¿Se imagina que Venezuela tenga que luchar por un cupo al
Mundial contra Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Uruguay y Ecuador y solo
haya cuatro cupos disponibles? Más que un ejercicio de imaginación parece una
pesadilla, pero una muy real que podría vivirse pronto.
La discusión sobre la posible modificación de los cupos por
confederaciones para el Mundial Rusia 2018 ha comenzado. Joseph Blatter ha reiterado
su intención de dar más cupos a África y Asia, y más allá de ser otro
movimiento político por la importancia que siempre le ha dado el presidente de la FIFA a los votos de esos
continentes, es también una amenaza directa a UEFA y Conmebol.
En este cambio es claro que la principal perjudicada sería
la región suramericana, que estuvo cerca de perder un cupo para el Mundial
Brasil 2014, por tener al anfitrión clasificado de manera automática, pero que
sin embargo pudo sostenerlo con esfuerzo para tener el año que viene una
verdadera fiesta continental.
La posibilidad temida por otros y anhelada por la Conmebol era que el cupo
automático y el repechaje se unieran a los cuatro boletos directos para tener
en Brasil a un total de seis selecciones. En las manos de Uruguay está la posibilidad de que seis de
las diez representaciones de esta zona participen en la cita, un porcentaje
inusitado y, lamentablemente, imposible de sostener.
Lo peor es que Rusia 2018 podría ser el pase de factura por
dejar que Conmebol tuviera una fiesta suramericana en Brasil. Es por eso que
Venezuela entera lamentó con gran dolor que se dejara escapar esta gran
oportunidad de ser uno de los cinco mejores de la tabla cuando apenas había
nueve países en disputa.
El seleccionador César Farías restó importancia a la
ausencia de Brasil en la eliminatoria como posible beneficio para Venezuela. Lo
era. En realidad, era un beneficio para todos los participantes,
obviamente. No es igual que haya cinco puestos para diez selecciones que cinco
puestos para nueve; las probabilidades de éxito (de todos) aumentan.
Incluso se podría argumentar que Brasil era un obstáculo
mayor para la clasificación porque el resto de los combinados suma más puntos
contra ellos que la
Vinotinto, que apenas ha podido obtener un empate ante esta
selección en eliminatorias; por tanto, tenerlos en la pelea era también una
desventaja competitiva.
Pero la clave es el número de cupos. El camino a Rusia 2018
será complicado con el retorno del scratch, pero aún más si la FIFA le quita el repechaje a la Conmebol. Cuatro cupos para repartir entre diez selecciones sería en
verdad una pesadilla y la
Vinotinto se vería obligada a dar un salto cualitativo
notable en menos de cuatro años para cerrar rápido la brecha actual.
Es cierto que el aficionado venezolano no puede someter a la
selección a exigencias tan grandes, si se trata de un logro que nunca se ha
obtenido. A veces las palabras de los protagonistas crean esa expectativa, como
le ocurrió a Farías luego de vencer a Colombia o a Rafael Dudamel con la sub-17
al mencionar la ambición de ganar el Mundial. Pero fueron los hechos los que
alimentaron la ilusión: la selección de mayores tuvo en las manos, al menos
hasta caer contra Uruguay en Puerto Ordaz, la real posibilidad de conseguir un
cupo. La sub-17, aunque no tuvo suerte en Émiratos Árabes, ya había superado lo
previsto con la clasificación al Mundial.
Así que más importante que cuestionar las palabras es
entender las condiciones de juego y cómo superarlas si se tornan adversas. Y si
la FIFA recorta
los cupos a la Conmebol
habrá que olvidar los lamentos de esta eliminatoria y aceptar el inmenso reto
que vendrá.
(Columna escrita para la edición del 27/10 de El Nacional)