"Mira lo flaquito que estaba Héctor", comentan varios de los invitados a la reunión al ver las fotos de archivo de El Nacional, mientras esperan por la llegada de Miguel Cordero y Daniel Nikolac, quienes le estaban dando fin a la práctica del Caracas Sub 17.
En la cancha principal de Cocodrilos, ya estaban sentados y listos para la entrevista Noel Sanvicente, Héctor Rivas, Iván Isea, Alfarabí "Pin" Romero y Alexis Toro. Pronto se sumarían Cordero, Nikolac y el fisioterapeuta Jorge Hernández.
La razón de la reunión y el vínculo entre todos, aparte de trabajar hoy en día en los cuerpos técnicos de las distintas categorías del Caracas, es que formaron parte del extinto Marítimo y esa fuerte amistad creada en aquella época de gloria entre 1986 y 1994 se mantuvo por años hasta propiciar, gracias a la insistencia de Sanvicente, un reencuentro paulatino en el otro gran cuadro capitalino.
Ver las fotos, reunirse para recordar, contar las anécdotas, cambió por completo la dinámica de entrevista cotidiana con los protagonistas. Si en esas gráficas parecía increíble reconocer a algunos de los presentes, la amena charla lo hizo más fácil. Sanvicente, por ejemplo, dejó su usual seriedad en las entrevistas para convertirse en el primer bromista, y volvió a ser, por un par de horas, aquel muchacho tremendo de la década de los 80.
"Uno siempre recuerda la joda, sobre todo con Pin", comenta Noel Sanvicente. "Por eso vemos las fotos con sonrisas de oreja a oreja, porque siempre estábamos echando broma, la mayoría de las veces con él. Algunos del grupo se han alejado pero siguen siendo amigos, y eso es importante. Ahora comparto con muchos de ellos acá, después de haber jugado juntos en el Marítimo. Tenemos otro rol, me he rodeado de esa gente para que me ayude, porque eran disciplinados para el trabajo y tenemos los mismos valores. Pero igual seguimos la joda con `Pin’, que es importantísimo", agrega.
"Chita" aclara la razón: "Es porque `Pin’ se pone bravo siempre, por eso lo molestamos mucho". Y "Pin", fiel al rol que se nota que ha cumplido en esta dinámica grupal por años, responde puntualmente con una bravuconada a cada chiste, pero con el mismo aprecio de antaño por cada uno de sus amigos.
Y así, entre muchas anécdotas, se dio la charla que permite ver cómo este grupo tomó lecciones valiosas de aquellos años para aplicarlas ahora en la formación de talentos en la institución que les ha ofrecido las mayores ventajas para poder lograrlo.
Aquel Marítimo
Entre las historias surgieron muchas bromas que se hicieron entre ellos y a otros personajes no presentes.
-Jorge: Una vez iba a inyectar un antinflamatorio a Luis Marinés, un colombiano. Yo tenía la costumbre de doblar la punta contra el piso, apenas usaba la aguja. Esa vez se me ocurrió mostrársela a Marinés, para que creyera que fue al inyectarlo, y le dije "oye, mira cómo me la dejaste", y se desmayó al verla.
-Rivas: Yo tuve que buscar una vez a Edson Rodríguez en la calle, caminaba dormido. Cuando vi que no estaba en su cama y la puerta estaba abierta, salí casi desnudo a traerlo de vuelta.
-Sanvicente: A Pedro Febles casi le quemamos el bigote después de un almuerzo. Le dimos cigarros explosivos. Y ese sonó más duro que todos.
Como dejan claro, no se trataba sólo del grupo que hoy coincide en el Caracas. "En cada ciudad que vamos, siempre nos estamos encontrando con los amigos", afirma Isea, mientras que Sanvicente comenta: "Es que los portugueses del Marítimo tenían eso, organizaban después de los partidos un bingo o una espetada, estaban las esposas, le daban regalos a los niños en diciembre. Por eso se hizo un grupo muy bueno de 25-30 personas y nos seguimos buscando desde entonces".
Nikolac relata: "Todos acá mantenemos las mismas esposas de aquella época, todos nuestros hijos se conocen y ya son mayores, así que es casi un nuevo ciclo. En eso tuvo mucho que ver Rafa Santana y su esposa, que nos trataron como parte de la familia, y no fue sólo un técnico. Esos valores como personas los mantenemos".
Sanvicente acota: "Es más, Héctor tiene su misma esposa y su mismo segundo frente, que lo tiene ahí al lado (y señala a "Pin", que le responde con fuerza)".
Primero los valores
El coordinador Elio Quintal y el central José Manuel Rey también forman parte de los caraquistas con pasado en el Marítimo. Rey, de hecho, fue protagonista de una de las anécdotas más impresionantes.
-Sanvicente: Rey le debe la vida a "Pin" ¿sabes?
-"Pin": En Bolivia, en su primera Libertadores, a Rey le tocó compartir el cuarto conmigo.
Una noche, Rey entró al baño y de pronto sentí un fuerte golpe en el piso. Cuando fui a ver, él estaba doblado en el piso, y sangraba por el golpe. Yo salí corriendo a tocar la puerta de todos, gritando, y la gente pensó que yo estaba bromeando. Así que volví al cuarto y, cuando llegué, ya Rey estaba morado, con los ojos blancos. Le abrí la boca, no vi la lengua y le metí el dedo para sacársela y ahí fue cuando respiró. Pero entonces mordió duro, me agarró el dedo y empecé a gritar "mamá" y pensaba "nada, el mocho Pin", porque mira (muestra una gran cicatriz, de seis puntos de sutura). Me haló la carne, y cuando me vi el hueso, me desmayé, así que terminamos los dos tirados.
-Nikolac: Rey no se acuerda del momento porque estaba inconsciente, pero conoce muy bien el gesto que tuviste.
-"Pin": Sí, cada vez que me ve. Después yo le pregunté, y me dijo que era que tenía ataques de epilepsia, que tomaba una pastilla cada mañana, pero que ese día se le olvidó.
-Nikolac: Era un muchachito.
"Si alguien se metía con uno de nosotros, era contra todos", asegura Nikolac sobre el espíritu grupal del Marítimo. "En ese tiempo éramos un equipo con una nobleza bárbara, se identificaban con el club, se ayudaban, eran buenos compañeros.
Por eso traje a esta gente al Caracas, nunca me van a traicionar. Siempre fueron leales, todos eran puntuales, además, que es algo muy importante para mí", explica Sanvicente. Agrega el DT: "Son buenas personas, de corazón noble. Les gusta ayudar, vienen de abajo, como uno, trabajan sin importar el tiempo. Por eso he buscado tanta gente del Marítimo, porque sé que van a hacer crecer a esta institución".
La rivalidad con Táchira
En los últimos años la rivalidad entre Caracas y Táchira ha pasado a ser la mayor, pero entre mediados de los 80 y los 90, se vivió una que sentían mucho más los jugadores: Táchira-Marítimo.
-"Pin": En un juego en San Cristóbal, contra Táchira, me mandaron a marcar a Hebert Márquez, que había pasado a jugar con ellos. Es mi pana y se tomó una foto conmigo y todo, antes de comenzar. Apenas iban unos minutos de juego, lo estaba marcando y Hebert se volteó, me dio una cachetada durísima y me mandó al suelo. No me pude controlar después, porque en una jugada le vi la rodilla y le metí un patadón. Me expulsaron a los 15 minutos.
-Sanvicente: ¿Eso fue con Márquez? Él me contó otra cosa. Que le agarraste...
-"Pin": Anda a... Lo peor es que cuando me están botando del juego, veo a Hebert en el piso muerto de la risa. Yo quería matarlo. Rafa Santana me dijo: "Te mando a marcarlo y mira lo que hiciste, no te meto más nunca". Hebert se seguía riendo, lo quería golpear. Y eso que somos grandes amigos.
Si quedaba alguna duda de cómo sentían la rivalidad, en la charla lo confirmaron. "Ellos se asustaban cada vez que nos veían", afirma "Pin". Isea comenta: "Nos veían como monstruos, otros compañeros que fueron allá nos lo decían". Sanvicente dice: "Siempre estuvimos por delante de Táchira. Si quedábamos segundos, ellos eran terceros. Es más, con nosotros, ellos no volvieron a quedar campeones".
La Copa Libertadores, sin embargo, fue la válvula de escape del aurinegro. "Ah, sí, en la copa siempre nos fregaron, ahí se volteaba la cosa", admite "Chita". "Pero la rivalidad era en la competencia, con los jugadores no, mas bien éramos amigos", comenta Rivas. "Nos respetábamos mucho", dice Nikolac.
"La identificación con el equipo en el que jugabas era mucho mayor", dice Sanvicente. "Si te ibas a otro equipo, te decían pesetero, no es como hoy, que es un paso profesional normal", añade.
Preparación ante todo
La voluntad de aprender es algo que todos destacan de sus propias versiones jóvenes y las presentes como entrenadores.
-Rivas: "Chita" era uno de los que más corría, hasta en las prácticas. Había que decirle que parara.
-Nikolac: Driblaba mucho, pero era porque no sabía pegarle a la pelota, jaja. No pateaba penales.
-Sanvicente: No vale, después de un tiempo sí, claro que los pateaba yo.
-Nikolac: La verdad es que la mayoría de los jugadores llegó al fútbol sin una verdadera preparación de categorías menores.
-Sanvicente: Eso sí es verdad. Nadie te puede decir que me preparó, por ejemplo. Yo jugaba beisbol y aprendí en la calle.
Nikolac comenta: "Por esa razón es que nosotros nunca rechazamos a un muchacho de 14 o 15 años a la primera. Pasamos por eso en nuestro tiempo y Sanvicente nos lo recuerda".
"Todos nos preparamos, hacemos los cursos", comenta "Pin". Sanvicente explica: "Algunos de ellos estaban alejados del fútbol, pero los fuimos metiendo poco a poco. `Guaro’ (Toro) estuvo a prueba tres meses, por ejemplo. A `Pin’ le dije `tienes que meterte en esto, si no puedes, no puedes’. A Hebert Márquez también lo quise traer. Sé que todos van a ir aprendiendo, es lo que se busca. Quiero que el día de mañana, cuando alguien me pida que le recomiende a un entrenador, pueda hablarle de cualquiera con los ojos cerrados. El país es el que va a ganar con eso. Son gente del fútbol que pueden dar mucho".
El gran cambio
Todos coinciden en que el fútbol venezolano pasa por su mejor época y apuntan a la preparación física como el punto de partida del cambio entre su era y la actual.
-Toro: Después de una práctica salgo y veo mi carro, un Malibú, dando vueltas en el mercado de Coche. Isea, Héctor y `Zurdo’ se llevaban las llaves y lo usaban para aprender a manejar. Resulta que lo agarraban todos los días mientras los porteros nos quedábamos trabajando aparte después de los demás, que era una costumbre. Sólo que ese día salí temprano.
-Sanvicente: Los entrenamientos de antes eran otra cosa. Yo tuve un entrenador que se paraba encima del abdomen de uno a ver si estaba flojito.
-Nikolac: Era dar vueltas en el Olímpico -Rivas: O correr 18 kilómetros para volver al hotel.
-"Pin": A mí una vez me dijeron que para curarme los raspones después de jugar, que buscara un perro para que me lamiera. En serio.
"El gran cambio lo da la figura del preparador físico que antes casi no existía, y cuando había, no lo dejaban trabajar. El entrenador, antes, era todo", dice Sanvicente. "Pero el fútbol va cambiando, como todo, como el teléfono o la computadora, y el que se queda atrás, hasta ahí llega. Cuando se le dio la confianza al preparador físico, se dio el gran cambio", asegura.
Nikolac comenta: "No sé sabe cuando fue exactamente, si cuando dirigió Ratomir (Djukovic, en la selección) o con Omar Paredes en Minerven, pero se dio. Por eso la FVF y quienes lleven la selección siempre deben reconocer la suma del trabajo de los equipos en los frutos que se consiguen".
Cordero acota: "Yo fui una excepción, de hecho, porque no es común que un ex jugador se convierta en preparador físico".
"Chita" y la organización
En el Caracas, la personalidad y ética de trabajo de Sanvicente ha sido una gran influencia para el desarrollo del equipo.
-Rivas: En un partido estábamos ganando 3-0. Yo estoy jugando en el medio con "Chita" y él viene y me dice "aprieta", y me puse así (haciendo un gesto de apretar con los brazos pegados al cuerpo). Ahí me empezó a gritar de todo, jajaja. Estábamos ganando 3-0, por favor.
"Yo no era así al principio, aunque siempre he tenido carácter y me molestan las injusticias, claro. Pero en el Marítimo, cuando llegué, había caballos. Después sí fui capitán", dice Sanvicente.
Cordero comenta: "Su carácter lo mantiene, y características que tenía, como su polivalencia o su movilidad, trata de inculcárselas a los jugadores". "Siempre fue así, úlcera", afirma "Pin".
"Todos aquí le debemos mucho en lo que somos a Rafa Santana, una de las principales cosas era la puntualidad", dice Sanvicente, para quien el orden es clave. "Fíjate en la foto, todos teníamos los mismos zapatos. Éramos el único equipo que se uniformaba para salir o viajar", afirma "Chita".
"Dentro de la desorganización del fútbol nacional, Marítimo era el equipo más organizado. Como lo es Caracas desde hace años", afirma Nikolac.
"Marítimo nos dio un carácter de institucionalidad también", comenta Cordero. "Era innovador", afirma Nikolac. Sanvicente detalla: "No teníamos que concentrarnos, porque dormíamos en la casa club, había microbuses que iban a buscar a los jugadores. Marítimo le llevaba una morena a todos, en organización, en tener un comité de damas, en jugar con 10 y con una jeva (y señala a "Pin"). En todo".
Los monstruos de la época
Las figuras de los 80 y principios de los 90 reunían tanto o más talento que las de ahora, en opinión del grupo, sólo que para llegar más lejos faltó mejor preparación en general. En el Marítimo tenían ídolos propios y ajenos.
-Sanvicente: Pedro Acosta, por ejemplo, era una bestia, siempre era el primero en las vueltas. Pero nosotros lo fastidiábamos mucho por eso. Arrancaba yo, y como él no quería que le ganaran, aceleraba. Pero cuando yo me cansaba, arrancaba otro y así, hasta que el tipo se fundía y lo que quería era pegarle a uno, jaja. Es que era un monstruo y nosotros éramos flaquiticos.
-Isea: Un día, Acosta se había comprado un carro. Tomamos las llaves, se lo movimos del puesto y esperamos para ver su reacción. Cuando salió lo que vio fue un camión de frutas que se había parado en el mismo puesto. En otra ocasión, le metimos una piedra grandísima, una laja, en su maletín.
-Toro: Eran bolsos de doble fondo.
-Isea: Pedro cargaba sus cosas igual, con la fuerza que tenía, y así pasó tres meses, hasta que su esposa le fue a lavar el bolso y le dijo "¿qué cargas tu aquí?", y descubrió la piedra.
-Sanvicente: Pero él también echaba bromas, no creas. Imitaba llamados de parlantes.
-Jorge: En un vuelo llamó a Gonzalito (Rafael González, médico del club) a la cabina del piloto.
"Eran peleas de hermanos, al día siguiente no había pasado nada", comenta Nikolac sobre las bromas que se jugaban. Acosta, como otros, era reconocido como un jugador diferente. "Si comparas a los grandes jugadores de aquella época con los de ahora, ves que la diferencia es la preparación. Hombre por hombre, puedes comparar a Stalin Rivas con Juan Arango y que diga la gente cuál fue mejor. O Hebert Márquez con Giancarlo Maldonado. Jugadores como William Méndez o Sanvicente en el medio, Laureano Jaimes en la contención, o Acosta como central. Creo que la diferencia ahora es que hay más por cada puesto", analiza.
Presión interna
En aquel Marítimo, la fortaleza de la base del grupo ayudaba a meter en el carril al que llegara.
-"Pin": Un día en el Brígido, jugamos el "Lobo" Caraballo y yo en la contención. El uruguayo, (Juan Ramón) Carrasco, nos decía "ustedes no saben jugar, aquí la estrella soy yo, así que agarran esa pelota y me la dan".
En el partido, me llegó un centro desde una banda y le di por pegarle. Cuando lo hice, con el balón todavía en el aire, Carrasco me gritó: "¿Qué hacés animal? Menos mal que esa pelota se metió. Igual salí corriendo, la gente pensó que era sólo porque estaba celebrando, pero era que los demás me querían agarrar. Cualquiera pensaría que Carrasco y "Pin" estaban enemistados. "No vale, si casi eran compadres", dice Sanvicente.
"Es que vio cómo era el grupo", dice Nikolac y explica: "Nadie podía llegar y andar por las nubes, creerse más. Ese salía volando. Carrasco y muchos otros entendieron eso y se adaptaron".
Días atrás, cuando Sanvicente comentó sobre los 15 años de Rey en la Libertadores, lo puso como ejemplo de una rápida adaptación al Marítimo por su carácter aguerrido y Nikolac lo corrobora para el resto: "Era así, para entrar tenías que ser de los que i b a y chocaba. Los entrenamientos entre nosotros eran los más fuertes". Acota Rivas: "Esos partidos internos eran más duros que los partidos contra los rivales. Eran a muerte".
Lecciones de madurez
Ahora como entrenadores, los errores de su juventud se convierten en enseñanzas para poder compartir con los jóvenes del Caracas.
-Toro: En una concentración, Hebert Márquez se lanzó desde una terraza a la piscina. Entonces llega su compadre (y señala a Sanvicente) y para seguirlo hizo lo mismo, pero en vez de lanzarse con impulso hacia adelante, como Hebert, brincó hacia arriba y no cayó a la piscina.
-Sanvicente: Caí en el cemento, agachado. Casi me rompo el tendón de Aquiles. Pasé un tiempo sin poder jugar.
-Nikolac: Casi cae encima de una vieja. "Pin" hizo lo mismo una vez, pero a casi tres pisos de altura, y entró a la piscina, sólo que pasó a 30 centímetros del filo de la piscina. Era para matarse.
Para ilustrar lo aprendido, Nikolac pone como ejemplo su personalidad, debido a su historia de diferencias con autoridades, entre ellas la FVF: "Para trabajar en esto lo pensé, porque si pasé tantos problemas en el fútbol por las cosas que se hacían mal, supuse que me la pasaría ahora en discusiones con los directivos. Desde que era jugador me etiquetaron como conflictivo". "Lo eres", le replicaron algunos de sus amigos, entre risas.
"Pero fíjate que ahora uno busca hacer el mejor trabajo posible, sin cometer los errores de antes", comenta Nikolac y agrega: "Es un asunto de madurar. En mi caso, es tratar de no ser conflictivo, no interferir sino ayudar en el desarrollo de un equipo como Caracas, que en Venezuela es una referencia que muchos quieren copiar. Para nosotros, mantener eso es muy importante".
Como también ha sido importante para ellos mantener la amistad, la fortaleza grupal, los valores de trabajo y, como diría Sanvicente, "la joda con Pin".
Mira las fotos
Apenas la mención del contenido del sobre era suficiente para generar la reacción. "Para ver", dijeron todos, ansiosos por recordar sus tiempos de jugadores. Sanvicente no tardó en bromear sobre su excelente capacidad de salto, mientras que todos notaron lo delgado que solía ser Rivas. "Aquí le estabas echando broma a Pin", le acotan a "Chita" al ver otra gráfica. Sanvicente recuerda: "Muchas veces, para viajar, nos uniformaban con flux, un flux marrón, jajaja, no hay nada más ordinario". Jesús Gómez se quedó rezagado tras la práctica y al pasar por el círculo nostálgico, dijo: "¿Y esas fotos?". Sanvicente le replicó: "Mira, Pulga, en esta época tú andabas en pañales". Gómez respondió con ironía: "Ah, entonces es cierto lo que me dijeron, que el 'Oso' (Rivas) jugó fútbol". No sólo recuerdan los triunfos de antaño. Cuando “Chita” ve una foto de las últimas versiones del equipo, acota: “En esta época sí costaba ganar un juego”.
"Chita" los reúne
Con la excepción de Jorge Hernández, quien llegó como fisioterapeuta al Caracas hace 12 años, todos los demás presentes en la reunión fueron reclutados por Sanvicente, quien desde el 98 pasó a laborar en la institución en la que se retiró como jugador. Desde la asistencia en categorías menores hasta la dirección técnica del primer equipo, "Chita" ha sido uno de los principales impulsores del sistema de formación y desarrollo del cuadro rojo. En el camino ha logrado reencontrarse con sus ex compañeros. Héctor Rivas es su asistente y lleva cinco años en el Caracas; Miguel Cordero ejerce como preparador físico de las categorías Sub 17, Sub 20 y Segunda, y llegó hace cinco años; Iván Isea labora como asistente del equipo de Segunda y del Sub 20 (cuatro años); Daniel Nikolac es entrenador de la Sub 17 (dos años); "Pin" Romero es técnico en la categorías infantiles y el selectivo Sub 16 (nueve meses); y Alexis Toro es preparador de porteros en todos los niveles (seis meses).