrupción, casi todas las grandes obras de vialidad no pueden ser utilizadas en estos momentos. La ciudad entera es una zona en construcción, no solo por el auge de la industria inmobiliaria, que levanta edificios por doquier actualmente en Cuiabá, sino porque en muchas de las principales avenidas, autopistas y distribuidores de la ciudad hay uno o varias obras en progreso, ninguna realmente cerca de ser completada en los próximos días.

Difícilmente alguien puede discutir que esto no tiene que ver con la Copa del Mundo. Brasil se comprometió a mejorar en el mismo instante en que se dispuso a organizar el torneo. No hay otra opción. Y Cuiabá, aunque los fanáticos de otras partes del planeta no podrán verlo en junio y julio, será una ciudad mucho mejor después de esto. Para eso tampoco tienen opción: o terminan las obras o se ahogarán entre las cabillas, la tierra y el cemento que inundan las calles.