No es común que un jugador alcance el mejor nivel de su carrera a los 32 años de edad, pero ese es el caso del capitán de la Vinotinto, Juan Arango.
Para muchos, el zurdo vive una especie de segunda juventud. Los recuerdos de su etapa fenomenal con la selección entre 2002 y 2006, cuando pasó del fútbol mexicano a la exigente liga española y brilló con el Mallorca, parecían haber quedado grabados en la mente de los espectadores como la era dorada de Arango.
Sin embargo, lo que ha hecho en los últimos dos años con el Borussia Mönchengladbach y la selección ha obligado a recordar cuán valioso ha sido para el país, al punto de ser reconocido como el mejor jugador de la historia de Venezuela.
Debutó en la selección de la mano del fallecido José Omar Pastoriza y se convirtió en capitán con la llegada de César Farías al cargo. Pero durante 6 años fue dirigido por Richard Páez en esa etapa especial en la que la Vinotinto y Arango se dieron a conocer al mundo. Una relación de mutuo beneficio de la cual Páez habla en esta entrevista.
Segundo aire. "Creo que esta es la versión más exitosa de Juan que hemos visto. Lo ha logrado con madurez, tranquilidad y serenidad en su ambiente profesional", afirma Páez, convencido de que este momento es el mejor en la carrera del volante.
Curiosamente, no lo considera un segundo aire o un retorno a sus mejores días. Y esta es la razón: "Creo que es simplemente una evolución y atribuyo su mejoría a la madurez que alcanzó. En el plano profesional, las experiencias que ha acumulado en diferentes países y los retos que ha enfrentado le dieron esa jerarquía e impulsaron más cambios en su juego. Pero el talento siempre estuvo ahí, desde joven, y lo mostró".
Arango-dependencia. No es coincidencia que el término haya aparecido en la prensa y entre los aficionados en las dos mejores etapas de la carrera del capitán. Páez, sin embargo, opina que ahora es más acentuada. "Pienso que hoy se puede notar algo más de Arango-dependencia por el nivel en el que está desarrollando su juego. Él es fundamental para la selección. Creo que en mi época teníamos un grupo más compacto, incluso antes de que él surgiera como una de las figuras, y también porque hoy en día su pegada ha mejorado mucho más".
Zurda de oro. En España y en Alemania, Arango ha demostrado que es uno de los mejores cobradores de tiros libres del planeta. Hoy se encuentra en su mejor momento también en esa faceta. "Su pegada ha mejorado tanto en los tiros libres como en los disparos en movimiento", afirma Páez, quien fue testigo en la Vinotinto de la costumbre del volante de quedarse tras el entrenamiento para practicar los cobros de falta, una rutina que mantiene todavía.
"Eso se le veía desde joven y era un talento natural que ha podido perfeccionar. Ese golpeo, esa sensibilidad para conseguir el impacto preciso en la pelota. Para mí es uno de los mejores pateadores del mundo, sin duda".
El ex seleccionador agrega: "Su pegada es una gran solución para los equipos en los que juega y que a veces puede hacer que se confíe mucho en él y se dependa de esas jugadas. Nosotros siempre quisimos que además desarrollara su juego asociado y en esa faceta también se muestra más sólido".
Liderazgo. Una de las primeras decisiones que tomó Farías al relevar en su puesto a Páez fue designarlo como capitán, un papel en el que Arango ha crecido desde 2008 hasta hoy. En su ciclo y con los compañeros que tenía alrededor, Páez estimó que no era el momento para darle ese puesto, pero que podía llegar a ocuparlo.
"Su experiencia y la influencia que tenía en el grupo no era la misma de hoy, tenía otros jugadores con recorrido y jerarquía que podían cumplir con ese papel. Pero Juan tuvo paciencia y se ha convertido en un capitán inobjetable. Nadie puede discutir su importancia en el grupo y su imagen como representante de la selección".
La transformación ha sido paulatina: "Lo principal es que no es persona de grandes gestos o palabras, no necesita eso para ser caudillo, lo suyo son grandes acciones. Cuando lo tuve en la selección era casi mudo al inicio, era tímido, pero ha pasado a convertirse en un líder".
Cambios en su juego. En sus años de consolidación en México y España, apelaba a muchas armas en su arsenal ofensivo, una de ellas una gran zancada con la que podía sorprender al arrancar desde el mediocampo. La edad, las demandas de los técnicos y la experiencia han hecho a Arango un jugador menos explosivo ahora, pero mucho mejor en la cobertura de espacios y en el trabajo defensivo.
El entrenador analiza: "Es una evolución que se corresponde con la cultura táctica que ha adquirido. Hoy en día se nota más que sabe correr, no hace movimientos en vano o un esfuerzo que entiende que luego va a pagar. Ha hecho ajustes, sabe cuándo apretar o cuándo esperar, y eso es parte del gran nivel que lo caracteriza hoy".
Fama, exigencia y carácter. La etapa en el Mallorca le valió una fama que también creó exigencia y altas expectativas. En el Gladbach, con menor exposición mediática, el maracayero se ha superado una vez que pasó el complicado período de adaptación a otro país y una liga diferente. En el camino, la percepción de los venezolanos también varió con respecto a sus actuaciones en la selección.
"Son etapas totalmente diferentes. Creció mientras Venezuela pasó de ser cenicienta a sorpresa, fue parte de ese crecimiento. En mi opinión, la exigencia para él ahora es mayor, porque se espera que clasifique al Mundial, pero también creo que está más que apto para este tipo de retos por la madurez que ha alcanzado", explica el merideño, que resalta el carácter de Arango como la clave de su éxito.
"Lo curioso es que no siente la presión que es natural para muchos, siempre está enfocado, y lo mejor es que su carrera internacional lo ayudó a seguir así. Su paso con la Vinotinto en nuestra época permitió que ese talento no se perdiera, como ha pasado con tantos otros en la historia, porque estuvo en una selección que empezó a ganar".
Y en ese crecimiento, Arango y el combinado nacional coincidieron en el tiempo, quién sabe si hasta su primer Mundial de mayores. Es una simbiosis para la historia, como apunta Páez: "Creo que la Vinotinto tendrá siempre mucho que agradecerle, como él también tiene mucho que agradecerle a la selección".
Con aprecio y respeto
Páez conoció a Arango cuando despuntaba como juvenil. "Lo conocía desde joven porque estuvo en la misma camada que Ricardo David, Miguel Mea Vitali y otros de la misma época. Siempre tuvimos una buena relación, con respeto y cariño", cuenta.
De los años de éxitos y exigencias que compartieron en la Vinotinto, recuerda: "Nuestro contacto era muy profesional, había siempre apoyo. También tuvimos algún encontronazo una vez, fue un momento en el que le pedí mayor compromiso con lo que hacíamos, pero fue algo que ahí mismo se superó porque Juan siempre nos respondió".
(Nota escrita para la edición 26/11 de El Nacional)
lunes, 26 de noviembre de 2012
Arango bajo la mirada de Páez
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